Sorpasso en el ladrillo de Madrid: los inversores chinos superan a los venezolanos

Los venezolanos conquistan el Barrio de Salamanca. Se han escrito decenas de artículos sobre esta circunstancia. La situación política de Venezuela hacía atractivo el desembarco de grandes fortunas en Madrid. Pero la realidad es que son los chinos y en segundo lugar los rusos los que han conquistado el ladrillo de la capital de España, según las inmobiliarias.

Los datos hablan por sí solos. Los chinos lideran el ranking de nacionalidades que han obtenido la golden visa desde su entrada en vigor en el año 2013. Hasta 2017 -último año que se conocen datos- han acumulado 4.640 visados dorados, según la Secretaría de Estado de Comercio.

Este año 2018 se han expedido cerca de 700 golden visa gracias a una inversión inmobiliaria superior a los 500.000 euros. En este apartado no se han aportado datos sobre las nacionalidades, pero desde las inmobiliarias señalan que son los inversores chinos los que han ganado peso, sobre todo en Madrid. Los rusos han colonizado la Costa del Sol y los estadounidenses, Barcelona.

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Ante esta oportunidad de negocio, han surgido empresas que buscan explotar este nuevo nicho del sector. En este sentido emerge una promotora como Bafre, experta en la promoción y comercialización de inmuebles a inversores chinos. De hecho, cuenta con más de cinco agentes comerciales que se encargan de enseñar, acompañar y asesorar a sus clientes.

Lo que diferencia al inversor chino del venezolano son sus activos. Mientras los segundos buscan, en la gran mayoría de ocasiones, un bien de lujo, los primeros intentan comprar pisos periféricos de la capital que en la suma logren alcanzar ese medio millón de euros, que les permita alcanzar el visado de oro que proporciona el Gobierno Central.

Esta inmobiliaria presidida por Long Fang Hu, un español de padres chinos de 28 años, ha logrado su facturación de 2016 a 2017 —de 324.000 a 1,1 millones, según el registro de la propiedad—. No se trata de una promotora que exclusivamente trate con clientes chinos, pero sí están especializados en ellos. Su modus operandi es sencillo: una furgoneta negra al mas puro estilo estrella del rock, un comercial chino con buenas dotes de venta y un portfolio amplio de viviendas para vender.

4.640 visados dorados han logrado los chinos desde su creación

Los inversores chinos alquilan el piso hasta que, pasado un tiempo en el que supuestamente se revaloriza, lo vuelven a sacar a la venta. Pero han de tener cuidado con el volumen de viviendas que vendan y su cantidad porque si desinvierten los 500.000 euros pierden todos los beneficios que les otorga la golden visa.

La fama de meticulosos y calculadores que recae sobre los hombros de los inversores chinos es una realidad. Por este motivo, promotoras como Bafre se encargan de que su cliente tenga todo tipo de información antes de realizar su viaje a Madrid. De hecho, la promotora emplea hasta tres meses para mandar una relación de los pisos que puede comprar y vídeos del mismo.

La estancia en España suele durar cerca de una semana. Tiempo más que suficiente para visitar varias zonas de Madrid -destino preferido por los inversores chinos-. Aunque son muchos los distritos y zonas que miran, lo cierto es que muchos de ellos suelen fijar sus objetivos en Usera -también llamado como el barrio chino de Madrid-. 

COMERCIO PARA CHINOS

De todos modos, estos clientes no pierden el tiempo. Enseguida detectan si el inmueble les interesa. Si les gusta el piso de verdad pueden estar más de una hora dando vueltas y observando cada mínimo detalle del mismo. Pero si la vivienda no les agrada lo descartan en menos de cinco minutos y con signos de desaprobación más que evidentes.

El inmobiliario es sólo uno de los tantos negocios que intentan atraer al cliente chino. Las empresas saben del potencial de este perfil e intentan adaptarse a su desembarco en España. El Gobierno es consciente de que se acabaron los récords turísticos, ahora toca sacar tajada de los viajeros ricos y no tanto apostar por los viajes low cost o el famoso turismo de borrachera. Una obsesión que se traduce en 20.000 millones de euros y una serie de medidas que verán la luz en el primer trimestre de 2019.

Lo cierto es que el turismo chino en España está a años luz de lo que se espera. En 2017, un total de 514.777 viajeros llegaron a nuestro país, según datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Una cifra irrisoria si se compara con los 82 millones totales que recibió España. El Gobierno necesita agilizar trámites y poder así hacer más atractivo nuestro país para el visitante chino.