Este próximo sábado se despide de las pantallas ¡Qué tiempo tan feliz! Uno de sus colaboradores más emblemáticos del programa nostálgico es Jesús Mariñas, que ha dicho adiós al programa esta semana desde las páginas de la revista Tiempo de hoy: «Jorge Javier y la Campos bailaron tangueros el adiós a la vida de Qué tiempo tan feliz, un programa memorable en defender nuestra música que pasa a mejor vida. Muchos lo añorarán en el futuro como ahora hacen con Tómbola».
El gallego dice tras conocer la mala noticia que le «encantaría» participar en el reality-show primaveral de Telecinco: «Yo me considero un superviviente nato. Tras muchas batallas laborales y combates profesionales, luchas diarias. Esto del periodismo no es tan bonito y dulce como parece, exige entrega. Me apetece relacionarme con la gente y la seguridad de sol y playa, es cerrar los ojos y dejarme llevar. Una temporadita al sol aunque sea pasando hambre. Yo como poco, no soy comilón. La comida es lo que menos me preocupa, me preocupan más los mosquitos, que me adoran.
Jesús Mariñas se deja querer por Supervivientes tras la cancelación de ¡Qué tiempo tan feliz!
Mariñas también especula con sus posibles nuevos compañeros. De Alba Carrillo tiene buenas perspectivas: «Con Alba me puedo llevar muy bien. Pese a sus despropósitos me divierte mucho». De Pelayo Díaz señala que no lo conoce «pero podría llevarme muy, muy bien si él quisiera». Y hasta explica su posible reencuentro con Karmele Marchante: «Es buena idea, sería una buena superviviente, ahora jubilada quizá antes de tiempo».
Aun así Mariñas también saca tiempo para recordar la que según él fue «la universidad del cuore»: Tómbola. En su crónica semanal el ex colaborador de Día a día señala que «se han cumplido veinte años de aquel parto valenciano, auténtica mascletá y guiñol de carne y hueso. Ya es casi efeméride histórica y lo han exaltado los medios con reconocimiento en la añoranza. Ya no hay programas así y solo Sálvame se parece, guardando muchas distancias. Tómbola nació cuando bullían las Fallas y de su petardeo surgió el primer conflicto, fuimos bautizados con fuegos artificiales y el remojo se llamó Chabeli Iglesias, entonces rellenita y miamizada, porque su padre alejó de España a la descendencia temiendo un nuevo secuestro tras el del doctor Iglesias».
El periodista recuerda Tómbola como una universidad para el mundo del corazón
Mariñas también rememora las primeras invitadas de aquel añorado estreno: «Había complicidad pero competencia entre las Cármenes. La Ordóñez tenía un descaro que marcó la ruta a seguir. Chabeli Iglesias, como hija de su padre, era la supuesta víctima de un palizón atenuado por siete millones de pesetas, tres y medio anticipados por transferencia a Miami y no sé si justificados por ella a nuestra Hacienda. Un pastón de entonces. Se llevó casi todo el presupuesto de la noche inaugural, dejando migajas para el resto, entonces nada maleado. Allí aprendieron a poner la mano. Porque si Tómbola fue cátedra informativa, también enseñó sobre exigencias remuneradoras. Puso la primera piedra de un mercadeo que hoy alcanza cifras desorbitadas. Ya el famoseo no se avergüenza de trincar contando su vida. Lo aprendieron en Tómbola».
También explica las noches más llamativas durante los años que aguantó el programa más mítico de la televisión valenciana: A Bárbara le dijeron “son órdenes de arriba” y no entendíamos nada. Se apoltronó, dispuesta a no moverse hasta hacerse oír. Una pareja de polis la llevó al hotel. Sorprendiendo, la compensaron con un programa de cocina mantenido con escasa audiencia durante cinco años. Algo similar sucedería con Mar Flores, silenciada con La música te da la pauta. Canal 9 era un retiro millonario manipulado desde las alturas. Sabían que éramos expertos en petardeo, como la noche en que, entrevistando a Andrés Pajares, llamó su yerno, casado con Mary Cielo, revelando que el cómico le puso en la sien una pistola calibre 38. Descubrí el rollo entre Kiko y Makoke, di un tartazo al trepador padre Apeles, registré la inseparable mochila de Pocholo Martínez-Bordiú, nuevo barón de Gótor, ahora de actualidad porque su piso de las Ramblas entre La Boquería y el carrer San Pau lo usaban de burdel».