Prisa prepara ya la sucesión ‘ordenada’ de Cebrián

El Grupo Prisa ya trabaja en el relevo de Juan Luis Cebrián como presidente. Varias comisiones del Consejo de Administración están preparando lo que se ha denominado “plan de sucesión”, en el que se busca cómo será el momento en el que Cebrián abandone sus labores. Un proceso que será gradual, ya que en primer lugar abandonará las funciones Ejecutivas (en 2018) y, dos años más tarde, dejará la presidencia.

Así figura en la documentación que Prisa ha enviado a sus accionistas de cara a la próxima Junta que se celebrará el día 30 de Junio. Un proceso del que no se aportan más detalles, y que será el que se lleve a cabo en caso de que la salida de Cebrián sea ordenada. Hasta entonces el presidente cobrará su salario anual de un millón de euros, al que hay que sumarle otro millón de euros en objetivos. Por otro lado, tiene un plan de remuneración a largo plazo, que se efectúa en acciones. En concreto, recibe 100.000 acciones a 15 euros. Unas cifras a las que hay que sumarle el alquiler de una casa en Madrid por 50.000 euros anuales.

Prisa tiene una deuda cercana a los 1.500 millones de euros. la mayor parte vence en 2018

Unas cantidades que mantendrá mientras permanezca en activo, porque una vez que dé el paso al lado podrá disfrutar de su plan de pensiones de seis millones de euros. Un cheque extenso que PRISA tendrá que abonar también en caso de que Cebrián abandone el puesto antes de tiempo. Una posibilidad nada descabellada a la vista de los últimos movimientos del Consejo de Administración.

El pasado viernes se rechazaba la venta de Santillana “por considerar insuficientes las ofertas recibidas”. El núcleo duro de la compañía esperaba una valoración superior a los 1.500 millones de euros, y las ofertas han estado bastante por debajo de esa cantidad. Una operación que era clave para el grupo, puesto que le serviría para hacer frente a la deuda de 1.486 millones de euros; de la que vencen 1.010 millones en 2018.

La división del Consejo de Administración

Una situación que supone un palo más en las tensas relaciones que mantiene el actual presidente ejecutivo con sus principales accionistas. El Consejo se encuentra dividido entre partidarios y detractores del actual presidente. Entre los últimos, quienes piden su cabeza, están Amber Capital (el máximo accionista) y Caixabank, a quienes se les podría sumar también el Banco Santander. Entre quienes apuestan por la continuidad, se encuentra la familia Polanco, el grupo mexicano Herradura y el inversor catarí Khalid bin Thani bin Abdullah Al Thani.

Una división en la que será clave el papel que juege Telefónica a partir de ahora. Hasta el adiós de César Alierta al consejo de la operadora, la compañía de Álvarez-Pallete era partidaria de cesar al primer espada de Prisa. Sobre todo, porque Alierta quería convertirse en nuevo presidente del grupo de comunicación. Ahora las cosas pueden cambiar radicalmente. Álvarez-Pallete es un hombre más pragmático que el aragonés y no le gustan las luchas políticas como es esta; por tanto, está por ver cuál va a ser la postura que adopte la operadora a partir de ahora.