Siria, ecos de una guerra eterna

Parece que han pasado miles de años, pero tan solo hemos avanzado algo más de un lustro en el calendario. Y es que, la Primavera Árabe -que comenzó en Túnez y prendió su mecha por todo el Magreb- terminó hace mucho tiempo, sin dejar crecer en muchos casos las flores que debían pintar el Siglo XXI de todos los países árabes desde Marruecos hasta Oriente Medio.

Cada país es un caso, pero existen situaciones especialmente sangrantes, como la de Siria, que tras estos acontecimientos se embarcó en una cruenta guerra civil que tiene en vilo a la sociedad internacional. Poniéndonos en situación, hay que retrasar el calendario hasta el 15 de marzo de 2011, cuando empezaron las primeras protestas, a las que el actual presidente de Siria, Bashar Al-Assad decidió responder de manera especialmente cruenta: la policía actuó violentamente ante las movilizaciones pacíficas que se repetían a lo largo del país.

Fue entonces cuando se formó el Ejercito Libre Siro, al que se adhirió una parte del ejercito y de las fuerzas y cuerpos de seguridad del país oriental, más conocidos en la prensa y medios internacionales como los rebeldes, que decidieron hacer frente y responder con todas sus fuerza a la desmesurada acción del gobierno. Esta es la rama más moderada de los combatientes frente al régimen oficial. Así, los acontecimientos fueron tomando cada vez un tono más violento y sangriento -terminando en la situación que vivimos hoy en día-.

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¿Sirvió realmente para algo la Primavera Árabe?

Un conflicto que ha tornado, como ya hemos visto, a tintes dramáticos para la población, con una crisis humanitaria sin precedentes. De hecho, ha sesgado más de 250.000 almas, según los datos aportados por la ONU, y ha obligado a más de siete millones de personas -confirman los datos de Amnistía Internacional- a abandonar sus hogares en busca de una seguridad que parece que nunca llega.  El número de refugiados, por su parte, que han tenido que movilizarse a otros países, se lanza hasta las 4,8 millones de personas, según los datos ofrecidos por NRC Handelsblad en agosto de 2016.

La crueldad ha llevado, incluso, al uso de armas de guerra químicasprohibidas desde hace tiempo por la comunidad internacional- contra la población civil. De hecho, hace poco que vivimos un ataque de este tipo, fue entonces cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump decidió actuar: bombardeó el almacén químico de armas –en manos del ejercito oficial de Siria, al mando del cual se sitúa Bashar Al-Assad.

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Una acción militar que ha tenido sus consecuencias internacionales. Putin, como representante del pueblo ruso e Irán ya han advertido: No tolerarán un nuevo movimiento de este tipo en la zona, frente a un régimen –el de Al Assad– al que apoyan. 

Hay que remontarse atrás en el tiempo, hace aproximadamente cuatro años, cuando el todavía presidente de Estados Unidos, Barack Obama, respaldado por buena parte de la comunidad internacional, se vio preparado para intervenir directamente en Siria. Los precedentes, más o menos, eran los mismos que los actuales: el gobierno sirio asesinó a más de 1400 civiles en un ataque químico sobre el suburbio de Guta, cerca de la capital, Damasco.  Todo sucedió el 21 de agosto de 2013.

Donald Trump ha actuado donde Obama no se atrevió a hacerlo

El nueve de septiembre, el Congreso de Estados Unidos iniciaría una votación en la que se dilucidaría una intervención directa, para terminar con el uso de este armamento sobre población civil. Siria, a través de su representante de exteriores, hizo saber que pondría su arsenal bajo la inspección de la comunidad internacional. Todo a petición de Rusia, quien ya habría intentado frenar la entrada de Estados Unidos.

Obama y Putin Merca2.esEn cualquier caso, y como queda claro, Trump se ha atrevido a actuar, donde Obama se anduvo con pies de plomo por no molestar a la nación eslava. Y es que, en parte, la comunidad internacional -sobre todo Estados Unidos- ha tenido que frenar sus aspiraciones de participar en el conflicto por la posición de este país.

Parece que la cautela de Obama no ha servido de mucho, observando los acontecimientos posteriores. Al-Assad ha vuelto a jugar a la guerra sucia, frente a una población de civiles indefensos.

Lo que sí han hecho ambas administraciones es intervenir, aunque a través de métodos más indirectos. «Tanto la Administración Obama como la Adminsitración Trump han planteado una estrategia de intervención indirecta en Siria desde el principio, entre otras cosas armando y entrenando a determinados grupos opositores por ejemplo; pero siempre evitando la intervención directa, aunque no por ello se puede decir que no intervienen», admite en este sentido el experto en relaciones internacionales, Rafael Calduch Torres, profesor universitario en la materia.

El terrorismo lo enreda todo

La entrada de grupos terroristas al país han contribuido en enredar más aún un conflicto que, ya de por sí, es bastante complicada. Dos han tomado un proagonismo inusitado: el Frente Al Nusra -rama local armada de Al Qaeda– y el Estado Islámico, que llegó desde la nación vecina de Irak. Los primeros se engloban dentro del Ejercito de la Conquista, una de las ramas más radicales entre los grupos rebeldes

El Frente Al Nusra ha colaborado en diversas batallas -sobre todo por necesidad- con las facciones más moderadas de los grupos rebeldes; pero la relación se ha mostrado tensa en diversos momentos.

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El Estado Islámico de Irak y Levante, por su parte, entró a la guerra en 2013, acaparando zonas al norte del país; en su caso, luchan frente al ejercito leal a Bashar Al-Assad, como también se enfrenta al Ejercito Libre Sirio y a otros grupos radicales como Al Nusra.

En cualquier caso, y volviendo a centrar la visión en la sociedad internacional, Rusia ha visto claro que el régimen del dictador Al-Assad es una de las pocas formas de mantener a raya a los grupos terroristas de la zona. Lo que viene a confirmar que estos integristas no hacen más que complicar la situación.

Antecedentes en Siria

Siria es un país mediterráneo, en la zona de Oriente Medio. Una zona que siempre ha estado en disputa y ha pasado en manos de diversos imperios a lo largo de la historia, como el Romano, el Bizantino o el Gran Califato Árabe.

Tras la caída del Imperio Otomano, a principios del Siglo XX –con su derrota en la Primera Guerra Mundial- se convirtió en una colonia francesa que duró hasta el otro gran conflicto de estos 100 años: la Segunda Guerra Mundial. 

Tras este último conflicto se convirtió, al fin, en un país independiente. El vídeo inferior – que se hizo viral en Internet– muestra los momentos más importantes de toda la historia del país árabe.