Tesla divaga entre ser una compañía de culto o un negocio rentable

Dos trimestres de rentabilidad desde 2010. Desde entonces han pasado treinta. Y solo en esos seis meses Tesla ha conseguido no ser un bolsillo roto. En este periodo ha innovado, sorprendido al mundo, hablado de lo imposible… y su responsable, Elon Musk, se ha llenado la cartera. Ahora, cuando el Model 3 es una realidad, vuelven las dudas sobre el negocio.

Sobre todo porque Tesla (y su jefe) tienen que aguantar comparaciones de todo tipo. Como empresa, muchos hablan de que es el Amazon de la automoción. A Musk se le vislumbra como el Steve Jobs de los coches. Ambas carecen de valor por falta de axioma: ¿Qué es Tesla? ¿Empresa de motor? ¿Una tecnológica?

Con todos estos interrogantes en la mochila, el jefe de estrategia de Jupiter Global Absolute Return, James Clunie, ha realizado un análisis en el que deja en el aire la rentabilidad futura de la compañía y pone en duda que el propio mercado y los futuros clientes sepan conceptualmente lo que es Tesla. Y es que ahora mismo viaja entre un objeto de culto y un negocio que pueda ser realmente rentable. De hecho, citando en el análisis al exvicepresidente de General Motors, Bob Lutz, dice que los seguidores de Tesla parecen “miembros de un culto religioso”. Y que Elon Musk es el visionario que guía el movimiento.

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No obstante, precisa Clunie, es curioso como Tesla tiene tanta capacidad para influir en el mercado cuando su negocio tiene muy lejos la rentabilidad, algo por lo que de verdad habría que copiar a las empresas.

La economía secundaria de Tesla

Tesla ha pasado en el último año de cotizar a 225 dólares, a iniciar la última sesión del Nasdaq a 365 dólares. El analista de Jupiter Global estima que ha tenido un impacto directo en este valor la salida al mercado del Model 3, el primer coche de la compañía que de verdad va dirigido a todo el mundo.

Su precio, en torno a los 30.000 euros, acerca el coste a la realidad del mercado. Además, sigue jugando el hándicap de su modelo eléctrico que no ha calado en el colectivo imaginario de clientes. Y tampoco de autoridades políticas. Pese a estas cuestiones, lo que Clunie ve peligroso es que Tesla quema mucho dinero en efectivo, y no puede valerse de que consiga liquidez de una manera muy certera. Por ejemplo en mayo de 2016 levantó capital por valor de 2.000 millones de dólares a través de emisión de acciones.

Pero hay otro factor, al margen del económico, que será fundamental para Tesla, y es su propia historia. El halo de misticismo que ha creado sobre su marca y sus productos.

El poder de las historias

Para James Clunie hay un concepto clave: el storytelling. Energía solar, innovación en las baterías, “un faro de esperanza para un futuro sostenible”… El analista cree que, de cara a los inversores, más allá de la rentabilidad está el discurso de una compañía que puede cambiar el mundo del motor.

Además, los tics de empresa con olor a Silicon Valley; es decir, un modelo de crecimiento peculiar y la capacidad de desarrollar un monopolio, provoca que se vea a Tesla de manera diferente. Lo que no sabe nadie es si todo eso valdrá.

Raúl Masa
Raúl Masa
Ex Coordinador de redacción y redactor de empresas y economía; especializado en telecomunicaciones, tecnología y energía.