Inda y Pedro J. -a puñaladas entre ellos- asfixian al resto de digitales

Poco antes y después del cambio de siglo nacían varias iniciativas digitales, todavía en pañales, impulsadas por periodistas como Antonio Herrero, José María García, Pablo Sebastián, Jesús Cacho o Federico Jiménez Losantos. También los periódicos lanzaban con recelo versiones 2.0 del papel y nacían una lluvia de pequeños digitales que se amparaban en la sombra informativa y económica de las sedes de Ferraz y sobre todo Génova (algunos tan panfletarios como los pasquines guerracivilistas de principios del siglo pasado).

Pero tras el pinchazo de esa burbuja, del que Terra fue su representante más emblemática, se fue profesionalizando el sector. El problema es que el imparable nacimiento de proyectos digitales en los últimos años no ha podido siquiera compensar la constante caída de los medios clásicos en la crisis que arrancó en 2008.

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Alfonso Rojo, editor de Periodista Digital en la redacción del medio

Y a día de hoy tenemos un panorama saturado y sobreinformado, donde se mezcla el amarillismo british de algunos tabloides digitales y la ingenuidad de otros. Dice Iñaki Gabilondo que el futuro del periodista es muy sencillo: «separar el grano de la paja y contextualizar». Los gurús de la economía colaborativa dicen que el dinero del futuro será una mezcla de ideas, tiempo y confianza, es decir, reputación, que es lo que perdió el periodismo cuando se hipotecó en los multimedias.

Por eso algunos apuestan por la calidad y la diferenciación para conseguir reputación, apartándose voluntariamente de la carrera suicida por el click. En ella están zambullidos nuevos medios que nacieron de las cenizas de El Mundo: El Español y OK Diario. Es decir, Pedro J. Ramírez y su pupilo más aventajado: Eduardo Inda. El segundo acusa al primero de intentar adelantarle en la curva gracias a su «granja de contenidos», eufemismo que encierra que Ramírez ha tirado de chequera para asociarse con más de media docena de medios ya existentes que le prestan sus visitas con las que el riojano muestra músculo a la OJD (Bluper, Navarra.com, Alfabetajuega, Diario de Avisos o Crónica Global). Con esto creen algunos que Pedrojota intenta eclipsar su comentado lanzamiento, tan ambicioso como poco deslumbrante, y sus guerras internas que provocaron la salida de su hija y yerno.

Los digitales han optado por agruparse para sumar tráfico y mejorar así sus ventas

OK Diario por otro lado está acusado no solo de amarillismo, sino que la revista Mongolia le acusa con datos de gastarse miles de euros diarios en comprar tráfico artificial mediante ejércitos de bots. Pero las visitas ya no son el único parámetro en el que se refleja el éxito o un fracaso. De hecho, Voz Pópuli superó en 2015 en facturación y rentabilidad a El Diario pese a que Nacho Escolar multiplicaba por más de ocho el tráfico del periódico editado por Jesús Cacho. ¿Cantidad o calidad? 

No sabemos el futuro. pero está claro que algunos se han quedado por el camino (Teinteresa, Soitu o Zoom News) y otros sobreviven tras asociarse comercialmente (La Información, Periodista Digital y Es Diario). Pero queda pendiente que las subidas de inversión publicitaria en los portales de los mastodontes del papel eviten algunos ERE en sus redacciones, que los gigantes publicitarios confíen en la prensa digital, que los editores puedan monetizar el millonario tráfico que se mueve por la red y que se resuelva el asunto de los adblockers, contra el que luchan ya Financial Times o Le Monde. También habrá que luchar contra la actualización ininterrumpida, estrategia de la que se ha cansado The Times, que solo refresca su web tres veces al día. Sea como fuere, el horizonte que se avecina cuenta para el mundo periodístico con dos rasgos muy positivos, la libertad y la especialización, y uno aparentemente negativo: la precariedad.