Simply (Auchan): Comida estropeada a la venta en el puente de San Isidro

Me considero un firme defensor de la apertura en domingos y festivos de las superficies comerciales. Es cierto que para muchos trabajadores es una putada, ya que algunas empresas han optado por incorporar la obligatoriedad de la apertura esos días como parte del horario laboral. Es decir, que no se cobra como un extra el trabajar durante esos días. También entiendo las críticas surgidas por parte de los pequeños comerciantes cuando dicen que sólo las grandes superficies pueden aguantar el tirón. Sin embargo, desde el punto de vista del consumidor, es perfecto poder ir a comprar un domingo o un festivo.

Madrid, gracias a Esperanza Aguirre, esa diva del neoliberalismo que dicen algunos, es el modelo a seguir por muchas Autonomías; aunque parece que ahora algunos se han propuesto darle la vuelta al asunto y empezar a limitar las aperturas. Y qué quieres que te diga, a veces uno se para a pensar, y dice… Pues a lo mejor no estaría del todo mal darle la vuelta, porque a algunas cadenas se les ha ido de las manos. Ahora te explico el por qué del razonamiento, porque lo vas a entender muy fácilmente.

¿Nunca te ha pasado necesitar algo un festivo? Pues sabrás lo que es tener que bajar al supermercado a por algo de fruta, o a por leche, o yogures. Y eso es lo que hice el pasado día 15. Bajar al Simply de la esquina de mi barrio a hacer unas compras. Y qué quieres que te diga; el panorama fue desolador. Una tienda “asolada” en el que el mostrador del pan – que está nada más entrar- ya era un anticipo de lo que estaba por venir, dado que muchas secciones del supermercado presentaban enormes carencias de productos.

IMG 5433 Merca2.esUn supermercado casi vacío, en el que los productos más básicos –especialmente de frutería y carnicería- estaban agotados porque no se habían repuesto desde el sábado -último día de apertura-. Y en el que la falta de personal era más que evidente: tan sólo una persona de cara al público para hacer todas las tareas propias de un súper: controlar las cajas –que ya son todas de autopago-, reponer, atender las consultas de los clientes, etc.

Una situación propia de un supermercado que abre para hacer negocio, pero al que la realidad parecía haberle desbordado. Sobre todo, en la frutería en donde los cajones de fruta vacíos campaban a sus anchas. Lógico, teniendo en cuenta las circunstancias en las que estaba el centro en cuanto a personal se refiere.

SimplyPero la gota que colmó vaso fue este paquete de alcachofas que me encontré en el peso. Echa un vistazo, y dime si te apetecería comprarlas:

Simply¿No? Pues no entiendo el por qué. Si tienen una pinta súper apetecible. Pero, sin duda, fue un error que puede tener cualquiera. Un paquete que se ha estropeado fruto del calor que hacía en la tienda. Pero ¡oh, sorpresa! La cosa iba a más. Cuando uno miraba el cajón de las alcachofas se daba cuenta de que la cosa era todavía peor: TODAS las alcachofas puestas a la venta estaban putrefactas.

¿De verdad no hubo nadie en todo el día que pudiera pasarse a quitarlas de la superficie de venta? ¿Era necesario que todos los clientes viéramos el deplorable estado de ese producto? Parece que ser que para los responsables de ese Simply sí lo era.

IMG 5431 Merca2.esY a tenor de lo que pude comprobar mirando el resto de la frutería, el estado de algunos de los alimentos no era mucho mejor. Si no estaban caducados, les faltaba el canto de un duro, como era el caso de estos pimientos. Y ojo, que no digo que se tiren a la basura; pero que se tenga en cuenta que están al borde de ponerse malos. ¿Qué tal una rebaja de precio para darles salida?

IMG 5430 Merca2.esUno, como consumidor, puede entender que un dia festivo, en pleno puente, la carnicería pueda estar cerrada; que no haya determinados productos porque no ha venido el camión con los víveres necesarios y se aguanta con las reservas del último día de apertura; puede entender que haya cosas descolocadas; incluso que haya falta de personal. Sin embargo, uno como consumidor, es incapaz de entender que en un supermercado no se cuide al máximo la calidad del producto y –por cuestiones sanitarias- no se retiren los productos caducados.

Un despiste, por cierto, que también le ha pasado recientemente a este otro consumidor en otro Simply:

Y éste es el problema de muchas franquicias de supermercados. El crecimiento vertical que llevan algunas –ahora mismo Simply cuenta con 150 establecimientos, bajo el paraguas de Auchan que es su matriz- les lleva a perder el control del producto. Por mucho que una cadena quiera mantener la calidad, cuando todo depende de un franquiciado resulta complejo que la ésta pueda mantenerse en el 100% de los establecimientos. A no ser, claro está, que existan serios controles sobre ellos; y a tenor de lo visto aquí, no parece que así sea.

Señores de Simply. Señores de Auchan. Son ustedes una de las cadenas de moda. Ocupan la sexta posición en el sector de la distribución; y su intención es la de seguir abriendo establecimientos. De hecho, ahora apuestan por la apertura de algunos establecimientos durante 18 horas al día los siete días de la semana y los 365 días al año bajo la enseña Simply City. Pero mucho me temo que como no empiecen a cuidar el producto, la limpieza y el personal –aunque sean centros franquiciados- no van a lograr superar a Lidl jamás.

Simply trabaja con un modelo combinado de centros propios y franquicias, lo que dificulta la correcta ejecución de los programas de satisfacción al cliente

Y voy a más. Si tanto interés tienen en abrir el domingo; tendrán que plantearse –como cadena- ofrecer la posibilidad de que las tiendas no queden desabastecidas de cara a la siguiente apertura. Porque de lo contrario, lo único que denota esto es un mero interés de hacer negocio a costa de que el consumidor compre lo que hay. Sin posibilidad de elección. Si es para eso, mejor no abran; o abran a media jornada en lugar del día entero como hace su competencia más inmediata.

Son los problemas de las franquicias; pero también de una Ley –la de apertura los festivos- que ha lanzado a las principales cadenas a una alocada aventura por lograr acaparar la venta en esos días. Una carrera en la que parece que todo vale para atraer al consumidor, aunque sea olvidando lo más elemental: que estas firmas viven de la venta y el trato al cliente.