Por qué resulta tan atractivo comprar productos falsificados

Ya es un clásico en España. ¿Quién entre nuestra juventud –y entre los no tan jóvenes- no se ha registrado ya en Aliexpress? En este portal web, la filial más conocida en el mundo de la empresa china, Alibaba, se pueden encontrar un sinfín de productos falsificados de las marcas más conocidas y a su vez más codiciadas.

Por poner un ejemplo, para aquellos usuarios con pocos ingresos disponibles, pero que quieren las últimas zapatillas de Nike, o las gafas de moda de Ray-ban es una opción económica de poder hacer realidad sus sueños.

Y es que el comercio de productos falsificados comienza a alcanzar cifras estratosféricas. El último informe realizado conjuntamente por la OCDE y el Observatorio Europeo de las Vulnerabilidades de los Derechos de Propiedad Intelectual sobre el asunto arrojaba los siguientes datos: este negocio fraudulento mueve más de 338.000 millones euros en todo el mundo.

aliexpressEstos datos se corresponderían al 2,5% del total del comercio internacional. Si se acota la información al Viejo Continente; en el año 2013, en Europa este fenómeno se lanza hasta los 85.000 millones de euros.

«La tendencia es cada vez mayor a consumir este tipo de productos, porque es un mercado perfecto. Es decir, existe una oferta y una demanda que compra los productos y crece cada día, por culpa de Internet», admiten fuentes consultadas por Merca2.es de Andema, Asociación española para la defensa de las marcas.

El comercio de este tipo de compras movió en la Unión Europa 85.000 millones de euros y 8.000 millones en España

Esta organización lleva estudiando estos casos desde hace años y considera que, en definitiva, los mayores consumidores de este tipo de productos en España son los jóvenes de entre 18 y 24 años los caen en esta irregularidad. Entre las causas que explicarían esta tendencia se encuentran poca fidelidad a las marcas y bajo nivel de ingresos. 

En cualquier caso, no se trata de un fenómeno nuevo e inherente a las nuevas tecnologías digitales, sino que la proliferación de portales de este tipo solo ha venido a afianzar una realidad preexistente. 

«Ya existía el consumo de productos falsificados, antes de la llegada de Aliexpress. Esta página solo ha venido a redundar sobre un problema que ya existía con anterioridad. Es decir, ha reforzado algo que ya existía en España», admite el portavoz de Andema.

Estos jóvenes, por otro lado, no advierten el peligro para la economía que puede suponer un aumento en esta tendencia. De hecho, la población en general cuenta con poca sensibilización sobre el tema. 

«Los jóvenes de entre 18 y 24 años son los que más adquieren estos productos»

«Es un peligro tanto para la salud de los consumidores -ya que estos productos no pasan por procesos de calidad al fabricarlos- como para la economía en general. Esta competencia desleal hace perder puestos de trabajo e impuestos recaudados a nivel mundial», continúan desde Andema.

Además, la calidad nunca llega a ser la misma que la de los productos originales, porque si no el precio sería igual o más cercano al del artículo de la compañía. Esto sucede, a pesar de que «copiar es más fácil que tener que hacer un trabajo de innovación y desarrollo».

Entre los sectores más afectados se encuentra todo aquel relacionado con el textil, el calzado y con la moda; con la relojería y la joyería; el relativo a los artículos de piel; aunque parezca sorprendente el de los medicamentos; el tabaco, uno de los mayores a volumen global; la perfumería y los cosméticos; y algunos comestibles.

«En el futuro se podría sancionar a los consumidores como actuación de prevención»

Para hacer frente a la situación, en cualquier caso, la tendencia histórica se ha centrado en una presión sobre la oferta, aunque para el futuro el camino se puede abrir en las sanciones a todos los compradores y consumidores de este tipo de falsificaciones. 

«En algunos casos ya se ha comenzado a hacer. Es cierto que es un tema sobre el que la sociedad no se ha sensibilizado aún y tal vez está sería la solución. En cualquier caso, son los ayuntamientos los que deberán regular en el futuro a través de ordenanzas municipales esta situación», concluyen desde Andema.