Resulta curioso que a estas alturas haya tan poca gente que conozca el Fairphone, el smartphone con tecnología «libre de conflicto» y de consumo responsable (o lo más responsable que pueda ser posible, hablando de este tipo de dispositivos). Tras varios años de presencia, y ya con el modelo Fairphone 2 a la venta, nadie parece prestarle atención. Se habla del proyecto de Google para hacer un móvil modular (conocido como Project Ara), cuando el Fairphone ya lo es. Gracias a ello sus impulsores pueden ofrecer un teléfono móvil fácil de reparar, con piezas sencillas y disponibles en la propia web del fabricante.
Pero, ¿qué se esconde detrás del Fairphone y por qué hablamos de un dispositivo «libre de conflicto»? Es fácil de explicar: todos los smartphones están construidos con lo que se conoce en el argot como 3TG. Y es que, aunque en la fabricación de smartphone intervienen más de cuarenta minerales distintos, hay tres especialmente «polémicos»: el estaño, el tantalio, y el tungsteno (conocido también como wolframio). Estos tres minerales son difíciles de extraer, la mayoría de las veces se obtienen de minas ilegales en países de conflicto, poniendo en serio peligro la seguridad de los trabajadores. Dicho crudamente y para que se entienda: para que tú tengas que usar tu smartphone, varias personas tienen que jugarse el tipo. Así de claro.
Pero el peligro de su extracción va más allá: en ella intervienen compuestos químicos o se realizan en zonas salvajes, dañando el entorno circundante y el medio ambiente. El cóctel es tan brutal que muchos prefieren ponerse la venda en los ojos y no verlo: trabajo de mano de obra esclava, niños mineros (los ponen a trabajar a partir de los siete años), y daño irreparable a la naturaleza. La ONG Alboan lleva tiempo denunciando estas cosas, pero nadie les hace caso. Todo, insisto, para que algunos en el primer mundo puedan presumir de smartphone.
Por todo ello, y para intentar paliar un poco todo esto, en 2013 ve la luz el proyecto Fairphone. Es el primer móvil en el mundo en disponer de una licencia de comercio justo, un smartphone de origen europeo (holandés) que está certificado como un dispositivo en cuya fabricación, en todo el proceso desde que se diseña hasta que llega a nuestras manos, se ha respetado tanto al medio ambiente como a los trabajadores.
Niños de siete años trabajan en minas para que nosotros tengamos smartphones. Eso debería hacernos recapacitar sobre qué mundo estamos ayudando a crear
Como dijimos al principio, es uno de los pocos que apuestan por la reparación antes que por la sustitución, ofreciendo los componentes para que uno mismo lo repare. Pero eso no es todo: en materia de especificaciones no tiene nada que envidiar al resto de smartphones «sucios» del mercado: tiene carcasa integrada para aumentar la durabilidad, doble slot para SIM, pantalla Full HD de 5 pulgadas, procesador de cuatro núcleos, conectividad 4G LTE, Wi-Fi y Bluetooth… Se puede elegir en cuatro colores diferentes, y su precio es de 529,38 € (impuestos incluidos). Dada la filosofía de la compañía, que no es la típica que quiere colocarnos cuantos más smartphones mejor, para solicitarlo hay que entrar en una lista de pedidos. Ahora mismo están distribuyendo el mencionado Fairphone 2. Si buscas un smartphone no solo duradero, sino que realmente te deje con la conciencia tranquila, el Fairphone es el tuyo. De hecho, el Fairphone debería ser el smartphone de todos.