Springwater deja Delion en manos de un condenado por estafa y la condena al cierre

El personal de Delion fue convocado el 13 de noviembre pasado para conocer al nuevo propietario de la empresa y, a la vez, recibir noticias funestas. Ante ellos se presentó Manuel Rein, economista de la alta sociedad de Madrid, con un complicado pasado judicial a sus espaldas, un desconocido para ellos que les dictó la sentencia de muerte de la empresa. Su discurso fue que había comprado Delion para reactivarla, pero que dados los problemas y embargos con Hacienda, no podía sacarla adelante. Como se trata de un hombre responsable, dijo, la iba a llevar directa al cierre para no delinquir. Para no delinquir otra vez, podrían decirle. Se trataba de la última pirueta del fondo buitre luxemburgués Springwater que ha llevado a Delion desde el grupo de empresas de Indra y una interesante posición, al cierre más desesperanzador.

Springwater lleva años comprando empresas en dificultades, o en traspiés, con el declarado fin de levantarlas y sacarlas otra vez a la venta. El problema es que ese plan casi nunca ha salido bien y se ha llevado por delante a varias grandes empresas y a alguna muy popular. Unipapel lleva un año muerta; Electrodomésticos Miró también está en coma y algo parecido le sucede a Emtech.

El modus operandi pasaba por localizar una empresa en dificultades, pero con buena tesorería o bien con existencias abundantes. Eso sucedió con Miró, Unipapel, Delion e incluso con el Grupo Wamos, cuya cabeza visible es la agencia de viajes Nautalia.

Tanto Unipapel como Delion tenían almacenes a rebosar de material, pedidos y una gran cartera de clientes. Hoy apenas queda nada, incluso la sede de Delion se ha trasladado a un lugar más modesto y pequeño, en la localidad madrileña de Valdemoro.

“Tenemos la sensación de que están vaciando la empresa, que quieren que nos vayamos para aligerar la carga”, asegura un cargo intermedio de la tecnológica Delion. La nómina de octubre se cobró el 29 de noviembre “y de la de noviembre apenas tenemos esperanzas, porque no hay pedidos ni clientes, se están marchando todos”, explica el mismo cargo. Uno de los 272 trabajadores que quedaban a finales de la semana pasada, un superviviente de los cerca de 500 que tuvo hace unos años o los 350 al cierre de 2016. Los almacenes vacíos y material que sale sin que nadie tenga claro a dónde va y si se ha vendido.

El discurso de Manuel Rein fue demoledor y precedió a la convocatoria de una comisión con los trabajadores como paso previo a un ERE de extinción. Lo que sucede es que este ERE ha sido en falso, ya que ni presentaron a los trabajadores la documentación que lo justificara. Y lo que es aún más sorprendente, no lo presentaron ante Trabajo.

Hace unos días la empresa ha comunicado a los trabajadores que no podían presentar el ERE porque no eran capaces de hacer la documentación necesaria. En un sorprendente giro, aseguraban que iban a contratar a una empresa externa para hacerlos.

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Rein, en su funesto discurso, aseguró a los trabajadores también que no iba a presentar concurso de acreedores hasta que expiraran los contratos que tenían firmados. La sensación entre los deprimidos trabajadores es que “quieren negarnos cualquier esperanza para que nos vayamos antes de tener que meternos en un ERE, mientras la empresa va vendiendo como pueda los activos”.

Rein: Un feo historial

Manuel Rein posiblemente hiciera uno de los discursos más catastrofistas de la historia de la empresa española, pero lo cierto es que su presencia resultaba poco tranquilizadora para los trabajadores de Delion. Rein es uno de los mayores morosos a la Hacienda española. Su nombre y la cifra de 4,170 millones de euros está en la última lista de deudores a la Agencia Tributaria. El economista madrileño debe él solo como persona física más a Hacienda que la propia Delion, que también está en la “lista negra” con una deuda de 1,5 millones de euros.

Pero el hombre que frisa los 60 años y da su discurso agorero a los trabajadores de Delipn no fue siempre así. En los 90 era uno de los llamados “tiburones de las finanzas”. Un jovencísimo y ambicioso Manuel Rein, descendiente del falangista Onésimo Redondo y la condesa de Labajos, apareció en la órbita del banco alemán West Deustche Landesbak en los locos años 90. Él, junto al directivo Karl Otto Börn y el abogado madrileño José Luis Cuervo montaron un entramado de falsas inversiones con el que sacaron 3.600 millones de pesetas (21 millones de euros) al banco alemán, que creía estar invirtiendo en valores seguros. No solo no eran seguros, sino que algunos eran tan falsos como los “bonos de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, o los Euskobonos, inventados por ellos, y siempre, según ellos, respaldados por Banesto. Todo resultó un monumental embuste. El banco alemán declaró ante la Justicia española un perjuicio de 9.400 millones de pesetas (56,5 millones de euros). Por todo ello el fiscal pidió para Manuel Rein una pena de 41 años de cárcel. La CNMV lo inhabilitó por 10 años. Para el primer lustro de los años 2000, Rein volvía a estar activo y operativo. Y en problemas. Su compinche José Luis Cuervo incluso logró que el entonces ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, lo indultara en el Consejo de Ministros de Rodríguez Zapatero.

En 2012 Rein fue de nuevo fue condenado por estafa, en esta ocasión a pagar 1,2 millones de euros a una empresa de energía renovable: Europa Scat Sport. Lo más reseñable de esta empresa es que se trataba de una de las inversiones del exfutbolista del Real Madrid Raúl González. Esta empresa salió malparada años después, en concurso de acreedores y con deudas estimadas de siete millones.

Desde que arrancara su carrera profesional en los años 80, en Repsol, la vida profesional de este joven ligado a las familias ennoblecidas por el franquismo con títulos nobiliarios inventados por la gracia del dictador ha ido dando tumbos. Participó en la venta de Puleva, trabajo por el que también fue acusado de estafa, en medio del marasmo del West Deustche Landesbank y que acabó dramáticamente; apareció en Travex, una fabricante de prendas vaqueras; sus tratos fraudulentos con el banco alemán….

También se vio envuelto en 2002, junto al expresidente del RACE, en una querella por tres supuestos delitos contra la Hacienda Pública y un supuesto delito continuado de falsedad de documento mercantil. Tuvo que acometer uja fianza de 6,26 millones de euros. Los hechos sucedieron entre 1997 y 1998, antes que Huidobro fuera presidente del Real Aotomóvil Club de España.

Hoy ha regresado a Travex, después de la salida de su propietario mexicano, anunciando que va a volver a dotar de vida a esta empresa en retroceso. Y ha participado en el entramado societario con el que Springwater está liquidando Delion.

Las sospechas de trabajadores y sindicatos son que el fondo buitre que lidera Martin Gruschka ha ideado una trama de empresas pantallas, tras las que hurtar las responsabilidades judiciales y laborales de la catástrofe empresarial de Delion.

Inicialmente fue el director general de Delion, Ignacio Bazin, quien hizo de mascarón de proa, al informar que él había adquirido Delion a Springwater por un importe total de un euro. Pero duró poco al frente de la compañía, que ahora controla Manuel Rein. La compra se hizo por medio de la empresa Bistagno Inversiones, una sociedad creada el pasado mes de junio, con 3.000 euros de capital social. Esta ha sido posteriormente adquirida por Corelata Servicios y gestiones, propiedad del mismísimo Manuel Rein, que es quien finalmente controla Delion.

Todo este movimiento societario fue documentado ante los trabajadores con solo dos hojas del primer contrato de compraventa

Todo este movimiento societario fue documentado ante los trabajadores con solo dos hojas del primer contrato de compraventa. La desconfianza en los empleados de Delion es tal, que hasta les cuesta creer que Rein sea el administrador. De hecho, se inscribió su cargo en el Registro Mercantil una semana después de la primera reunión.

Delion es ya casi pasado de la historia industrial y tecnológica de España, y como tal la casi dan por amortizada hasta sus propios trabajadores, que se enfrentan al infierno de los retrasos en las nóminas y pagos de solo el 50% de su salario. “Sabemos que dinero para la nómina de diciembre no hay. Es terrible, porque hasta que no se resuelvan los trámites y acabemos cobrando de Fogasa van a pasar meses. La gente está intentado irse de la empresa, que es lo que creo era el objetivo de esta gente”, explica una fuente interna.

Las últimas cuentas presentadas al Registro, que llegan hasta mayo de 2016, reflejan un resultado negativo de casi dos millones de euros. Siendo esto malo, peor es el dato de que la deuda a corto plazo es de casi 17 millones de euros.

En su informe de auditoría, BDO asegura en su párrafo de énfasis que, aunque la compañía tiene un pasivo superior a dos tercios de su capital, contaba en mayo de 2016 de un plan de negocio “y el apoyo de su socio único”. Es decir, en esos momento, Springwater.

Un año después, ese apoyo se convertía en la venta a diversas sociedades y el control por parte de Manuel Rein, cuyos antecedentes “nos provocan escalofríos”, explica un cargo intermedio de Delion. Sus 30 millones de facturación, su acervo empresarial, todo va camino de la destrucción. Una muesca más en el revolver del fondo buitre luxemburgués.