Senador de EEUU pide investigar si Wanda está a las órdenes de Pekín

Hace 3 semanas, Chuck Schumer fue elegido por unanimidad líder de la minoría demócrata en el Senado de Estados Unidos, en sustitución de Harry Reid. Y el primer asunto que ha querido poner en la agenda política estadounidense ha sido el creciente peso en las industrias estadounidenses (especialmente la cinematográfica) de las grandes compañías con sede en China, si bien la polémica gira de forma especial en torno a una de ellas: Dalian Wanda Group.

¿Qué es Wanda?

El Grupo Wanda, el mayor promotor inmobiliario privado del mundo, copa desde ayer titulares en nuestro país por el anuncio de un acuerdo para patrocinar durante 5 años el nuevo estadio del Atlético de Madrid, que abrirá sus puertas al público la próxima temporada con el nombre ‘Wanda Metropolitano’.

Este ‘rebautizo’ de La Peineta ha indignado a la afición del club colchonero (que ya recoge firmas para reivindicar la denominación de ‘Estadio Luis Aragonés’), pero podría constituir únicamente la antesala de la adquisición del equipo del Manzanares, según revela El Economista. Wanda, que fue calificado ayer por Cerezo como «el mejor compañero de viaje», es una compañía capitaneada por Wang Jianlin, el hombre más rico de China, un hijo de la ‘aristocracia maoísta’ que fue militar antes que hombre de negocios.

Wanda también ha ido adquiriendo en estos años las mayores compañías de exhibición cinematográfica del mundo, AMC Theatres (en 2012) y Carmike Cinemas (una adquisición aún no cerrada, a la espera del permiso de las autoridades de EEUU), así como relevantes compañías de producción cinematográfica y televisiva como son Legendary Entertainment y Dick Clark Productions (ambas este mismo año). El año pasado también se rumoreó su interés por Lionsgate Films (la productora de Crepúsculo, Los Juegos del Hambre y la saga Divergente). Todas ellas son empresas norteamericanas.

Wanda, ¿tentáculo del ‘poder blando’ de Pekín?

En una carta hecha pública el pasado día 30 de noviembre y dirigida al Representante de Comercio de EEUU Michael Froman y al Secretario del Tesoro Jack Lew, Schumer pedía que los poderes públicos sometiesen a un mayor escrutinio a las inversiones chinas en su país: «Me preocupa que estas adquisiciones no sean sino un reflejo de los objetivos estratégicos del propio gobierno chino, y que esto no esté siendo suficientemente analizado».

El líder de la minoría demócrata denuncia en su misiva el doble rasero del régimen chino en lo relativo a la libertad de comercio: «Mientras que el gobierno de China ha impulsado una política agresiva de adquisiciones estratégicas en EEUU, las empresas estadounidenses siguen enfrentándose a enormes barreras de acceso al mercado chino».

Las sospechas entre los legisladores estadounidenses de que China podría estar usando a sus empresas como parte de una estrategia de ‘poder blando’ para influir sobre las instituciones occidentales a través de la industria del entretenimiento no son algo nuevo. De hecho, con su carta Schumer no hace otra cosa que recoger el testigo de las declaraciones del congresista republicano John Culberson, que en octubre ya señalaba directamente a Dalian Wanda Group y pedía al Departamento de Justicia que mitigase «la influencia de la propaganda extranjera en medios estadounidenses».

El pasado septiembre, el tabloide Global Times (propiedad del Partido Comunista Chino) recogía una declaraciones de Wang Jianlin (en un artículo reveladoramente titulado «Los mega-ricos pueden ayudar al crecimiento del país«) en las que afirmaba que su principal objetivo era «cambiar un mundo donde las reglas son establecidas por extranjeros». Sin embargo, cuando interviene en actos públicos en suelo americano Wang asevera que sus decisiones se mueven por criterios meramente empresariales, no políticos.

Wanda podría estar a las órdenes del gobierno chino

En ese mismo artículo del Global Times también se planteaba la adquisición de compañías de la industria deportiva y del entretenimiento como una estrategia a largo plazo para adquirir ‘know-how’ en el extranjero y llevarlo a su país de origen, una pieza más de un esfuerzo coordinado entre el gobierno y los magnates chinos para impulsar esas industrias en China.

¿Qué postura tomará Trump?

El gobierno federal estadounidense tiene capacidad legal para bloquear adquisiciones que pongan en peligro la seguridad nacional entendida en un sentido clásico, pero las leyes no abordan por ahora un concepto tan novedoso como el de ‘poder blando’. Eso es lo que buscan solventar los legisladores de ambos partidos, y posiblemente encuentren en Donald Trump (defensor de una línea proteccionista y poco partidario de ceder ante China) un poderoso aliado en esa misión.

Vía | Los Angeles Times

Imágenes | Fortune Live Media & Frank Schulenburg