El Papa confía en un español para afrontar la crisis del Vaticano

El jesuita español Juan Antonio Guerrero Alves ha sido el elegido para desembarrar la complicada situación que atraviesa ‘la casa de Dios’. El pasado jueves, se conoció que el empresario de origen extremeño ha sido nombrado ‘ministro’ de finanzas de la Santa Sede, ocupando uno de los cargos con mayor poder en la escala de mando. Y no es para menos. El estado financiero en el que se encentra inmerso el Vaticano es preocupante, tal es la gravedad que de no darse un giro de 180 grados podría caer en la insolvencia en el año 2023.

Varios medios italianos y expertos contables cercanos al Papa alertaron en 2018 de «unos niveles de déficit preocupantes» para los que había que tomar medidas. Muchos de los analistas coinciden en cuales han sido los motivos que han llevado a la crisis al pontificio. Entre ellos, que el número de donaciones han disminuido, reduciéndose casi hasta la mitad (en 2018 se registraron 51 millones de euros, mientras que en 2006 fueron 101 millones euros), el aumento incontrolado de los costes de personal, las malas inversiones y contabilidades paralelas.

Asimismo, el periodista italiano Gianluigi Nuzzi en su libro “Giudizio Universale” (“Juicio final” en español) también ha acusado a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) de una mala gestión del patrimonio inmobiliario con el que cuentan, que supuso una pérdida cercana a los 22 millones y medio de euros el pasado año. El Vaticano posee casi tres millones de propiedades valoradas en 2.700 millones de euro. Sin embargo, 800 están vacías y otros tantas se ocupan sin cargo, según apuntó el escritor transalpino.

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Los abusos que se han hecho de los recursos de la iglesia por parte de altos miembros han propiciado que se desconfíe de la Santa Sede y, en consecuencia, que se debilite su estructura financiera. Como fue el caso de Tarcisio Bertone, secretario de Estado de Benedicto XVI, que construyó y remodeló su lujoso apartamento en Roma con los donativos para un hospital de menores con discapacidad. Algo parecido ocurrió con George Pell. El cardenal no se privó de lujos propios de un gran magnate, comidas en restaurares caros, viajes en primera clase o la confección de sus trajes en casas exclusivas eran algunos de los caprichitos que se autoregalaba.

LAVADO DE CARA EN EL VATICANO

Todos estos escándalos han desembocado en que las diócesis tradicionalmente ricas, que aportaban recursos cuantiosos a Roma, hayan disminuido drásticamente en sus contribuciones. Por ello, lo que busca el Papa Francisco con este nuevo nombramiento es dar un lavado de cara total al cargo que ocupaba el australiano George Pell, actualmente en prisión por abusos a menores.

Juan Antonio Guerrero Alves ha asumido el puesto sin ser cardenal o arzobispo, como ha sucedido en casos anteriores. El emeritense, procedente de Mérida, es licenciado en Economía (1986), Filosofía (1993) y Teología (1994) cuenta con una amplia experiencia en la gestión de grandes departamentos, pero ninguna dentro de la curia.

Para el nuevo prefecto de la Secretaría para la Economía de ‘la casa de dios’ la noticia fue toda una sorpresa. “Ha sido algo absolutamente inesperado. Al comienzo me asustó y me tuvo varios días aturdido. Pero lo acojo con humildad, con confianza en el Señor y en el equipo que ya lleva adelante el trabajo de la Secretaría para la Economía. Por mi parte, colaboraré al servicio de esta misión con lo mejor de mí”, ha declarado en una entrevista con la web de noticias del Vaticano.