Los supermercados pueden reducir la soledad de los mayores

Se supone que vivimos en la sociedad de la comunicación, en la que tenemos más acceso al conocimiento que nunca y en el que podemos conectar con cualquier parte del mundo en cuanto queramos. Sin embargo, esto no significa que vivamos en una sociedad sana. De hecho, según un estudio de la ONCE y la Fundación AXA, cerca de cuatro millones de españoles dicen sentirse solos. Una sensación que se da, especialmente, entre las personas mayores. Algo que tiene sentido, habida cuenta de que el 40% de las personas que viven solas, son jubilados. 

Precisamente el mayor reto que tienen esos mayores es el de vencer la rutina y no caer en los brazos de la desidia. El ‘dejarse’ llevar y acabar en una desidia que le lleve a no salir a la calle. Un comportamiento que ha sido estudiado por investigadores de la universidad de Hertfordshire, en Reino Unido, y que ha concluido que los supermercados pueden jugar un papel vital para evitar la soledad de las personas mayores.

taller-cocina-puerto-banus2¿De qué manera? Haciendo algunos cambios que permitan a los ancianos desarrollar una pequeña red social. Es decir, mantenerse en contacto con la gente. Por ello, los expertos del informe creen que es recomendable que las grandes cadenas diseñen ofertas pensadas para la tercera edad. Por ejemplo, creando una especie de Happy Hours que les permita tener descuentos en determinados momentos. De este modo, podrían acudir en horarios con poca gente, eliminando el agobio que pueden tener las horas punta.

Pero no sólo eso, los investigadores han visto cómo -entre los encuestados- sería muy bien valorado retroceder en la automatización de los pagos. Volver a la cajera de toda la vida. Lo han llamado «filas lentas», de forma que se pueda hacer el pago en una caja en el que haya una persona con la que puedan hablar y relacionarse. De forma tranquila y pausada.  De este modo, aseguran, «se fomenta que los mayores tengan alguna motivación para acudir al supermercado e interactuar con otras personas», sentencia. Así que aprovechan también para pedir que no se apoye de forma permanente la digitalización de las compras entre ancianos, porque eso supone «condenarlos a la soledad más absoluta».

Los investigadores reclaman no fomentar el comercio on-line entre la tercera edad para fomentar que hagan ejercicio

Además, con esa interacción se pueden fomentar las dietas saludables entre la tercera edad. Para la profesora Wendy Wills, una de las autoras del estudio, «las personas mayores son más propensas a enfermedades transmitidas por los alimentos»; y además han detectado que este grupo de población «hace compras más ajustadas para poder llevarlo a casa, y evitar también los deshechos».

Por eso la profesora insiste en la importancia -no sólo de los trabajadores del supermercado- sino también en el rol que juegan los empleados de empresas de servicios sociales que llevan las comidas a domicilio, los médicos o los empleados de hogar. Todo para evitar que puedan enfermar, que caigan en la malnutrición y, sobre todo, en la soledad, algo que en una sociedad como la actual parece que es cada vez más habitual. Toda una paradoja.