Océanos ¿punto de no retorno?

Los últimos datos que se van conociendo sobre la flora y fauna de los medios marinos son devastadores. Si hace unos meses salia a la luz un informe -realizado por – que hablaba sobre la polución por plástico en los océanos del mundo -ya se han formado más de seis grandes islas-, hace unos días saltaba a la luz otro que confirmaba la delicada situación en la que viven los tiburones en el mediterráneo, más del 50% podrían desaparecer en los próximos años -junto a las rayas-.

Entre tanto, muchos fueron los medios que también se hicieron eco de los problemas surgidos en la flora del Mar Menor en la Región de Murcia en España. Y es que, en los últimos años, se ha perdido casi el 85% de la misma, para ser sustituido por lodazales de barros.

praderadecymodoceaycaulerpa«El problema del Mar Menor es que es una zona con poca profundidad, por lo que no es capaz de asimilar todas las sustancias contaminantes que llegan de la agricultura de la costa», admite en este sentido Tania Montoto, portavoz para los medios marinos de Ecologistas en Acción.

En esta pequeña parcela de agua, el nitrógeno ha hecho estragos en la flora. Sin embargo, no es el único ecosistema marítimo afectado por una situación similar. El mar Báltico cuenta con unas características parecidas -aunque con una extensión mucho mayor- : poca profundidad, poca renovación del agua y materiales vertidos continuamente que están afectando sobremanera.

Buscar una solución a estas alturas -al menos para el caso español- es complicado: «Lo cierto es que es un problema que se debería haber tratado a su debido tiempo, en un momento preciso. Ahora se habla de drenar todo ese lodo, pero no hay manera de parar el flujo de aguas residuales vertidas», concretaba la experta de la asociación verde.

«No queremos que el mar sea un acuario. Hay que protegerlo, pero con equilibrio entre las actividades socio-económicas de las respectivas zonas»

En cualquier caso, el medio marino debe convivir con la actividad humana. Es un factor clave a tener en cuenta, donde cabe destacar la importancia del equilibrio entre las actividades socio-económicas derivadas del mar y su protección: «No queremos que el mar se convierta en un acuario. Hay que buscar el equilibrio sostenible», admiten desde Ecologistas en Acción.

Por lo tanto, la solución no se encuentra -solamente- en proteger determinadas zonas, sino que hay que ir más allá. Se deben regular los distintos usos que se realizan bajo las aguas. La solución a estos problemas «no pasa por prohibir su uso». 

«Siempre me gusta poner como ejemplo el mar de las calmas en la isla del Hierro. Es una zona que no es virgen, pero que tras el surgir del volcán marino conocido como Tagoro en 2011, ha sufrido una auténtica eclosión de nuevas formas de vida y biodiversidad. Es un ejemplo muy bonito donde se ve que ambos mundos pueden convivir», expresa Montoto en este sentido.

Sin embargo, la realidad global aún dista mucho de este mundo ideal. Entre las graves amenazas a las que hace frente el medio marino se encuentran la pesca masiva, los datos oficiales hablan de que se han agotado el 70% de los recursos en el mediterráneo; el uso de los océanos como vertederos y la perdida de calidad en las aguas costeras. 

«Ya se han formado zonas sin oxígeno en los océanos de todo el mundo»

«Ya se han formado en el mar zonas muertas -sin oxígeno- por los niveles desmesurados de captación de CO2 que se producen en todo el planeta. En otros sectores hemos encontrado aguas demasiado ácidas que blanquean el color de los corales marinos», continúa la experta ecologista.

Desde luego, estos datos no representan buenas noticias para la Tierra, donde tres cuartas partes están cubiertas por este líquido transparente. Sin embargo, la naturaleza es capaz de adaptarse a todas las situaciones, por lo que estas bolsas sin oxígeno ahora son habitadas por un sinfín de bacterias que no necesitan de este elemento para vivir. Pero, la perdida en biodiversidad es abrumadora.

La fauna marina, que más tarde es integrada en la cadena alimentaria de las personas, se alimenta de los desechos que flotan en las aguas saladas del mundo

Por su parte, las grandes islas de plástico y de desechos que se forman en los giros de las corrientes oceánicas de todo el mundo están alimentando a todo tipo de animales que viven en el mar. Una situación que puede acarrear problemas incluso para el ser humano -que más tarde incorpora el pescado a su dieta alimentaria-. 

El problema es que, a pesar de todas estas advertencias, todavía no somos capaces de darnos cuenta del daño que estamos produciendo a este medio. «El mar nos resulta todavía muy ajeno, hasta para la población de ciudades de costa. Se puede ver en las playas donde se vierten una gran cantidad de residuos», finaliza, tristemente, Montoto sobre esta cuestión.