No una, sino tres posibles tormentas amenazan con inaugurar a finales de este mes la temporada de huracanes en el océano Atlántico, debido a las altas temperaturas oceánicas que se han estado registrando durante los durante los últimos días.
La temporada, que se extiende de junio a noviembre en el área que va desde el Mar Caribe hasta la costa oeste de África, ha tenido este año una actividad por encima del promedio. Pero, según las estadísticas, las tormentas con capacidad de causar mayores daños se originan con mayor frecuencia desde finales de agosto hasta principios de octubre.
Las cálidas temperaturas oceánicas son la sangre de los huracanes.
“Este año, las aguas del Atlántico tropical son las terceras más calientes de las que se tiene registro desde el año 1950, por lo que es una tendencia alcista para la actividad (climática)”, ha dicho el jefe de The Weather Company en Massachusetts, el meteorólogo Todd Crawford. Las cálidas temperaturas oceánicas son la sangre de los huracanes.
Mientras que los fenómenos que pueden retrasar el desarrollo de las tormentas, como la cizalladura del viento y el aire seco del Sahara, son poco pronunciados en este momento.
Las tormentas tropicales del Atlántico suelen causar estragos en las instalaciones de producción de gas natural y de petróleo en el Golfo de México. Las plantaciones en el estado Florida también son vulnerables, lo que suele causar mella al ser éste el mayor productor mundial de zumo de naranja, detrás de Brasil.
Siete tormentas han recibido un nombre y dos de ellas se han convertido en huracanes.
Hasta el momento, siete tormentas han recibido un nombre y dos de ellas se han convertido en huracanes. De acuerdo al promedio, el segundo huracán no se forma sino hasta el 28 de agosto y la séptima tormenta sólo aparece después del 16 de septiembre, lo que da muestra de cuán intensa es la actividad climática del período. Cada tormenta que se genera recibe un nombre cuando sus vientos alcanzan los 63 kilómetros por hora.
Se esperan huracanes de categoría 3
El fallecido Bill Gray, quien fue pionero en los pronósticos estacionales de huracanes, solía caminar cada 20 de agosto por las oficinas del equipo de predicciones de la Universidad Estatal de Colorado sonando una campana, para hacerle saber a sus colegas que el pico de la temporada había llegado.
Las tormentas que se desarrollan en esta época del año son históricamente las más fuertes y se ubican en la categoría 3, o superiores, de la escala de Saffir Simpson de cinco pasos. Incluso, Jeff Masters, cofundador de Weather Underground en Michigan, ha dicho que suele ser “raro ver un huracán que no se haya formado causa de un ola tropical formada en la costa de África”.
Cada tormenta que se genera recibe un nombre cuando sus vientos alcanzan los 63 kilómetros por hora.
A principios de agosto, la Universidad Estatal de Colorado elevó su previsión estacional de 15 a 16 tormentas nombradas. Mientras que la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica llevó la cifra a 19, a medidas de mayo pasado.
En los últimos 15 años se han visto en promedio 10 tormentas, seis huracanes y tres sistemas principales, desde agosto hasta el término de la temporada. De acuerdo a Crawford, aunque “estos niveles parecen razonables”, podrían ser muy bajos de cara al futuro.
En cuanto a Masters, él no está preocupado por el calentamiento de las aguas en el océano Atlántico. A su juicio, el huracán Gert perderá eventualmente su poder tropical mientras hace su viaje a Irlanda y a Reino Unido durante principios de la próxima semana. Las tres posibles tormentas “no levantan alarmas conmigo”, ha asegurado.
Probabilidades de tormenta
El primer sistema cerca de las Antillas Menores tiene 80% de probabilidades de convertirse en tormenta durante los próximos dos días, según lo ha dicho el Centro Nacional de Huracanes. El segundo tiene 60% de probabilidades y el tercero, cerca de Cabo Verde, 40%. Crawford ha indicado que aún no debe descartarse ninguna tormenta, especialmente porque en África hay “un mejor ambiente para el desarrollo de huracanes”.
El sistema cercano a las Antillas tiene 80% de probabilidades de convertirse en tormenta.
La actividad climática también está siendo acelerada por un patrón global llamdo la Oscilación Madden-Julian, que hace las condiciones aún más propicias para que las tormentas se desarrollen. De todas maneras, esto podría cambiar para inicios de septiembre. “Esperemos que se dé un entorno más favorable, por lo que el pico de la temporada pudiera no ser tan intenso como de costumbre”, ha comentado Crawford.
En corto plazo, nada de esto representa una amenaza para los Estados Unidos. Lo que sí se espera que es las tres posibles tormentas generen atrasos en el transporte de petróleo alrededor del Atlántico y en el Golfo de México, ha advertido Phil Fynn, analista de mercado en Price Futures Group. Pero todo esto también tiene un lado positivo, ninguno de los eventos climáticos pronosticados para esta temporada le quitará visibilidad al eclipse solar que tendrá lugar este lunes 21 agosto.