La intrahistoria de Star Wars: cuando Steve Jobs robó Pixar a George Lucas

La creación del mundo Star Wars fue el pilar sobre el que pivotó una larga secuencia de cambios que aun hoy en día siguen muy vivos. Lo sucedido aquellos años, entre finales de los 70 y mediados de los 80, recuerda a la configuración de un sistema planetario. En el centro están las películas de Star Wars, la trilogía que cambió la industria del cine, y girando alrededor de ella, la intrahistoria de personajes de la talla de: el propio George Lucas, la ahora afamada Pixar, el ya difunto icono Steve Jobs o actores secundarios como la propia Disney o Steven Spielberg.

El núcleo de la historia arranca en un momento gris, como tantas otras, para la industria cinematográfica. A mediados de los años 70, Hollywood se encontraba en un momento cercano a la decadencia. Aunque sea difícil de creer, por aquel entonces, en la cuna del cine americano la utilización de alta tecnología en la creación de películas no era ni mucho menos prioritaria. Es más, ni estaba en el horizonte.

Todo cambia hace exactamente 40 años. El 25 de mayo de 1977 se estrena en los cines de toda América Star Wars y supone una auténtica revolución dentro de la industria. Un joven George Lucas, que ya había triunfado gracias a dos trabajos anteriores Electronic Labyrinth: THX 1138 4EB y American Graffitti, se convirtió en el baluarte de la industria durante aquellos años.

Él apostó por mantener el mismo sueldo, pero pedir para sí mismo los derechos de autor de la película así como del merchandising. No hizo falta esperar demasiado tiempo para comprobar que fue una de los movimientos más hábiles que se han hecho en el mundo del cine

La clave del desarrollo posterior que inyecta Lucas a todo el mundo Star Wars está detrás de una jugada maestra inicial. Tras el éxito de American Graffitti, durante la negociación del rodaje de Star Wars, Lucas desoyó los cantos de sirena de compañeros suyos que le indicaron que debería pedir un aumento de salario. Por el contrario, él apostó por mantener el mismo sueldo, pero pedir para sí mismo los derechos de autor de la película así como del merchandising. No hizo falta esperar demasiado tiempo para comprobar que fue una de los movimientos más hábiles que se han hecho en el mundo del cine.

La jugada maestra de Lucas permitió que su productora Lucasfilm y su estudio Industrial Light & Magic dispusieran de recursos económicos suficientes, para liderar el cambio tecnológico de la industria. Con ello, dos años más tarde del estreno de ‘Star Wars: Una nueva esperanza’ y uno antes de ‘El Imperio contrataca’, Lucas decide crear una división informática para implantar en su saga efectos especiales tanto a nivel visual como de sonido. Sin saberlo, George Lucas dio el pistoletazo de salida a los efectos especiales que hoy conocemos, efectos que posteriormente encumbraron obras como Parque Jurásico y en especial, al cine de animación.

El propio George Lucas eligió a Edwin Catmull para liderar la nueva división informática de Lucasfilm. La elección tiene una gran importancia. En la actualidad, Catmull es presidente de Pixar Animation, fue su cofundador, además de presidente también de Disney Animation. La animación según hoy la conocemos arrancó bajo la tutela de Lucasfilm y trabajando para las películas de Star Wars.

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La decadencia de los primeros años de la década parecía de golpe olvidada. En la Bahía de San Francisco, lugar geográfico del afamado Sillicon Valley, el número de empresas informáticas se disparó. Por aquel entonces, Bill Gates llegaba a un acuerdo para crear un sistema operativo destinado al nuevo ordenador personal de IBM. Además, el genial Atari presentaba su nueva consola con clásicos del nivel de ‘Invasores del Espacio’ o ‘Pac-Man’.

La nueva división informática se centró en crear un nuevo enfoque del fondo croma. Por aquel entonces, en 1979, se trabajaba con ordenadores avanzados creados por Sun Microsystems o Silicon Graphics. Tras años de trabajo se engendró “un ordenador autónomo altamente especializado. Poseía una resolución y una capacidad de procesar suficiente para escanear una película, combinar imágenes de efectos especiales con filmaciones reales y después grabar en celuloide el resultado final”, en palabras del propio Catmull en su libro ‘Creatividad S.A’. Bajo la firma de Lucasfilm se había creado el primogénito de los ordenadores de animación, bajo un nombre ya revelador: ‘Pixar Image Computer’. Curiosamente, la palabra Pixar proviene del mal español de los creadores del ordenador que mezclaron las palabras Pixer y Radar, pensando que eran verbos en español.

Steve Jobs sacó petróleo de la desgracia de George Lucas

El periodo comprendido entre el estreno de la primera película y la tercera, esto es entre 1977 y 1983, la sede de Lucasfilm en el condado de Marin fue el centro de atención para la industria del cine. Hasta allí se acercaban directores como Steven Spielberg o Martin Scorsese para estudiar el trabajo de Lucas. Ambos le envidiaban –como ha reconocido en más de una ocasión el propio Spielberg-, aunque en especial se acercaban para comprobar los avances de sus divisiones en cuanto a efectos especiales. En ese momento Lucasfilm era la vanguardia de toda una industria y Star Wars se firma más reconocida.

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George Lucas, durante el rodaje de Star Wars.

No todo eran directores, curiosamente la compañía Disney también se acercó para comprobar el trabajo en efectos que estaba realizando el equipo. La misma que años más tarde compraría Pixar, y años después adquiriría la propia Lucasfilm. Entre los programadores, diseñadores y directores de la firma de animación que se dejaron caer por el centro neurálgico del mundo Star Wars, apareció uno de especial relevancia: John Lasseter, que sería a la postre cofundador de Pixar.

Lasseter era un prometedor animador en Disney por aquel entonces, pero que por su atrevimiento perdió su empleo. Un tiempo después, y mientras la propia Pixar todavía pertenecía a Lucasfilm entró en su división informática gracias a su amistad con Catmull. La importancia de Lasseter es vital en Pixar hasta el punto de que uno de sus primeros personajes, creados antes incluso de la propia Pixar, se convirtió en la imagen de la marca. La famosa lámpara, que ya es todo un icono, hizo su primera aparición en un corto denominado ‘La lámpara y el vagabundo’, aunque formaba parte de otra película ‘La tostadora valiente’, también obra de Lasseter.

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Fotograma de ‘La tostadora valiente’.

Todo ese carácter innovador y de vanguardia, cambia en el año 1983 a raíz del divorcio entre George Lucas y su hasta ese momento esposa Marcia. Se rompe el acuerdo de divorcio entre ambos y comienza una pugna legal que resta poder económico a Lucas. Las exigencias son muy altas y la división de informática no consigue los resultados pretendidos, por lo que el director –asfixiado por su esposa- decide poner a la venta dicha división. Los dos años siguientes, sin proyectos cinematográficos importantes para Lucasfilm serían el último impulso para la creación definitiva de Pixar.

A lo largo de los años siguientes, ninguna empresa dio el paso para comprar la división informática. El motivo era que Lucas pedía 15 millones de dólares, y la propia firma necesitaba otros 15 millones para funcionar. Tras más de dos años de negociaciones, la pugna se redujo a una veintena de empresas, para finalmente quedar dos de ellas: General Motor y Phillips. Todo cambia, de nuevo, a una semana de cerrarse la venta, con la aparición de Steve Jobs.

El que años más tarde se convertiría en un icono mundial ya había mostrado interés por la firma tiempo antes. Meses antes de todo eso, Jobs se había reunido con Catmull y le había dejado dos cosas claras: la primera era que tenía mucho interés por la división. La segunda que era una personalidad arrolladora, “intimidante” llegaría a expresar Catmull en su libro. La frase que mejor resumía la agresividad de Steve Jobs a la hora de negociar era la siguiente: “cuando no comparto el mismo punto de vista con alguien, me limito a tomarme el tiempo necesario para explicarlo mejor, de manera que lo entienda correctamente”.

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En la foto: Catmull, Steve Jobs y Lasseter (de izquierda a derecha)

La primera reunión se cierra sin un acuerdo. La pedantería de Jobs chocaba con lo que Catmull buscaba para Pixar. Un tiempo después Jobs perdió sus poderes como jefe de división de Macintosh relevado por John Sculley por miedo a que este diera un golpe de estado en la propia Apple. Meses después del varapalo, Jobs apareció con cinco millones bajo el brazo y la promesa de dejar actuar a Catmull y Pixar en la forma que creyeran más conveniente. El acuerdo se cerró por tres veces menos de lo que pedía George Lucas, Jobs supo jugar con las necesidades de Lucasfilm.

Finalmente, la ahora gigante y súper conocida Pixar pasó de trabajar para la realización de Star Wars a trabajar para Steve Jobs como compañía informática. Muchos años más tarde, Disney ha conseguido juntar bajo su nombre lo que un día estuvo bajo el poder de George Lucas, solo ha necesitado 32 años y cerca de 11.000 millones de dólares. Aunque eso sí, aquella división de informática, perteneciente a Lucas y que malvendió por cinco millones de dólares, costó dos veces más que la propia productora de las películas de Star Wars. El futuro a veces es demasiado caprichoso.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2