Desde el Partido Popular: “Esto no va a acabar bien”

Entrecomillo la frase que ayer por la mañana, mientras la guardia civil registraba la sede de la consejería de Economía de la Generalitat y detenía a 14 personas relacionadas con la organización del referendum ilegal del 1-O, me decía un miembro muy destacado de la actual Dirección Nacional del Partido Popular: “Esto no va a acabar bien”. No puede acabar bien. “Lo que estamos haciendo es aplicar en diferido el artículo 155 de la Constitución”, afirmaba

“Lo estamos haciendo por la puerta de atrás, sin que parezca que es eso”, me decía mientras Montoro intervenía las cuentas de la Generalitat y las fuerzas de seguridad del Estado se coordinaban en una operación que, en principio, puede haber desactivado el referéndum. Aunque ya veremos. Pero lo cierto es que de entrada todo lo que está pasando en Cataluña, lejos de unir a las fuerzas constitucionalistas, ha conseguido dividirlas aún más.

Han primado las rencillas personales, los intereses de partido, frente a la obligación que tienen todos y cada uno de ellos de defender el orden constitucional. Si la fractura social que se ha generado en Cataluña es grave, no lo es menos la fractura política que se vive en el parlamento español, mientras dentro y fuera de España se asiste con estupor a un espectáculo lamentable. El Gobierno hace lo que tiene que hacer, pero no lo hizo antes, y así estamos.

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Al final el Ejecutivo de Mariano Rajoy no ha tenido más remedio que acudir a lo que no quería, al uso de la fuerza y a la aplicación soterrada del 155. La intervención de las cuentas de la Generalitat es, de facto, -es en lo único que ha tenido razón Puigdemont en los últimos tiempos-, una suspensión del autogobierno catalán. ¿A donde va a ir la Generalitat si no puede ni pagar un taxi? Sin dinero, no hay autogobierno que valga.

Y la reflexión final de mi interlocutor, que no tiene desperdicio: “De esta, o nos salvamos todos porque el Gobierno consigue darle la vuelta a la situación y evitar el choque definitivo de trenes, o nos hundimos irremediablemente porque ese choque se produce y nadie es capaz de medir el alcance de sus consecuencias”. Aquí se está jugando todo, incluso la propia recuperación económica. Las empresas están expectantes, y por ahora paralizando sus planes de inversión. Veremos.