El modelo ‘low cost’ de Ryanair comienza a sufrir graves turbulencias

Ryanair ha conseguido cerrar uno de sus años más complicados con beneficios, pero las previsiones no son tan halagüeñas. Ese modelo, que en su día consiguió romper el mercado aéreo y hacer tambalear las grandes compañías de bandera, acusa sus primeros síntomas de debilitamiento por el aumento del precio del combustible, gastos imprevistos de personal, compra exagerada de aviones e incertidumbre ante el Brexit. Situación que obliga a la compañía a sacar dinero de otra forma y que, quizá, pueda afectar a los precios de los billetes aéreos.

A pesar de la cancelación de más de 2.000 vuelos y el giro histórico de su política laboral por el conflicto con los pilotos, Ryanair reportó un beneficio neto de 1.450 millones de euros en su último ejercicio fiscal –finalizado a 31 de marzo de 2018–, un 10% más que el año anterior.

Sin embargo, la propia aerolínea ha pronosticado un difícil 2019. Y no es para menos. Sus gastos se incrementarán más aún que en 2018. “Los ingresos complementarios crecerán a medida que la penetración de los servicios al cliente continúe aumentando. No esperamos que el crecimiento de los ingresos auxiliares compense completamente los costos más altos y las tarifas más bajas, por lo que esperamos que las ganancias del año fiscal caigan a un rango de 1.250 millones de euros a 1.350 millones de euros”, explicaron.

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Aunque la irlandesa suele ser muy extremista en sus pronósticos, en este caso la situación de 2019 podría llegar a ser peor incluso. Para empezar, sus nuevas políticas laborales implican nuevos esfuerzos económicos. Ryanair anunció subidas salariales del 20% a sus pilotos en países como Reino Unido, Alemania o España. En nuestro país, a la espera de llegar a un acuerdo con el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (Sepla) –al que ya ha reconocido oficialmente–, este aumento supondría un coste de 100 millones de euros anuales.

Y aquí Ryanair se encuentra con dos problemas. El primero es llegar a un acuerdo próspero en todos los países y pagar el aumento salarial. De momento solo lo ha conseguido con el sindicato Balpa en Reino Unido. Si no lo consigue, no se descartan nuevas huelgas, lo que supondría otro gasto en concepto de indemnizaciones para los usuarios. “No las esperamos, pero es importante para los inversores que no las descartemos. Tener sindicatos significa que tendremos huelgas ocasionalmente”, anunció el CEO de Ryanair, Michael O’Leary.

Además, Ryanair podría sufrir una nueva oleada de cancelaciones de vuelos y no por huelgas laborales. La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) ha ordenado que se realicen inspecciones en 700 motores CFM56-7B de la compañía Southwest tras explotar uno de ellos en pleno vuelo. Si las revisiones se extienden a Europa, Ryanair sería la más afectada porque según un informe de Bloomberg Intelligence, “la cantidad de vuelos por día con factores de alta carga y una gran cantidad de asientos por aeronave de Ryanair generaría un estrés máximo en los componentes del motor”.

NUEVOS PEDIDOS Y SUBIDA DEL PRECIO DEL PETRÓLEO

A esto hay que añadir que la irlandesa necesita nuevos pilotos para hacer frente al aumento de flota. Al final del año, contaba con cerca de 400 aviones Boeing 737 y en los próximos seis años espera ampliar hasta 600 aviones. Por ello, Ryanair ha decidido ejercer sus opciones de compra con Boeing sobre un pedido de 25 aviones 737 MAX 200 ‘Gamechanger’ adicionales, valorado en 2.456 millones de euros, según precio de catálogo del constructor, con lo que eleva el número de encargos en firme de este modelo a 135 aeronaves. La compañía irlandesa tiene otras 75 opciones de compra aún pendientes con Boeing.

Este modelo de avión, muy empleado por Ryanair, busca taponar otra fuga de gastos a largo plazo: el aumento del precio del petróleo. El 737 MAX 200 reduce el consumo de combustible un 13% frente a los aviones de pasillo único.

La demanda mundial de petróleo está creciendo, y una serie de factores políticos a corto plazo en Venezuela, Libia e Irán, sugiere que los precios continuarán siendo elevados para el próximo año. Las tarifas aéreas tienden a seguir los precios del petróleo (como lo han hecho a la baja en los últimos 3 años), pero con un retraso de hasta 12 meses antes de que los precios del fuel se incrementen a tarifas aéreas más altas.

Así, Ryanair estima que los costes unitarios aumentarán un 9% debido a los mayores precios del personal y del petróleo que, cuando se ajusten por el crecimiento del volumen, agregarán más de 400 millones de euros a su factura de combustible.

NUEVAS ADQUISICIONES

En el proceso de consolidación aérea en la que las grandes compañías como IAG –con el intento de comprar Norwegian– o Lufthansa están tomando posiciones, Ryanair no quiere quedarse fuera. Hace un año creó la Polonia Ryanair Sun, filial dedicada a vuelos chárter en el país. También adquirió el 24,9% de LaudaMotion y está intentando aumentar esa participación al 75% –operación sujeta a la autorización de la UE–.

Pero volver a poner en marcha esta compañía no será gratis. LaudaMotion requerirá casi 100 millones de euros. La irlandesa estima que “tendrá pérdidas operativas en los próximos dos años en gran medida debido a costosos arrendamientos de aviones de Lufthansa”. A partir de ahí, podría ser rentable y viable; o no. Todo dependerá de la estrategia a seguir.

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Además, la compañía ha realizado un pedido de 50 Airbus 320, valorados en 4.225 millones de euros a precio de catálogo. Una vez obtenga luz verde por parte de la UE, podría ampliar la flota hasta las 100 aeronaves. Por primera vez, la low cost incorpora modelos de Airbus a su flota.

Por otro lado, junto a su competidora EasyJet, Ryanair se muestra muy preocupada por el Brexit. Desde la low cost creen que se llegará a un acuerdo de transición de 18 meses, entre marzo de 2019 y diciembre de 2020, que podría ampliarse aún más. Por ello, tienen la intención de restringir los derechos de voto de todos los accionistas no pertenecientes a la UE en caso de un Brexit difícil, para garantizar que Ryanair sea mayoritariamente propiedad y esté controlada por los accionistas de la UE en todo momento.

BÚSQUEDA DE NUEVOS INGRESOS

El éxito del modelo de Ryanair consiste en tener aviones volando constantemente y l agran mayoría en aeropuertos secundarios, donde muchas de sus rutas reciben subvenciones. Cada minuto que un avión está en tierra está perdiendo dinero. Por eso el margen de tiempo entre que un avión aterriza y vuelve a despegar es muy ajustado. Y todo ello bajo un férreo control de los gastos. Hasta el último céntimo se mira con lupa, sin importar la imagen.

Ryanair 2 Merca2.es
Jason Alden/Bloomberg

Pero para hacer frente a todos estos gastos en aviones, personal y petróleo, Ryanair tendrá que ganar dinero extra. Sus bajas tarifas siempre han quedado compensadas por los ingresos complementarios, tales como venta de boletos o la nueva política de pago de facturación. La última ocurrencia consiste en reducir el período para realizar el check in de sus vuelos entre 48 y dos horas antes de volar. Antes se podía hacer hasta cuatro días previos.

Como siempre, el pasajero puede pagar por este servicio. Aquellos que abonen tres euros por reservar un asiento o hasta 17 euros para poder extender sus piernas, podrán realizar su check in hasta 60 días antes.

Esta podría ser la primera medida de una batería de otras para conseguir ingresos extras ante una situación que, en último caso, podría desembocar en una subida de tarifas.

Así, la situación de Ryanair marca un punto de inflexión en la compañía low cost más importante de Europa. La consolidación del sector obliga a la irlandesa a crecer en tamaño, lo que implica comprar más aviones, contratar más personal o entrar en otras compañías con el efecto adverso del precio del petróleo, del Brexit y de sus políticas laborales. Un cóctel explosivo que puede terminar pagando el pasajero.