La localidad alicantina de Elda se prepara para acoger el VI Festival EMDIV Music Festival cuyo cartel encabezan este año La Casa Azul, La Habitación Roja, León Benavente, Niños Mutantes y Shinova. Como prólogo, este festival ha organizado por quinto año consecutivo su quinto concurso de bandas donde han irrumpido algunas de las voces más prometedoras de la industria musical de nuestro país. Entre ellas se encuentra el grupo navarro The Repente Jons, que aparece en la terna de finalistas de un concurso al que se puede votar hasta el 26 de abril y al que se apuntaron más de trescientas bandas.
Recuerden que The Repente Jons arrancó su periplo hace un lustro con el disco Electrovidas y repitió exitosa experiencia el pasado año con Arde la paz, que a caballo de hits como Su Majestad o Caliente Caliente irrumpieron en la sala pamplonesa Txintxarri, en el Festival Gradual de Murchante, donde compartieron escenario con Miss Caffeina o Belize, y en el Festival Tran Tran de Castejón.
Pero este dúo no solo se ha recorrido Navarra de norte a sur, sino que también han tenido satisfactorias experiencias sobre el escenario al lado de artistas de la talla de Delorean, Cycle, Amor de Tokyo, Los Graves, Ángel Carmona o David Kano en festivales como el DCode madrileño, los Harley Day’s barceloneses o el Metrópoli gijonés.
Durante este tiempo The Repente Jons se ha consagrado como una de las bandas de música alternativa más deslumbrantes del norte, territorio donde han irrumpido con fuerza. En parte han recibido esta gran acogida por los vertiginosos ritmos electrónicos regados con letras en castellano sobre las historias crudas del día a día, que son adoptadas por un dúo que ha recibido desde hace unos meses el respaldo profesional de FEP, productora que ha apostado por un dúo que rompe moldes a base apostar por hermosos y valientes retratos musicales que suponen un soplo de aire fresco en el panorama musical alternativo.
En tiempos donde la cultura no goza de demasiadas simpatías tiene mucho mérito que en cualquier campo del artístico algunos se atrevan a mirar para atrás durante un instante, agarrarse la artesanía musical y propulsarse hacia la entrega de su vida. En definitiva, a poner en pie un proyecto que encierra miles de horas de vida, a la luz del sol o al sueño de la luna.