El mercado demanda a Repsol que profundice en la venta de activos de upstream

Repsol, al igual que el resto del sector petrolero, está enfrascado en un cambio profundo de todo su modelo de negocio. Sin prisa, pero sin pausa la compañía española ya ha empezado a ejecutar desinversiones en activos como la participación que mantenía en Gas Natural (ahora Naturgy) para adquirir otros relacionados con la energía renovable, cómo su entrada en Viesgo. Aun así, los inversores demandan a la firma que profundice en la venta de una parte de sus activos de upstream, que incluyen exploración y explotación, para ganar más valor.

La evolución bursátil de la firma presidida por Antonio Brufau en el último lustro (en realidad el efecto viene casi desde 2012) tiene una peculiaridad: siempre ha cotizado cerca de un 20% por debajo de su valor contable, al contrario que la gran mayoría de sus pares. Una brecha qué sin variaciones significativas en su actual distribución de activos, esto es sin las ventas que piden los analistas, seguirá vigente en los próximos años. De hecho, Repsol será la compañía petrolera europea más barata en los próximos tres años, según estimaciones de JP Morgan.

Una de las partidas más seguidas por los analistas para conocer el valor que tiene una empresa, y trasladarla a su cotización bursátil, es el denominado PER. Dicha ratio (cuyas siglas vienen de la traducción inglesa de precio entre beneficio por acción) suele mostrar si una empresa está cara o barata, ya que indica los años que tarda un inversor de media en recuperar su inversión. Las estimaciones de los analistas de JP Morgan sitúan a Repsol en las 8,9 veces en 2019, 7,7 veces en 2020 y 7,6 en 2021, de tal manera que se queda lejos de la media del sector (sin la firma española) que se moverá en las 13,45 veces en 2019, 12 veces para 2020 y 11,38 veces para 2021.

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En cuanto al resto del sector, la portuguesa Galp será la que cotice en los próximos años con un precio más caro superando las 18 veces en 2019 y las 15 veces en 2020. A la compañía presidida por Antonio Mexía le siguen Equinor y ENI, mientras que los gigantes Shell, BP y Total lo harán a precios más ‘normales’ con un Per que oscilará entre las 11,3 veces y las 12,5 veces para este año y el 10,9 y el 10,2 de cara al siguiente.

El débil desempeño de Repsol en los últimos años (también de cara al futuro), pese al incremento en el precio del petróleo, tiene que ver con tres razones fundamentales: por un lado, el agujero que le ha hecho Venezuela en los últimos años y que debido a la fuerte crisis que vive el país podría terminar por borrar de su balance la totalidad de su exposición patrimonial, que hace tan solo año y medio supera los 2.100 millones de euros.

Repsol cerró el 2018 con el mayor ritmo productor de la última década, gracias al buen desarrollo de algunos de sus pozos y pese al desplome de la extracción en Venezuela

Además, también afecta a la acción de Repsol la baja de rentabilidad que estaría reportando a sus accionistas, medido como beneficios entre fondos propios y denominado ROE. Dicha ratio no ha pasado del 8% en los últimos cinco años, además, de cara a los tres próximos años los analistas de JP Morgan no esperan que pueda pasar del 9%. Por el contrario, otros competidores como Galp (superará el 16%), Equinor (se situará cercano al 12%), BP (también superará el 12%), Total (por encima del 11%) y Shell (se aproximará al 12%) están por encima de la compañía española. Una posición que incluso será peor en el caso del ROACE, esto es en cuanto a la rentabilidad respecto del capital empleado.

REPSOL RECUPERA EL PULSO EN CUANTO A PRODUCCIÓN

Repsol cerró el 2018 con el mayor ritmo productor de la última década, gracias al buen desarrollo de algunos de sus pozos y pese al desplome de la extracción en Venezuela. La buena marcha de la actividad permitió a la compañía a disparar sus ingresos por upstream hasta los 7.699 millones de euros, una cifra que supone una mejora del 61% respecto a la cifra de 2015. Aunque la mejora a nivel de ebitda es todavía mayor, ya que se incrementó en los últimos tres años hasta un 198%, según los datos recogidos por Bloomberg.

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El buen desarrollo de la actividad le ofrece a la compañía española la posibilidad de desinvertir en algunos de los activos que mantiene en más de 31 países, de tal manera que reduzca los altos costes de capital que exige y pueda mejorar su rentabilidad. De hecho, los gastos por depreciación y amortización de la actividad upstream consumió más de 2.000 millones en 2018 y los gastos de capital cerraron también en cerca de 2.000 millones.

Repsol no es la única firma que se encuentra en dicha situación, ya que el resto de compañías se están moviendo en la actualidad. En este sentido, semanas atrás se publicó que Equinor estaría pensando en vender toda su participación en los pozos de shale oil de Eagle Ford, en Texas. Curiosamente, la explotación de dichas infraestructuras las realiza en conjunto con Repsol aunque la firma no estaría barajando desprenderse también de dichos activos.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2