Sidenor verá mermado su beneficio por el impuesto al diésel

Piñones de la caja de cambios, amortiguadores, cigüeñales o muelles de la suspensión forman parte de la mecánica del automóvil. Antes de que cojan su aspecto definitivo, empresas siderúrgicas como Sidenor elaboran los materiales de acero que posteriormente transforman otras industrias.

“No todos los años son buenos, pero 2018 sí lo va a ser”, afirma José Antonio Jainaga, su presidente. Sin embargo, los resultados no serán tal y como esperaban según iba el mercado hasta ese momento porque el anuncio del impuesto al diésel que entrará en vigor en 2019 les está haciendo ‘pupa’.

“Desde septiembre se está complicando un poco la situación con la historia del diésel”, corrobora. La razón es bien sencilla: el mercado se ha ralentizado y los pedidos bajan. “Lo notamos extraordinariamente. Hay una tendencia al descenso de volúmenes. Esperemos que sea algo transitorio”, desea José Antonio Jainaga.

El dinero que han recibido por las subastas de interrumpibilidad se ha reducido casi a la mitad

No es el único ‘bache’ que Sidenor se está encontrando en el camino. Las llamadas subastas de interrumpibilidad, por las que el Gobierno, a través de Red Eléctrica (REE), corta el suministro a grandes empresas a cambio de una indemnización, se han desinflado. Si en la primera del año recibieron diez millones de euros, en la segunda esa cantidad se ha reducido casi a la mitad, en concreto, 5,7 millones. “Ese dinero es el que nos permite invertir. Somos un negocio en el que los márgenes son pequeños. Las subastas pueden hacer que un año sea positivo o negativo”, matiza Jainaga.

SIDENOR Y EL COSTE DE LA ENERGÍA

Dos terceras partes del coste de la energía que consume Sidenor es eléctrica y, la restante, gas natural. Al año, el gasto en energía es de 80 millones de euros, y la facturación de la empresa es de 800 millones.

“Cierto que es sólo el 10% del total de la facturación pero nuestro problema es que sobre una parte de nuestros costes no tenemos capacidad de actuación”, concreta su presidente. Así, por ejemplo, sobre la materia prima, que supone el 50%, tienen una nula capacidad de negociación.

Otro hecho que le ‘quita el sueño’ al máximo dirigente de Sidenor es el hecho de que sus máximos competidores, es decir, franceses y alemanes, paguen menos por la energía que consumen. ¿Cuánto? Entre un 20% y un 40%. “La energía se come una parte fundamental de los resultados y no podemos repercutirlo a nuestros clientes”, señala Jainaga.

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Para compensar los costes de la energía, grandes consumidores de energía como Sidenor reciben una aportación económica del Estado que les devuelve una parte de lo que han pagado a los generadores eléctricos (Endesa, Iberdrola…). Mientras que en Alemania esa cantidad es de 245 millones de euros, en Francia 90 millones, y en Holanda 78 millones, en España esa cantidad es de tan solo seis millones de euros. La diferencia entre Alemania y España es abismal.

Fue en mayo de 2016 cuando un grupo de directivos, encabezados por José Antonio Jainaga, adquirió Sidenor por 155 millones de euros a la firma brasileña Gerdau. La empresa acumulaba pérdidas desde 2013. En 2017, los números rojos dieron paso a los números negros.