Juan Carlos I sufre ahora en sus carnes una guerra con olor a trama política, mediática y policial

OK Diario sacaba a la luz hace unos días una conversación privada en la que Juan Carlos I reconocía ante un «íntimo amigo» que no se podía quejar por el tratamiento de los medios, que le habían dejado vía libre durante casi dos décadas. A este tiempo se le añadieron tres lustros de propina, pero la inestabilidad política provocada por una gigantesca crisis económica conllevó que se cayese el velo sobre el monarca. Desde hace unos años Juan Carlos I ha visto como diversos medios han publicado sus cacerías en África, sus correrías en Europa y sus supuestos líos económicos en nuestro país.

Pero la crítica al Rey emérito se ha agudizado en los últimos tiempos. Y las dos últimas tormentas han tenido los mismos protagonistas mediáticos: OK Diario publicaba, La Sexta se ocupaba de desmenuzar la investigación y Sálvame remataba el gazpacho con la trama rosa y sentimental. Primero fue un supuesto cobro de Bárbara Rey y más adelante una conversación en la que parece ser que aludía a Marta Gayá como la culpable de su felicidad. Bárbara y Marta, dos mujeres relacionadas con el monarca desde hace años pero sin pruebas. Ahora las hay. ¿Por qué?

Juan Carlos I ha visto como sus supuestos romances con Marta Gayá y Bárbara Rey saltaban a la luz

Medios tan dispares como Libertad Digital o Público compartían sus pronósticos: el Comisario Villarejo, temeroso por las consecuencias que podrían ir a parar hacia él en el Caso López Madrid y por el Caso Pequeño Nicolás, estaría dando una advertencia a la Justicia filtrando viejos dossieres a través de Eduardo Inda, que ha negado de forma tajante este extremo. ¿Habrá tercer capítulo? Muchas voces señalaban que el más jugoso estaba por llegar: Corinna. Pero Jiménez Losantos sorprendió hace unos días a su audiencia desvelando que hay audios de Juan Carlos I dejando peor que mal a su todavía mujer, la Reina Sofía.

No sabemos si este hecho será real, pero Pilar Eyre sostiene que desde el inicio de su matrimonio Doña Sofía ya cazó a su marido en una infidelidad: «Desde entonces, doña Sofía es una mujer engañada, dolida y con una vida conyugal que ha sido una auténtica tragedia. Ella se entera de la primera infidelidad de su marido poco después de que El Caudillo falleciera. Cuando ésta se produjo, pusieron dormitorios separados y no volvieron a funcionar como matrimonio nunca más. Tras ese episodio, se fue a la India con su madre y sus hijos con la intención de separarse. Luego volvió y aceptó su destino, a pesar de que desde entonces cada uno hace su vida».

La relación entre Juan Carlos I y Doña Sofía podría ser inexistente a día de hoy

La periodista señala incluso que «no hablan en ningún idioma en especial, porque sencillamente no hablan. No tienen roce. Nunca ha planeado la sombra del divorcio, porque siempre han luchado por el trono de España y saben cuáles son sus responsabilidades y sacrificios. Doña Sofía, desde el primer desliz, se ha puesto su máscara y se ha limitado a actuar como una reina. No creo que acepte sus circunstancias, pero no le queda otra. Actualmente, su único objetivo es que su hijo sea rey. Es la mujer más sola del reino, esa es la frase que mejor la define».

Eyre, autora de La Soledad de la Reina, habla de la monarca griega en estos términos: «La reina no tiene amigas, ella misma lo dice de forma natural. No tiene a nadie en quien confiar: solo su hermana Irene y su prima Tatiana. No ha explicado sus penas a nadie. En torno al Rey hay una camarilla, porque es un profesional de la seducción, todo el mundo le adora… Ella apenas habla español, nadie comprende sus emociones, sus aficiones». Eyre eso sí se lamenta por no haber podido «demostrar las infidelidades que le atribuyen a la reina. Dicen que si un músico, que si tiene un piso en Londres con no sé quién, un indio, un arquitecto del entorno de El País… Nadie me ha confirmado esto (…) Los íntimos del Rey con los que he hablado no me han confesado tener mucha simpatía por ella. A ella tampoco le gustan», afirma la autora.