Los gastos del AVE duplican los ingresos

Los costes operativos del AVE suben a la misma velocidad con la que viajan sus trenes. En 2013, la red de Alta Velocidad supuso más pérdidas que ganancias, incluso las duplicaron. Es decir, que mientras los ingresos apenas llegaron a los 554 millones de euros el gasto alcanzó los 1.256 millones de euros, un 126,73% más.

El tren es el modo de transporte más subvencionado por las Administraciones Públicas. Los 880 millones de euros que recibieron en 2013 fueron casi el doble de la que recibieron las carreteras, el aéreo y el marítimo en su conjunto. La suma de estos tres apenas superaron los 530 millones de euros.

La partida podría equipararse a la suma de dichas subvenciones, pero en esta ocasión la realidad no supera a la ficción. Supongamos que dividimos los 880 millones entre los cuatro sectores de pasajeros del ferrocarril (AVE, Larga Distancia, Media Distancia y Cercanías), saldría a una porción de 220 millones a cada uno. Es decir, que los ingresos del AVE alcanzarían los 774,35 millones de euros. La cifra sigue estando por debajo de los costes, exactamente un 38,39%.

La rentabilidad del AVE no es algo compensatorio. La estación de Atocha (Madrid) era en 2014 la que tenía un mayor tráfico de pasajeros que cogían trenes de Alta Velocidad. En concreto, 13,68 millones de personas salían o llegaban a dicha estación cada día. Las siguientes eran las de Barcelona y Sevilla. De esta forma, las líneas con mayor número de viajeros son las que unen la capital de España con esas dos ciudades. En la línea Madrid-Barcelona transportó 5,6 millones de pasajeros.

ave Merca2.es

Las cifras no son alentadoras, son todavía peores. A día de hoy no se han recuperado los costes de inversión. Se necesitarán años para ello. De este asunto se hace eco el informe presentado hace dos años en Fedea y el cual afirma que la línea que une Madrid y Barcelona – la que transporta más viajeros – recuperará sólo un 46% de los costes de inversión a largo plazo.

Pero el AVE no es la única red de ferrocarril que no es rentable, el déficit operativo se expande a otros campos del sector. El conjunto de la red ferroviaria ingresó 3.808 millones de euros en 2013 mientras que los gastos de dispararon a la misma velocidad que el AVE hasta los 6.342 millones. Es decir, que el modo ferroviario presenta un déficit operativo del 40%. Y eso a pesar de haber transportado 466 millones de viajeros en 2013 y haber tenido una ocupación media del 73%.

Menos rentables son todavía el resto de líneas. En 2013 ingresaron 241 millones de euros y gastaron 2.073 millones, es decir, un 756.97% más.

Ninguno cubre costes

La línea de ferrocarril no es la excepción que confirma la regla. El profesor de la Universidad de Alicante, Armando Ortuño, no duda en afirmar que “ninguno de los modos de transporte cubren sus costes”, y es verdad.

Terrestre, aéreo y marítimo, todos suponen unos costes mayores que los ingresos. La mayor diferencia, y la más grave, se encuentran en el modo aéreo. Los costes de este medio de transporte alcanzaron los 11.562 millones de euros en 2013 mientras que los ingresos solamente supusieron la cifra de 3.644 millones de euros.

Ningún medio de transporte cubre los costes

En el caso de la carretera también hay una importante diferencia. Al igual que sucede con el ferrocarril, duplica la cuantía. De tal forma, mientras que en 2013 la red de carreteras generó unos costes de 22.433 millones de euros los ingresos se quedaron en 11.067 millones de euros. Eso a pesar de ingresado casi 10.000 millones en materia de impuestos y más de 1.500 millones a través del pago en peajes.

El marítimo es el que presenta la menor diferencia en términos de operabilidad. También es el que maneja una menor cuantía de dinero. Es que la diferencia entre los costes que genera y los ingresos que obtiene no alcanza el 10%. Es tal así que en 2013 obtuvo unos ingresos de 930 millones de euros y sólo generó un gasto de 1.017 millones.

Y es que los medios de transporte no llegan a rentar. Los costes que producen son mucho más elevados que los ingresos que generan. En algunos casos, como ocurre con los trenes, reciben una elevada subvención para poder llegar a los pueblos más remotos. Buscar una solución que rentabilice los transportes es algo vital para no seguir derrochando dinero.