Así utiliza la COPE a Carlos Herrera como detergente de empresas comprometidas 

«Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. El resto son relaciones públicas». Esta frase del maestro George Orwell podría resonar en la cabeza de Fernando Giménez Barriocanal, al que en su día no le tembló el pulso a la hora de relevar en COPE a Federico Jiménez Losantos, enemistado al alimón con la práctica totalidad de la clase política, con Zarzuela y con un amplio sector del obispado.

Con este relevo se agudizaron los problemas de la emisora episcopal, que entre 2011 y 2015 sumaría pérdidas por valor de 16 millones de euros tras un fallido pacto con ‘El Mundo’. Porque para cubrir la pérdida de oyentes que conllevó al salida del turolense, Barriocanal desenfundó la chequera en tres ocasiones: en 2010 fichaba a medio centenar de profesionales procedentes del área de deportes de la SER, encabezados por Paco González y Manolo Lama. Ambos locutores contaban con un sueldo anual de 1,8 millones de euros, tal y como publicó ‘El Confidencial’, con un montante total del equipo de 11 millones de euros.

A finales de 2012 la COPE firmó un acuerdo con Vocento que supuso el acta de defunción de Punto Radio, cuya estructura de postes se integraba en la emisora episcopal a cambio de un acuerdo económico que supone unos ingresos a la editora de ABC de 6 millones de euros anuales. Y en 2015 Barriocanal incorporaba a Carlos Herrera, quizás el profesional mejor pagado de la radiodifusión española en la actualidad con una facturación anual de 8 millones de euros, de los que por supuesto hay descontar los gastos de su equipo habitual y colaboradores.

A estos números se les sumó el desastre en el que se ha convertido 13 TV, cadena que vive un incesante goteo de bajas tras haber perdido desde su fundación 73 millones de euros. Cierto es que la cadena consiguió al fin la ansiada licencia gubernamental, pero este verano se conocía el adiós de Alfredo Urdaci, María Pelayo, Nieves Herrero o David Alemán, síntoma de que el ahorro del alquiler de la licencia no es suficiente para compensar los exiguos ingresos del canal. Mientras Barriocanal ejecutaba los citados dispendios la plantilla de la emisora sufría recortes, revertidos en una pequeña parte en los últimos meses tras haber logrado COPE unos números negros de 4 millones de euros en 2016. Beneficios que se estima que crezcan para este ejercicio, eso sí, descontando el bonus extra que cobrará Vocento por una cláusula que les reportará unos beneficios ligados al crecimiento de oyentes del grupo. Barriocanal busca encauzar las cuentas de COPE, algo que no debiera ser demasiado difícil para él como vicesecretario general de Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal. Y lo hace con la publicidad convencional y con «los bolos» de Herrera, visitador de la planta navarra de Wolkswagen en octubre de 2016.

El locutor almeriense no se cortó en parabienes con una empresa que sufrió multas de más de 4.000  millones de euros por haber instalado ilegalmente un software para burlar los controles técnicos de 11 millones de vehículos de motor diésel, que emiten 40 veces el límite legal de óxidos de nitrógeno. Según el portal especializado PR Noticias, COPE «alquilaba» a Herrera a cambio de 85.000 euros con notas de prensa, campaña publicitaria previa, difusión en redes sociales y entrevista, suponemos que amable viendo el montante del masaje. El mismo medio desvelaba hace unos días el enfado sindical dentro de AENA por las constantes visitas de Herrera a sus instalaciones, cuatro entre 2015 y 2016. El asunto llegó al Senado y las cifras que ha pagado una empresa con mayoría accionarial en manos públicas alarmaron: más de 145.000 euros. Es cierto que los sindicatos insinuaban que los aguerridos editoriales en los que Herrera defendía a AENA en pleno caos veraniego en el aeropuerto de Barcelona-El Prat estaban motivados por el provechoso negocio de COPE, que como vemos instrumentaliza a su estrella como detergente para lavar la imagen de empresas con problemas de reputación.