La desagradable sorpresa de Repsol: su deuda es más del doble

Repsol ha profundizado en los últimos años en reducir su volumen de deuda, no solo de cara a contentar a los inversores (que exigen a este tipo de firmas un apalancamiento pequeño dada la volatilidad de su materia prima), sino también para ganar margen de cara a próximos movimientos. Una situación que ha cambiado con fuerza desde el 1 de enero, ya que la nueva contabilidad que se le exigen a las empresas ha más que doblado (o casi triplicado, según se quiera coger) el endeudamiento de la firma presidida por Antonio Brufau.

Por si el mundo de la contabilidad fuera poco lioso, muchas de las grandes compañías ayudan a ello retorciendo los criterios para tapar sus carencias, a partir de este 2019 todavía lo será más. Especialmente, respecto a la partida de deuda neta de las compañías. Así, Repsol presentó en sus últimas cuentas, presentadas el pasado martes 30 de abril, hasta cuatro cifras distintas que reflejan su deuda neta dependiendo de a que te acojas: puede ser 3.686 millones, puede ser 6.723 millones, sumar 7.457 millones o dispararse hasta los 9.710 millones. ¿Cuál es la real? La pregunta no tiene respuesta como tal, aunque la compañía prefiere dar la más baja (¿sorpresa?).

La última cifra real, y también oficial, de endeudamiento para la petrolera española son los 3.439 millones de euros con los que cerró 2018. En esa línea, manteniendo la misma contabilidad que el año anterior (o bien sin hacer caso a las nuevas normas publicadas) la cifra asciende a 3.686 millones de euros, que es la cifra que maneja la propia compañía. Pero claro, no hacer caso a las nuevas normas contables se podría denominar como trampa, por lo que está obligada a publicar la reclasificación de las cifras de cara a la nueva normativa. Es en ese punto, donde comienza la verbena.

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La nueva normativa que se ha ido fraguando en los últimos años, conocida como NIIC, busca reforzar la imagen fiel de los estados contables. La que más se ha repetido en la actualidad, la que tiene efecto sobre los arrendamientos (NIIC 16), no es la única con la que deben empezar a cumplir las compañías, sino que hay otras más. Uno de los primeros cambios que empezaron a registrarse fue en cómo reconocían los ingresos de los clientes, aunque la realmente importante (de cara que puede producir importantes cambios en las estructuras financieras) llegó con la reclasificación de los instrumentos financieros. Así, se busca una gestión más eficaz de los mismos a través de su distinción por la existencia o no de flujos de efectivo contractuales. Además, mejora el concepto de pérdida esperada (superando a la NIC 39) de tal modo que solo se registra un coste y nos dos (el amortizado y los disponibles para la venta).

Los anteriores cambios, a los que se unen otros menos importantes, producen una reclasificación en los pasivos de Repsol que eleva la deuda neta hasta los 6.723 millones (prácticamente el doble) en el primer trimestre de 2019. El cambio se debe, en primer lugar, a que dentro del apalancamiento se le debe añadir (como negocios conjuntos) la financiación neta del grupo a la filial brasileña Sinopec. Aunque el grueso del aumento viene de reclasificar los pasivos no corrientes, deudas que mantiene la compañía a más de un año, que pasan de 6.474 millones a 9.309, por último, la reclasificación de los derivados financieros reduce la aportación positiva (esto es que reduce la cifra de endeudamiento) en casi un 80%.

México

Pese a ello, todavía no está cerrado el capítulo de las reclasificaciones en Repsol, ya que todavía queda contabilizar la nueva forma en la que deben registrarse los arrendamientos. La denominada NIIF 16, que entró en vigor este 2019, detalla que los contratos de alquiler de activos que mantienen las empresas se deben contabilizar el montante económico comprometido como deuda. Con ello, el incremento del apalancamiento de Repsol es todavía mayor y supera los 9.700 millones de euros, lo que supone hasta un 163% más de la cifra oficial que pública la compañía.

REPSOL ENTRE LAS PEORES PETROLERAS DEL MUNDO EN BOLSA

La petrolera española cerró el primer trimestre de 2019 con un beneficio neto de 608 millones de euros, en línea con los 610 millones que obtuvo la petrolera en el mismo periodo un año antes, según informó a la Comisión Nacional del Mercado Valores (CNMV). El área de Upstream (exploración y producción) incrementó su resultado un 12,5%, hasta los 323 millones de euros. Por su parte, el área de Downstream (refino, comercialización y química) logró un resultado de 404 millones de euros.

El incremento del apalancamiento de Repsol es todavía mayor y supera los 9.700 millones de euros, lo que supone hasta un 163% más de la cifra oficial que pública la compañía

Pese a que las cifras fueron buenas, el valor no termina de despegar en bolsa al mismo ritmo que sus comparables. Así, en lo que va de año la cotización de la petrolera se ha revalorizado poco más de un 5%, por delante de Equinor o Gazprom, pero muy lejos de otras grandes europeas como Total (+7,11%), Royal Dutchs (+ 7,32%), Eni (+9,81) o BP (+11,16%). En el caso de las estadounidenses también sacan una importante diferencia frente a la española, así Chevron sube casi un 7% y Exxon Movil por encima del 13,3%.

La razón más evidente del mal desempeño de la firma se encuentra en su exposición a Venezuela, la cual representa no solo una parte importante de su producción de barriles de crudo (pesa casi tres veces más que en otras grandes petroleras), sino también que sus mayores reservas de gas están en el subsuelo venezolano. Una posición que castiga a la española por dos vías: la primera es por la desintegración del país, que ya casi está en modo de guerra civil y, por otro, por las sanciones que podría imponer Estados Unidos a las compañías que operan allí. Lo peor, es que ambas se espera que vayan a peor en las próximas semanas.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2