Tormentas solares. Amenaza, realidad o apocalipsis

El Comandante en Jefe de Estados Unidos ha apretado el botón rojo. No el de las cabezas nucleares, sino el de protección de Tormenta Solar. Barack Obama ha dado orden de poner en marcha un protocolo de actuación y emergencia para evitar problemas. Sin embargo, ha hecho saltar las alarmas a nivel mundial: el apocalipsis está cerca. ¿Están los temores justificados o son miedos infundados ante un temporal del que no se sabe mucho?

Para empezar, una pequeña explicación. Una tormenta solar se produce cuando los rayos del sol interfieren en el campo magnéticos de la Tierra. Cuando esto ocurre, se generan una serie de explosiones que equivalen a la de millones de bombas de hidrógeno. Aunque hay quien duda de que sus efectos puedan llegar a afectar a nuestras vidas, hay evidencias científicas que demuestran que cuando se ha producida una tormenta, ha habido problemas.

Obama es consciente de que en Estados Unidos hay latitudes altas que podrían verse afectadas y me parece lógico estar prevenido ante una tormenta solar, para que los efectos sean lo menos dañinos para la vida diaria posible. Para mí, quién es alarmista es la prensa”, confirma Marian Martínez, física solar en la Sociedad Española de Astronomía (SEA).

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Las dudas ante una tormenta solar de carácter extremo surgen en el siguiente punto: no se ha vivido un caso parecido con la tecnología actual. Por ello, “no sabemos el daño real que pueden sufrir nuestras infraestructuras”, admite Juha-Pekka Luntama,  Space Weather Manager del ESA SSA Programme Office.

En cualquier caso, el presidente de Estados Unidos sabe que la prevención es primordial. Incluso en España, donde el riesgo de sufrir las consecuencias de evento de este tipo es bajo, por su latitud, ya ha puesto en marcha un Servicio Nacional de Meteorología Espacial que se dedica a vigilar al Sol y ofrecer informes diarios para prevenir estos efectos, que lleva a cabo el grupo científico de trabajo de la Universidad de Alcalá (de Henares).

En 1859 se vivió la mayor tormenta solar registrada hasta la fecha: el evento Carrington

Es muy complicado que España se vea afectada por una tormenta. Tendría que ser un evento muy extremo para que afectara realmente en latitudes tan bajas como la nuestra. Del evento Carrington hay indicios de corrientes inducidas en España, pero de intensidad moderada, comparado con lo que ocurrió en Canadá”, admite Marian Martínez, física solar en la Sociedad Española de Astronomía (SEA).

Coinciden con la científica de la SEA desde la Agencia Espacial Europea: “España está relativamente a salvo de estos fenómenos, porque se encuentra lejos de las regiones polares, donde los impactos en la red de energía sufrirían las peores consecuencias. Aunque, las zonas del norte del país se llevarían la peor parte en este sentido”.

Desde luego, el tejido energético nacional se encontraría, más o menos seguro, pero esto no significa que nuestros sistemas no sufrieran ninguna consecuencia ante un evento de tal magnitud. España usa satélites (tanto propios como europeos) en sus telecomunicaciones que sí se verían impactados.

Las tormentas solares en la actualidad no son un peligro ni para el planeta ni para la civilización. Son dañinas para los astronautas o astros artificiales orbitando a la Tierra, que están más expuestos a ellas, y las más intensas son un problema para las redes eléctricas” confirma la propia Martínez.

El 10% de todos los satélites que orbitan la tierra se verían afectados por una tormenta solar

“Si el daño se causa a satélites o transformadores de la red eléctrica individuales ( efectos contenidos), la vida volvería a la normalidad  a los pocos días del evento solar. La energía eléctrica debería ser restaurada en las principales ciudades en cuestión de horas o como máximo en cuestión de días desde el inicio del apagón”, expresan desde la Agencia Espacial Europea (ESA).

Sin embargo, en casos más extremos, la reparación de todos los destrozos llevaría años de trabajo. Hay que tener en cuenta que sustituir un satélite de comunicaciones o de navegación dañado en la órbita de la tierra puede llevar tres o cuatro años de trabajo.

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Por su parte, reemplazar grandes transformadores del tejido energético también consta de procesos largos, “porque un transformador de reemplazo tiene que ser fabricado por primera vez”, admite el investigador europeo citado a lo largo del texto.

Las previsiones de la ESA confirman que un 10% de todos los satélites en órbita terrestre se verían afectados ante un evento solar de potencia extrema. Esto significaría que de los 1.300 que en la actualidad se encuentran operativos, 130 sufrirían daños permanentes, o incluso perdidos por completo.

Una fuerte tormenta solar en 2024 ocasionaría daños que alcanzarían los 20 billones de Euros

Afortunadamente, los efectos de un evento de este tipo no afectan directamente a la vida humana, como tampoco dañarían directamente a las telecomunicaciones. Es decir, las líneas telefónicas no sufrirían ningún impacto directo ante un evento extremo de este tipo, mientras que la señal de televisión tampoco se vería afectada. La televisión por satélite, obviamente, sí se dañaría.

Con una tormenta solar, la Aurora Boreal sería visible desde muchos puntos. Por ejemplo, en Madrid
Con una tormenta solar, la Aurora Boreal sería visible desde muchos puntos. Por ejemplo, en Madrid

Por otro lado, se estima que en un evento de este tipo, en 2024, cuando la aviación estaría mucho más ligada que en la actualidad a la navegación por GPS, los daños se cuantificarían en 20 billones de euros en todo el mundo.

Desde luego, la población puede mantener la calma. Además, por el momento, no se espera ninguna tormenta solar de carácter fuerte. El sol es una estrella bastante tranquila, y aunque tiene mucha actividad de este tipo, los principales expertos en el tema consultados por merca2.es admiten que las posibilidades son “extremadamente bajas”. Aunque también admiten que en ningún caso la probabilidad es igual a cero.