¿Los saudíes de Blanco son unos estafadores? Pues puede ser que sí

El cierre de la cadena de moda Blanco va a traer cola. Y si no, al tiempo. Será la Audiencia Nacional la que tenga que dirimir la cuestión a raíz de una querella presentada por la Plataforma de Afectados Blanco. Sin embargo, sobre la mesa de su señoría estará también un auto del Juzgado de Primera Instancia de Alcorcón. En él, según la documentación que obra en nuestro poder, la magistrada detecta un «presunto delito de estafa». Sin embargo, considera que dada la pluralidad de los afectados, es a la Audiencia a quien compete pronunciarse.

Un Auto en el que, además de la estafa, se habla también de otros presuntos delitos de «alzamiento de bienes e insolvencia punible» en las operaciones mercantiles durante la transmisión del grupo Blanco. Unos hechos que se remontan al año 2015 cuando Global Leiva (matriz de las tiendas) fue vendida por sus propietarios (la empresa Alhokair) al fondo AC Modus para -poco después- presentar el concurso de acreedores «en claro perjuicio para sus trabajadores y deudores».

Un poco de historia

El origen de todo se remonta al año 2013 cuando el Grupo Blanco -en concurso de acreedores- fue vendido al grupo saudí Alhokair. En esa transacción esta compañía se quedaba con las marcas del grupo que, después, eran operadas por una sociedad instrumentada denominada Global Leiva. Una compañía que nacía con un capital de poco más de 3.600 euros y que requirió de una inyección de dinero para continuar sus operaciones. Ese decir, asumir la compra y distribución de productos, así como el pago de las nóminas.

¿Y cómo logró empezar a operar? Según relatan fuentes conocedoras del proceso ese capital llegó por la vía de préstamos participativos. En total, 45 millones de euros que elevaron los costes financieros y el pasivo de la sociedad. Es decir, que la sociedad estaba en la quiebra desde el momento de su creación.

La cadena inició en 2010 su expansión, pero no pudo seguir adelante por la caída de ventas registrada en el sector

Así que dos años más tarde, en 2015, se presenta el primer concurso de acreedores para Global Leiva, la sociedad que opera la marca Blanco. Un momento en el que, además, se logra que la empresa deje de estar bajo el paraguas del grupo saudí Alhokair. De este modo, se evita que la matriz tenga que hacerse responsable; y deja funcionando sola a  una empresa con notables problemas económicos. Sin embargo, los acreedores y empleados de la firma aseguran que la relación de grupo se mantenía, dado que la mayor parte de sus directivos eran pagados directamente por Alhokair y no por Global Leiva. Señalan, en concreto, que la «administración de la sociedad» dependía del grupo saudí.

En medio de este primer concurso y el último que ha derivado en el cierre, Global Leiva es vendida al fondo AC Modus. Sin embargo, el nexo de unión entre ambas empresas es patente dado que comparte como consejero al Presidente de Alhokair. Una operación en la que pone sus dudas el juzgado de Alcorcón; máxime teniendo en cuenta que las deudas acumuladas por la empresa superan los 133 millones de euros. 

Los problemas económicos han acompañado la historia reciente de la cadena de moda. Sólo en 2015 Blanco cerró con más de 21 millones de euros en pérdidas. Sin embargo, la marca ahora cerrada, podría volver a operar si AC Modus quisiera. El fondo se ocupó de dejarlas bajo su paraguas en la compra a sus propietarios en 2013. La cadena, fundada en los años 60 por Bernardo Blanco Soalana, abrió a primera tienda en Bilbao. Fue en 2010 cuando empezó el proceso de expansión; sin embargo, fue la piedra en el cuello que la llevó al ahogamiento definitivo tres años más tarde.