Se acabaron los plagios de Mozart emitidos en las madrugadas televisivas: las claves para entender «La Rueda» 

Las madrugadas televisivas han sido utilizadas desde los noventa como escaparate cutre donde anidaban teletiendas, brujas y los «llama y gana». A estos géneros se les unió la década pasada la emisión de unos conciertos musicales más que sospechosos: ni daban audiencia, ni tenían ningún tipo de interés de forma aparente. Las televisiones, conscientes de que las madrugadas no repercuten en la media diaria de audiencia, comenzaron a emitir maratones de este tipo de espacios relacionados con «La Rueda» que denunció Antón Reixa, presidente de la SGAE hasta que en 2013 su investigación le costó el puesto. El artista gallego ha explicado en El Diario el funcionamiento de la trama: «Es un procedimiento muy sofisticado y complejo en el que una serie de intermediarios producen minutos musicales que venden a las televisiones. El esquema de negocio es el siguiente: los intermediarios le ceden a la editorial de cada cadena el 50% de lo que se llama el derecho editorial y del otro 50%, que habitualmente va para el autor, una parte se lo quedan ellos mismos y lo registran a su nombre. Por lo tanto un porcentaje va a parar a estos intermediarios, personas que no son autores, que se declaran autores y figuran como tales en el registro de la SGAE teniendo derecho a voto. Normalmente el autor real queda fuera o minimizado en el porcentaje».
Para comprender este tema hay que señalar que las televisiones pagan una especie de tarifa plana anual a la SGAE por emitir música. Pero con la emisión de estos espacios musicales las teles se ahorraban hasta el 30% de dicha factura, mientras que algunos «compositores», la mayoría pícaros que registraban ligeras variaciones de clásicos de Mozart o Vivaldi, se llevaban la mayor parte de los pagos que daba la sociedad a los autores que habían conseguido emitir piezas en las televisiones. Es decir, que estos señores, con la aparente connivencia de la SGAE y televisiones, se embolsaban miles de euros en vez de autores contrastados. Algunos llegaron a registrar 6.000 obras en cinco años, síntoma que evidencia cómo funcionaba el tema. Hay 18 detenidos por «La Rueda», pero queda por ver el papel del Ministerio de Cultura, las televisiones, y la SGAE, donde se hizo famosa la frase «no hay quien pueda con los votos de la Rueda» porque sus integrantes tumbaron dos cuentas anuales del presidente José Luis Acosta cuando éste intentó cambiar los estatutos para eliminar la estafa.

 

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Recuerden que el 80% de los ingresos de la SGAE procede de las televisiones, cuota que deja en casi anecdótico los ingresos de conciertos y discos. Y el 70% de la música televisiva se emitía de madrugada, aunque por el momento TVE ha decidido hacer cambios en sus madrugadas y las televisiones de Euskadi, Murcia, Madrid, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Baleares, Aragón y Canarias han dejado de emitir este tipo de conciertos, también conocido como «música de brujas» porque además de los conciertos también tenía importancia los temas musicales casi inaludibles que se escuchaban como fondo de las predicciones de Sandro Rey y compañía. Mediaset se ha mostrado ajena a «La Rueda», Atresmedia se ha abstenido de hacer declaraciones y uno de los investigados, Fernando Bermúdez, parece ser que era el encargado de untar con regalos a directivos televisivos para que diesen el plácet a la emisión de estos programas, evidenciándose en el auto judicial de Bermúdez con un directivo de Telemadrid, Javier Valero, al que pronosticaba cual Rappel que le iba a tocar la Lotería, suerte que parece ser que le tocaba todos los años a unos falsos autores y a las televisiones.