La inesperada victoria del candidato republicano, Donald Trump, puede provocar un auténtico tsunami en Europa, que afectará sobre todo a los países más débiles, como es el caso de España, único país europeo con déficit primario y único de la Unión Europea que se espera que tenga en 2016 un déficit público superior al 3% del PIB.
Uno de los argumentos más aireados de la controvertida campaña electoral de Donald Trump es la imposición de aranceles a las importaciones procedentes de países donde se produce con mano de obra barata. Los españoles pensamos que se refiere a países del Tercer Mundo, y es cierto, pero ¿estamos nosotros en el primer mundo a nivel de salarios?
Si algo ha caracterizado a la famosa “devaluación interna” impuesta por Merkel a España a cambio de que no se produjera en 2012 un rescate en toda regla de la Economía española, ha sido la sistemática disminución de salarios en términos nominales y en términos reales, y tanto en lo que respecta a la década anterior, como en su comparativa con otros países de nuestro entorno. Por ejemplo, el salario medio anual de los daneses es de 52.000 €, justo el doble que el salario medio anual de los españoles, que es de 26.000 €. En Alemania están en torno a los 48.000 €, mientras que en Francia, que podíamos considerar más asimilable a España, aunque sólo sea por el volumen de transacciones comerciales entre ambos países, está en torno a los 38.000€.
La mano de obra española es muy barata, y la presión de la demanda de trabajo de casi cuatro millones de españoles en paro fuerza a que continúe manteniéndose en los mismos niveles, salvo que el Gobierno elevase el salario mínimo interprofesional, que también es más o menos la mitad que en Francia, lo cual es como “mentarle la bicha” al poderoso lobby neoliberal.
El déficit público de España en 2019 podría alcanzar el 8 ó el 9 por ciento del pib
Por tanto, mientras que se mantenga el estatus quo, el modelo puede aguantar. El problema es qué ocurrirá cuando el huracán Trump empiece a lanzar sus rachas de viento hacia las Azores. Si Trump impone aranceles a los productos mejicanos, no nos libraremos los españoles, ya que cualquier empresa mejicana abriría una filial en España y vendería desde aquí. Por tanto, Trump tiene que poner aranceles por productos, independientemente de dónde se produzcan. Uno de los argumentos de Trump es que quiere que los coches de Ford no se fabriquen en la planta de México, sino en una americana. ¿Y qué pasa con los coches de Ford que se fabrican en Almusafes?
Pero, no nos engañemos, el problema no es que haya empresas españolas que tengan problemas para producir sus productos, ya que sería un asunto localizado y tratable con alguna subvención estatal. El problema es que si Trump pone aranceles, los demás también los pondrán, y ello lo que supone es que todos los productos sometidos a arancel se encarecen, y el incremento de precio para lo único que sirve es para disminuir el déficit público de los países, pero ese sobrecoste se traduce más pronto o más tarde en inflación. Y si hay inflación, los tipos de interés la siguen, y pueden volver a los niveles de hace unos años, cuando emitir bonos al 3% o al 4% parecía hasta barato, al margen de la famosa prima de riesgo.
Y ahí es adonde yo quería llegar. La Economía española, mal que le pese al Sr. De Guindos, tiene un déficit anual de 50.000 millones de euros, y eso pagando unos 36.000 millones en intereses por el servicio de la Deuda, que no para de crecer. Lleva años pagando intereses mínimos por esta Deuda, pero no ocurriría lo mismo si la tendencia cambiase y se viera obligado a pagar por ejemplo un 4% (incluida la prima de riesgo) anual en los casi 300.000 millones de euros de Deuda acumulada que se renuevan cada año. Ello podría suponer que para 2019 (con casi toda la Deuda renovada), tendríamos unos 20.000 millones de euros adicionales que pagar por intereses de Deuda, que se unirían a al menos otros 20.000 millones que habría que pagar por pensiones, porque ya se habría acabado el Fondo de Reserva.
El resultado podría ser un déficit público de entre el 8% y el 9%, lo cual sería absolutamente incompatible con los objetivos de la Unión Europea, y le daría pie al Sr. Moscovici para que planteara un rescate de la Economía española en 2020, lo cual no necesariamente tendría que ser malo, ya que me da que es la única posibilidad que tenemos de que ese entusiasta del período de la “Restauración” que se llama Mariano Rajoy, disminuyera por fin el tamaño de las Administraciones Públicas, y que estas se adaptaran a la nueva España, más pequeña, fruto de la política de “devaluación interna” que en su día pactó con Frau Merkel.
Foto: Fede de Juan y Emebé