Uber Eats y Deliveroo a vueltas con sus ‘trabajos precarios’

Al amparo de la nueva economía, y con el respaldo de una crisis que todavía no se ha dado por concluida, empresas como Uber Eats y Deliveroo han montado un negocio que pone en último lugar al trabajador.

Y eso no es lo peor. El verdadero problema es que estas empresas cada vez tienen más capacidad para asumir su propio discurso. La primera de ellas fue Deliveroo. En una entrevista concedida a ‘El País’, su directora general, Diana Morato, justificaba hasta el extremo la precaria situación de “sus trabajadores” y el desempeño profesional que llevan a cabo.

Todo venía tras las polémicas y denuncias que muchos de los riders, los chicos y chicas que llevan la comida en bicicleta, habían hecho públicas. Con la situación bien caliente, la responsable de la empresa en España se desmarcó de la siguiente manera: “Pienso que tenemos que dar encaje a todo el mundo. Claramente sigue habiendo un porcentaje de la población que responde al estereotipo del funcionario o que quiere una estabilidad laboral y una previsión como quienes tenemos un trabajo a tiempo concreto. Yo lo que haría es cuestionar por qué la gente se aferra a tener un contrato indefinido”.

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Seguramente cuando alguien tiene que hacer un reparto en el centro de Madrid en pleno invierno a 2 grados bajo cero entre coches y peatones, es evidente que lo hace por gusto, con ganas y sin pensar en cómo sería trabajar en algún lado donde, al menos, no se esté jugando el físico.

Uber Eats y Deliveroo no darán marcha atrás

Lo sangrante, si esto no es suficiente, es que no tiene visos de que este tipo de empresas dé marcha atrás en su forma de trabajar. Además, se amparan en discursos que no tienen mucho sentido. Para muestra.

“Venimos de un desempleo estructural muy grande y el miedo nos lleva sujetarnos a lo que tengamos. Tal vez debamos trabajar en las habilidades de las personas para que mientras tengan un contrato estén protegidas, para que tengan derecho a una pensión propia asegurada y que se den las circunstancias para que hoy puedan estar trabajando en un sitio y mañana en otro sin agobiarse”. ¿Qué significa esto que dice la responsable de Deliveroo? ¿Justifica que haya que trabajar de lo que sea y como sea? ¿Si hay que tener pensiones, por qué no hace contratos? Casi nada tiene sentido.

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Por si ni fuera suficiente, la competencia tiene un argumento más bizarro todavía. Aunque también es mucho más sincero. “La flexibilidad en torno a la que está construido el modelo no es artificial. Ni siquiera tenemos la capacidad de forzar a nadie para que esté en un sitio determinado o acepte un pedido. Forma parte de lo que somos, y si tuviésemos que cambiar eso probablemente no existiríamos, porque dejaríamos de tener sentido”.

Bajo el titular ‘Si hubiera que contratar a repartidores, no existiríamos’, este fin de semana publicaba ‘La Vanguardia’ una entrevista con el director general de Uber Eats, Manel Puig. Quizá no se quiso expresar en esos términos, sino que más bien se refería al modelo.

Aunque el resumen de este sainete es que, encima, presumen de lo que hacen y no lo ocultan. Y quizá esa sería una baza. Deberían, al menos, tratar de ocultarlo, no salir de sus despachos, no justificar lo que hacen, que la crisis influya que “más vale pájaro en mano…”.

Raúl Masa
Raúl Masa
Ex Coordinador de redacción y redactor de empresas y economía; especializado en telecomunicaciones, tecnología y energía.