¿Por qué personas como Bill Gates, Jeff Bezos o Mark Zuckerberg son tan ricos? Sí, son grandes empresarios, y tuvieron las ideas correctas en el momento adecuado. ¿Más importante aún? Cuando sus negocios triunfaron, gran parte de su capital estaba invertido en acciones.
La renta variable es la forma más arriesgada de mantener los activos. Es la más volátil y es la primera en esfumarse si una empresa va a la quiebra, pero también generan, en teoría, ganancias infinitas. Por supuesto, las mayores riquezas existentes se han labrado a través de incursiones en la Bolsa.
Pero los grandes pagos a otros accionistas también son responsables de gran parte del aumento de la desigualdad en la riqueza. En 1980, el 5% de los estadounidenses poseía la mitad de la riqueza del país. En 2012, eran casi dos tercios.
Las personas más acaudaladas tienden a poseer la mayor parte de su dinero invertido en acciones
¿Por qué la riqueza se ha concentrado de tal forma? Una razón es que la desigualdad de los ingresos ha aumentado. Quienes ganan más dinero, ahorran más y construyen su riqueza. El impuesto inmobiliario, que actúa en contra de la transferencia intergeneracional de la riqueza, ha disminuido, aún cuando ha caído la posibilidad de hacer crecer los ingresos. Esto significa que la acumulación de riquezas por ingresos de generación en generación, es menor. Además, quienes ganan más, tienden a ahorrar más que la clase media, lo que aumenta la brecha entre la tasa a la que los dos grupos construyen su riqueza.
Pero esto es solo parte de la historia. Hay otro factor que a menudo se pasa por alto: quién es el propietario de qué activos financieros. La gente acaudalada tiende a poseer la mayor parte de las acciones en la economía. Cuando el negocio lo hace bien, los ricos cosechan beneficios desproporcionados.
Hay al menos dos investigaciones que ponen de relieve este hecho. La primera es de Laurent Bach, Laurent Calvet y Paolo Sodini. En lugar de mirar hacia los Estados Unidos, observan a Suecia, dado que este gobierno tiene más precisos respecto a los activos de los ricos. Del año 2000 al 2007, encontraron que la clase media en realidad no lo hizo tan mal, a pesar su propensión a invertir en bonos y no tanto en acciones, cuestión que los ricos voltean porque son capaces de asumir más riesgos.
Pero hay una razón adicional para determinar por qué los ricos salen adelante, a pesar de no ser siempre especialistas en finanzas. La clase media suele poner parte de sus ingresos en inversiones inmobiliarias, cuyos retornos son más bajos que los ofrecidos por las acciones.
Tras el colapso de la burbuja inmobiliaria, las acciones se recuperaron con más fuerza que las propiedades
Probablemente esta sea una ley fundamental de la economía: siempre y cuando los seres humanos encuentren formas productivas de usar los recursos, las empresas ganarán valor en relación con la tierra y otros recursos naturales. Al verter sus recursos en inversiones inmobiliarias, la clase media sueca apostó por la tierra, mientras que los ricos apostaron al ingenio. A largo plazo, el último tiende a ganar.
La segunda investigación fue realizada por el economista Edward Wolf, economista de la Universidad de Nueva York, quien sostuvo que los ricos tienen menos dinero en sus casas y más en acciones.
En términos generales, los más acaudalados poseen su fortuna en forma de papeles de renta variable, mientras que la clase media está limitada por el lento crecimiento de la riqueza de la vivienda.
Wolff encuentra, como era de esperar, que el colapso de la burbuja inmobiliaria exacerbó la desigualdad de la riqueza, porque las acciones se recuperaron con más fuerza que las propiedades inmobiliarias.
Por lo tanto, la concentración de la propiedad de acciones es una gran razón para la desigualdad de la riqueza. ¿Cómo pueden los políticos ayudar a combatir esta tendencia?
Una forma consistiría en alentar a la clase media a poner más de su dinero en el mercado de valores y menos en la vivienda. Finalizar o limitar la deducción del impuesto hipotecario, como algunos plantean, ayudaría a que las personas alquilen sus hogares. La liberación de ese gasto les permitiría comprar acciones o hacer planes de ahorro para la jubilación.
Los fondos soberanos pueden distorsionar las decisiones corporativas o hacer que las industrias sean menos competitivas
Una solución más radical pasa porque el gobierno posea acciones directamente y distribuya los ingresos a los ciudadanos. El Banco Central de Japón lo hace a través de inversiones en renta variable para estimular la economía. Otra idea sería activar un fondo soberano de los Estados Unidos, como sugirió el economista Miles Kimball. Este fondo tomaría participaciones minoristas en títulos, no sólo de los Estados Unidos, sino de otros mercados, y distribuiría los ingresos como el Gobierno considere.
El peligro de estos programas es que pueden distorsionar las decisiones corporativas o hacer que las industrias sean menos competitivas, pero si el gobierno solo toma una participación minoritaria y no ejerce derechos de voto, los inversores privados seguirían teniendo las riendas.
Una cosa es segura: si los Estados Unidos quieren impedir que la distribución de la riqueza se vuelva cada vez más desigual, tendrán que encontrar una forma de distribuir más ampliamente los beneficios ofrecidos por la posesión de acciones.