El dato que explica por qué Sanidad quiere revisar el copago farmacéutico

Vuelve de nuevo el malestar entre pensionistas y médicos de familia con el ministerio de Sanidad. Esta vez a cuenta del famoso copago farmacéutico y la revisión que quiere hacer el ministerio para que aquellos jubilados «que más cobran» sean los que más paguen para que el sistema sea más equitativo. En concreto, según explicó la ministra Dolors Montserrat, el objetivo es «ajustar» la tasa de pago de las pensiones más altas en el tramo de renta que va de los 18.000 a los 100.000 euros. De este modo, habrá nuevas divisiones en las franjas de edad.

La situación actual no convence a la Sociedad Española de Médicos de Atención Primera (Semergen), cuyo presidente José Luis Llisterri, cree que es «injusto que se mantenga esa franja tan amplia». Reconoce, eso sí, que «es necesario que exista un copago en enfermedades no crónicas», pero sin que exista esa brecha tan amplia. Por eso, el médico aboga por una regularización de tramos que la haga mucho más equitativa. No sólo en los actuales (De 0 a 18.000 euros; de 18.001 a 100.000 euros y de 100.001 en adelante).

Los médicos de atención primaria piden que el sistema de copago sea mucho más justo que el que tenemos en este momento

Por ahora no se conocen mucho más detalles, y fuentes del ministerio de sanidad aseguran que no está decidido cuánto tendrán que pagar los actuales pensionistas. Hasta ahora, y con la actual legislación, hay un 10% del precio de las medicinas que debe ser abonado por los pensionistas. Ahora bien, se fija un tope de 8,26 euros al mes para los que cobran menos de 18.000 euros al año; y de 18,59 euros para  quienes tienen rentas en el segundo tramo. A partir de los 100.000 euros el copago asciende a 62 euros mensuales. Lo que parece claro es que los dos millones de pensionistas que se verán afectados, terminarán pagando más a medida que suba la renta. ¿El objetivo último? Pagar mas.

La medida del copago fue adoptada por la ex ministra de Sanidad, Ana Mato, en el año 2012 con el objetivo de reducir el gasto farmacéutico del Estado. Una medida que surtió efecto en los primeros años de su puesta en marcha, pero que parece haber provocado un efecto un tanto perverso en el sistema. Según datos del ministerio en el Sistema de Cuentas de la Sanidad, los hogares destinaron en 2014 (último dato disponible) 23.324 millones de euros,  un 8% más que en el año 2012, cuando entró en funcionamiento la medida. De hecho, son el agente que «más peso soportó en la financiación sanitaria privada», reza el documento.

De los 23.324 millones de euros, como se puede ver en el gráfico superior, el 44% se destina ya a la compra de productos médicos, mientras que otro 47% se dedica a la asistencia curativa y de rehabilitación.

Sin embargo, y pese a este incremento en gasto privado, no se ha conseguido frenar el dinero que emplea el ministerio en farmacia. Es cierto que hubo un primer frenazo tras la aplicación de la nueva normativa, pero también lo es que -a posteriori- el efecto se ha perdido. De hecho, en este momento el gasto farmacéutico es de 9.069.721 euros -al terminar noviembre- lo que supone un aumento del 4,13%, según las estadísticas oficiales. Así que como se ve, se ha conseguido -simplemente- la traslación de los costes del sistema de un lado a otro, alejado totalmente del efecto inicial que se buscaba, evitar la ‘sobre compra’ de medicinas reduciendo el coste para el erario público.

Según explica el presidente de Semergen, el efecto se ha perdido porque la gente sigue interesada en cuidar de su salud. Además, y según varios estudios, en 2012 en los meses previos a la entrada en vigor de la nueva normativa, hubo un «efecto compra» de productos de cara a los siguientes meses, lo que ayudó a ver esa reducción. Ahora bien, Llisterri insiste en que es importante vigilar el nuevo mecanismo de copago. No sólo por lo «injusto» que resulta, también porque cree que los medicamentos para enfermedades crónicas «deberían tener un coste cero» para los ciudadanos.