A finales de 2016, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, anunciaba a ‘bombo y platillo’ el éxito de la tarifa plana para nuevos trabajadores autónomos. Esta medida favorece que un trabajador por cuenta propia pague 50 € durante los primeros seis meses de actividad, en lugar de los 270 € (aproximadamente, y dependiendo de las coberturas) que tendría que pagar.
Si son sólo 50€, ¿por qué no probar? “Me hice autónomo porque no encontraba trabajo y no podía seguir más tiempo acumulando meses en blanco en mi CV. Con la tarifa plana me pareció una buena solución para mantenerme activo, al menos durante seis meses”, confiesa a merca2.es Juan, autónomo que se acogió en su momento a esta bonificación.
Las cifras de la tarifa plana no cuadran
La tarifa plana no está siendo tan positiva como nos quieren hacer ver desde las instituciones, especialmente en el medio y largo plazo, como veremos a continuación. Inés Mazuela es presidenta de UPTA en Andalucía, asociación que representa al colectivo de los autónomos en dicha región. Mazuela recuerda un dato demoledor, que certifica que hay que ir más allá de los incentivos iniciales, y buscar ayudas de continuidad.
Desde 2013, 190.000 autónomos se han dado de alta en Andalucía utilizando la tarifa plana. Pero, ¿cuál ha sido el crecimiento neto de este tipo de trabajadores? Tan sólo 27.000. En ese mismo periodo se han quedado por el camino 160.000 trabajadores por cuenta propia, lo que pone de manifiesto que la medida es pan para hoy y hambre para mañana. Que hay muchas altas, pero también hay muchas bajas. Y esto el Gobierno no lo destaca en sus intervenciones al respecto.
Frase que ya han utilizado otros representantes de este colectivo, como por ejemplo Lorenzo Amor, presidente de ATA (Federación Nacional de Trabajadores Autónomos). Asegura que las subvenciones pueden ser útiles para un momento puntual, pero cuando terminan «al final no generan nada».
burbuja de autónomos nacional
Si analizamos los datos a nivel nacional también encontramos una diferencia importante entre el número de autónomos que ha solicitado la tarifa plana y el crecimiento real de altas. Hasta noviembre del año pasado, según el mencionado anuncio de la Ministra Fátima Báñez, un millón de personas se habían acogido a la medida.
Sin embargo, si acudimos a las estadísticas oficiales de afiliación de trabajadores a la Seguridad Social, encontramos que el crecimiento neto de los autónomos entre 2013 y 2016 fue sólo de 150.000. ¿Dónde están los restantes 850.000? Los expertos lo tienen claro: se han quedado por el camino, incluso aunque se hubieran dado de alta antes de aprobarse la tarifa plana.
«Estamos creando una burbuja de emprendimiento«, corrobora Mazuela. «Cuando pasa la tarifa plana, tenemos las dificultades de afrontar la cuota mensual real, una elevada presión fiscal, problemas de financiación… Y ante todo esto, el autónomo tiene que cerrar. Y lo que es peor, no tienen ningún tipo de protección social».
«Que dejen al autónomo en paz»
«Dar una ayuda al comienzo está bien, pero lo que necesita el autónomo es que le dejen en paz». A lo que se refiere Miguel Ángel Blanco, presidente de CIAE (Confederación Intersectorial de Autónomos del Estado Español) es que la presión fiscal sea adecuada a los beneficios netos reales del profesional. «A un autónomo hay que cobrarle cuando es rentable. Pero antes de ser rentable, no le cobres. El autónomo monta una actividad, y hasta que no es rentable no se le debe gravar. Tenemos que cambiar la neurona a nuestros dirigentes: cóbrennos lo justo y cuando haya beneficios. Mientras sólo haya subsistencia, no se debe generar ningún gasto adicional».
En una línea similar, Mazuela propone vincular las cotizaciones con los ingresos (netos), tal y como ocurre en otros países de Europa. Y siempre dejando exentos de cotización a aquellos autónomos que no lleguen al Salario Mínimo Interprofesional.
Y, por supuesto, dotar de formación a los trabajadores autónomos. «De qué nos sirve que nos den una subvención para comprar un ordenador, sino sabemos utilizarlo», reclama la presidenta de UPTA Andalucía. «El autónomo no tiene derecho a formación vía seguros sociales, como sí tiene el empleado normal. Es necesario que para desarrollarse haya formación», concluye.
En resumen, la burbuja de autónomos es un hecho. Es necesario frenarla y dotar de continuidad a esos trabajadores por cuenta propia, para que no mueran en el momento en el que finalizan las ayudas iniciales. Para que el establecimiento de estos emprendedores sera sólido, real y continuado en el tiempo. Lo que a su vez servirá para generar empleo.
Para conseguirlo proponen, además de las medidas mencionadas, un catálogo de deducciones en el IRPF similar al de Sociedades. Establecer reducciones para el mantenimiento del empleo. Vincular las cotizaciones a los ingresos reales y fomentar un sistema de formación vía seguros sociales, como el que tiene un empleado del Régimen General.