¿De verdad sabemos el número real de parados?

Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), en España hay 3.731.700 parados. Si utilizamos la estadística del SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal, antiguo INEM), esa cantidad se sitúa en 3.467.026 desempleados. Haciendo la cuenta de la vieja, la diferencia es de 264.674 personas. ¿Cuál es más de fiar? Vayamos por partes.

Es posible que un día aparezca en su casa un entrevistador del Instituto Nacional de Estadística. ¡Enhorabuena! Usted forma parte de las 65.000 familias que configuran la muestra que cada trimestre recoge el INE para elaborar este registro (en total, abarcaría unas 200.000 personas ya que incluye a todos los miembros del clan familiar). No se preocupe, habitualmente solo irán a su casa en esta primera ocasión. Las restantes usarán el teléfono para preguntarle.

¿Cuántas preguntas le harán? Alrededor de un centenar como, por ejemplo, “¿De qué forma ha buscado empleo en las cuatro últimas semanas?”, “¿Desearía trabajar habitualmente más horas de las que trabaja en la actualidad?”, o “¿Cuál es la ocupación o el tipo de trabajo que desempeña en este segundo empleo?”. Con tanta pregunta se descubre cuál es la tasa de activos (personas en condiciones de trabajar), ocupados y parados. De paso, también se detectan aquellas personas que no están apuntadas en el SEPE.

Evolución paro EPA

Fuente: INE

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He aquí la principal diferencia entre ambas: la EPA es una encuesta, y el SEPE un registro. Es decir, que en este último se apunta quien quiere. No es obligatorio. Y no todos los que se apuntan se contabilizan como tales. Tal es el caso de los que buscan su primer empleo, o aquellos que siguen determinados cursos de formación organizados por el propio SEPE. También puede darse la situación de que una persona lleve sin empleo durante mucho tiempo (los denominados parados de larga duración), y fruto de su desesperación, renuncie a inscribirse porque lo considere una pérdida de tiempo. Otros no dan el paso porque no tienen derecho a recibir ningún tipo de prestación o subsidio. Estos tampoco aparecen.

Volvamos a la EPA. ¿A quién considera como parado? A aquella persona de más de 16 años que, obviamente, está sin trabajo, que quiere conseguirlo y que, de hecho, está moviendo todos los hilos para que así sea. ¿Puede engañar al entrevistador? Puede, pero las preguntas están diseñadas para pillar al tramposo. Resumiendo: la EPA es más fiable, aunque tenga el margen de error propio de toda encuesta. Además, permite obtener datos significativos como el número de familias que tienen todos sus componentes en paro.

No son todos los que están…

Las estadísticas oficiales son las que son. Pero en las mismas, y utilizando un juego de palabras, no son parados todos los que están, ni están parados todos los que son. Ahí entra en juego la picaresca, o dicho de otra manera, la llamada economía sumergida. Desde 2012, hasta finales de abril de 2017, son más de 430.000 los empleos que han visto la luz y que estaban en esta particular ‘caverna’ que, con motivo de la crisis, ha visto como el número de habitantes se disparaba. Hablamos de un equivalente al 17% del PIB. ¿Cuántos trabajos se han pagado en B, sin la factura correspondiente, sin IVA, fuera de la ley? ¿Cuántas personas han estado, y están, cobrando el paro y han hecho, y hacen, lo que popularmente se conoce como chapuzas? ¿Cuántos contratos por horas o a media jornada se alargan superando las diez o las doce horas diarias? ¿Cuántos autónomos no se han dado de alta?

Evolución paro SEPE

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Por no hablar del fraude laboral (cuatro millones de empleos, según Asempleo). De esa cantidad, 1,3 millones hace referencia a quienes pasan olímpicamente de desembolsar sus correspondientes impuestos a Hacienda y a la Seguridad Social.

¿Cómo desenmascarar el empleo que se oculta? Encontrar la varita mágica es complicado. Hay quien aboga por dedicar más recursos a su lucha. Más inspectores y mayores presupuestos. Cuestión de dinero. Otros expertos abogan por ‘disparar’ a los costes que gravan el ‘precio’ de un trabajador reduciendo, valga el caso, los costes de despido o las cotizaciones a la Seguridad Social. Si se lograra, podríamos decir aquello de “¡Eureka! Encontré el número de parados”. Mientras tanto, la EPA seguirá siendo quien más se acerque. De hecho, es el método más fiable que se sigue en toda Europa.