Imagine por un momento un mundo en el que no hubiera aviones. Un mundo en el que en verano no pudiera encender un ventilador, o en el que no existiera la posibilidad de tener un cargador para nuestro teléfono móvil. Difícil, ¿no? Son descubrimientos que debemos al científico británico Michael Faraday, y a sus investigaciones sobre campos electromagnéticos en el Siglo XIX.
Quizá sea un completo desconocido para el más común de los mortales, pero no cabe duda de que sus avances no han ayudado a tener una vida un poco más cómoda. Un ejemplo que nos pone M. Boronat, un Físico e Investigador del CSIC de 28 años, que acaba de renunciar a su carrera. Lo ha hecho con una carta que ha enviado a su jefe, en la que le explica los motivos por los que abandona su sueño y “planta” al mayor centro de investigación de España.
El gasto en I+D en España en 2014 era del 1,35% frente al 2,87% de Alemania
Lo ha hecho, como muchos jóvenes, por la falta de oportunidades. “Cuando acabamos el doctorado nos obligan a irnos fuera, no es algo de ahora. Pero es como tener un billete de ida sabiendo que nunca podrás comprar uno de vuelta”, relata a Merca2.es el joven investigador.
Tenía ofertas para irse a Munich, en donde ha estado trabajando los tres últimos años; Viena y Bonn. Dos o tres años de contrato, según de qué Institución se tratara, a los que luego vendría la busca de otras Universidades o Laboratorios en los que seguir trabajando. “Una experiencia que está muy bien porque haces contactos y conoces otras culturas, pero en algún momento tienes que volver. Es el objetivo: estar investigando en tu país y, sin embargo, en este momento es imposible”, afirma.
Una situación en la que se encuentran miles de Científicos que han visto cómo durante los años duros de la crisis, la inversión en Ciencia ha caído un 34,6%. Datos de la OCDE que ponen de relieve que España es el país en el que más se ha dejado de invertir en este campo de todos los países que la componen.
Y lo peor de todo es que no hay visos de que esto vaya a mejorar. El Gobierno ha decidido integrar Ciencia e Innovación en el Ministerio de Economía y Competitividad, así que todo apunta a que, de cara a los próximos Presupuestos Generales el Estado, veremos un nuevo tijeretazo a la parte destinada a la Investigación y el Desarrollo.
Unos recortes que se notan ya en el número de patentes que hay en España. En 2012 se solicitaron 3.361, mientras que en 2015 sólo fueron 2.882. Un descenso del 14%. Es el resultado, explica Boronat, de lo que viene ocurriendo: “desde que empecé el doctorado siempre ha sido igual. Hay que pelear para conseguir algo de dinero, juntar programas y –con suerte- consigues comprar algunas máquinas potentes”.
Un error muy común para muchos Gobiernos. Porque el beneficio en Ciencia no es algo que se obtenga en el corto plazo. Más bien al contrario. “Cuando haces investigación no puedes esperar un beneficio próximo. Estás pensando en 20 o 30 años. Debe ser algo constante, y debes mantener unos ingresos constantes porque sino, nunca podrás recoger los frutos”, dice el investigador. Y añade que “es normal que la política no lo vea, porque miran a tiempos mucho más cortos. La Ciencia debería quedar al margen de esas fluctuaciones”.
¿Y qué ocurre fuera? Por ejemplo, en Alemania, el gasto en I+D fue del 2,87% del PIB en 2014, con datos del Banco Mundial. En Francia del 2,26%. Sin embargo, España destinó el 1,23%. Muy lejos de los máximos del 2008 cundo alcanzaba el 1,35%. “Allí les falta personal pero les sobra dinero y material. Es una diferencia tremenda que les permite ir disparados en Ciencia”, explica el investigador.
También llama la atención a la empresa privada, aunque a su juicio “el sector público debe defender la base de la investigación y la empresa optimizar el descubrimiento”, porque sino, “sólo se pensaría en el beneficio económico”, sentencia.
«Irte fuera es como comprar un billete de ida y saber que nunca vas a poder volver»
No es el primer científico que alza la voz, pero son pocos los que se atreven a dar el paso de colgar la bata. “Ahora hay que tirar para adelante, me quedo por la gente a la que quiero y me apoyan. ¿Y a qué se va a dedicar? Pues todavía no lo tiene muy claro aunque es posible que “oposite para dar clases en Secundaria, o que busque asesorías en la empresa privada”.
Ahora bien, aunque pueda parecer lo contrario, Boronat es consciente de que su situación es igual que la de miles de jóvenes en nuestro país. “Parece que somos diferentes, y no es así. Es el mismo caso, el problema es que a nosotros nos obligan a irnos fuera cuando somos más productivos –al acabar el Doctorado- pero luego no se piensa en cómo hacer que volvamos”, explica. Sobre todo “porque se destina mucho dinero a formarnos y luego no lo aprovechamos. ¡Si no hay I+D cómo vas a cambiar el país! ¡El futuro son patentes y marcas que van a aportar muchas cosas!”, espeta.
Y termina como empezó. Con un ejemplo de la importancia que tiene para un país apostar por la Ciencia. Cuando Einstein publicó la Teoría General de la Relatividad nadie le preguntó para qué servía. Con el tiempo, eso ayudó a entender que servía, por ejemplo, para corregir la desviación de los satélites. Algo que se aplica en los GPS que ahora llevamos en el móvil. “¿Es o no es importante?” se pregunta. La respuesta depende de cada uno.