Uber debutará lastrada por las regulaciones locales (en especial en España)

Uber se estrenará en la Bolsa de Nueva York el próximo mes de mayo en una de las ofertas públicas de adquisiciones (OPV, como se conoce en la jerga financiera) más esperada de los últimos años. La compañía de alquileres de vehículos con conductor espera levantar hasta 10.000 millones de dólares en la que será la mayor del año en Wall Street, aunque contará con un hándicap negativo, ya que las nuevas regulaciones locales ponen en riesgo parte de su negocio, según reconocen inversores y la propia empresa.

Uno de los pilares del negocio de Uber en los próximos años será el de seguir creciendo en muchos de los países en los que ya tiene presencia, entre los que destacan Argentina, Italia, Japón, Corea del Sur y España, «donde nuestra capacidad para hacer crecer nuestras operaciones de compartir viajes a escala es alta», señala la compañía en el folleto de la OPV remitida a la SEC, el regulador estadounidense. La compañía prosigue explicando que además de los productos de movilidad que ya ofrece «espera aumentar su presencia» a través de otros servicios.

El problema es que para llevar a cabo dicho desarrollo, del que depende buena parte de las estimaciones de crecimiento en cifras de la compañía, necesita superar las restricciones legales que han ido apareciendo. «Debido a las regulaciones actuales, nuestra oferta de movilidad personal no tiene presencia importante en Argentina, Alemania, Italia, Japón, Corea del Sur o España», reconoce Uber. Pero no solo afecta ahora, sino que la compañía reconoce que dichos problemas seguirán presentes en los próximos años: «Tenemos la intención de expandirnos en cada uno de estos mercados según lo permitan las normativas y al introducir productos que cumplan con las normativas locales, como los productos de taxi o las ofertas de alquiler».

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Un ejemplo de los problemas que están generando las nuevas regulaciones locales a Uber se encuentra en Barcelona, como la propia firma reconoce en su folleto. «Los operadores tradicionales de servicios de taxis y automóviles en diversas jurisdicciones continúan presionando a los legisladores y reguladores para que bloqueen nuestros productos (…) Por ejemplo, en enero de 2019, suspendimos nuestros productos de Ridesharing en Barcelona después de que el gobierno regional promulgó las regulaciones que exigían tiempos de espera mínimos antes de que los conductores de rines compartieran a los pasajeros”.

La ciudad condal no ha sido la única que ha bloqueado los servicios de la firma, sino que existen otros ejemplos, aunque en este caso no son restrictivos sino monetarios. Así, en diciembre de 2018, la Ciudad de Nueva York aprobó tarifas por milla y minuto, diseñadas para alcanzar las ganancias mínimas por hora, para los conductores que prestan servicios. En el caso de San Francisco, propusieron recientemente imponer un recargo en viajes compartidos, mientras que en jurisdicciones como Seattle se apuesta por implementar requisitos de salario mínimo o permitir que los conductores negocien salarios mínimos.

Para evitar los problemas anteriores que «podría afectar negativamente» el negocio de Uber, la compañía está trabajando en distintas alternativas para transmitir seguridad a los inversores. El más importante es el del equipo de diplomáticos que está desplegando en países como España para trabajar conjuntamente con los reguladores y «modernizar las regulaciones que rigen nuestras ofertas existentes». Por otro lado, la firma está lanzando una serie de «productos y ofertas que no están limitados por las regulaciones existentes».

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2