No están demasiado nerviosos en Repsol con la posibilidad de que el vehículo eléctrico pueda afectar a sus cuentas. Las estimaciones de la petrolera sostienen que hasta el año 2030 este tipo de coches no van a estar generalizados en nuestras carreteras y, por tanto, no será hasta entonces cuando pueda tener un impacto en sus cuentas.
Aun así, la compañía presidida por Antonio Brufau, se prepara ya para ir haciendo pruebas de lo que pueda venir. Se trata de un proyecto en algunas estaciones de servicio en el País Vasco que es posible que «en los próximos meses se pueda expandir», según el director financiero, Miguel Martínez. En cualquier caso, los números de Repsol dicen que esa transformación en la forma de desplazarse de los usuarios no va a afectarle en gran medida. «Sólo el 25% de nuestro producto está ligado a los vehículos», dijo. El resto de los productos de refino se reparten en otros medios de transporte como camiones, barcos, aviones o en productos químicos.
Eso sí, Martínez afirma que Repsol «estará» en ese proceso de electrificación de los automóviles. Un proceso en el que «no necesitaremos grandes inversiones». Para el CFO la petrolera está sobradamente preparada porque «tenemos las mejores localizaciones», que es lo importante. Es decir, el plan trazado por Brufau es mantener su actual estrategia: que las estaciones sean cada vez más multiproducto y ofrezcan distintos servicios a sus clientes.
Larga vida, por tanto, al crudo en el automóvil vienen a decir en Repsol. Algo de razón tienen, habida cuenta de que en estos momentos el coche eléctrico tiene una cuota del 4,4% según datos de ANFAC. Es decir, que tan sólo hay circulando por nuestras carreteras unos 30.000 vehículos de este tipo.
El crudo, un dolor de cabeza
Así que, por ahora, la petrolera seguirá dependiendo del precio del crudo que sigue de capa caída. En estos momentos cotiza en los 51 dólares el barril, por debajo del precio medio previsto en el presupuesto de la petrolera: 55 dólares el barril. El CFO de Repsol quita importancia al asunto y confían en que en los próximos meses el precio vuelva a subir.
Pese a todo, Brufau consigue buenos resultados. En concreto, gana 1.056 millones de euros, lo que supone una subida del 65% respecto al mismo período del año anterior. También ha conseguido reducir la deuda hasta los 7.477 millones de euros; lo que supone un 36% menos. Con estos alicientes la compañía confía en recuperar el máximo grado de inversión por parte de Standard and Poors; lo que le permitiría plantearse la eliminación del serio-dividend. Algo a lo que Martínez «no cierra la puerta, aunque depende de lo que estime oportuno el Consejo de Administración».