Una nueva forma de guerra, la cibernética

La tensión entre Estados Unidos y Corea del Norte es un conflicto que nos mantiene en vilo por la posibilidad de estallar en el momento menos pensado, pero hay que tener en cuenta que esta no es la única batalla que se está librando en el mundo. La denominada “guerra cibernética” está más presente que nunca, aunque siga siendo un frente poco visibilizado.

Se debería empezar a tomar en cuenta la amenaza de los ciberataques, a pesar de que sea algo desconocido para la mayoría de los ciudadanos. Una prueba de que puede haber ataques inminentes entre estados es el descubrimiento que ha hecho EE.UU sobre Rusia.  Estos dos países se encuentran en una lucha por un supuesto intento de Rusia por perturbar la política nacional del gigante americano.

El presidente de las Naciones Unidas, Antonio Guterres se ha pronunciado con referencia a esto, “Estamos asistiendo, de una manera más o menos disfrazada, a guerras informáticas entre estados”. Además, considera que las empresas y los gobiernos deberían crear algún tipo de protocolo que sirvan como base para hacer frente a este nuevo tipo de enfrentamiento, sobre todo porque sin estas medidas podrían suponer una gran amenaza para la humanidad.

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Esta forma de conflicto surgió al tiempo que despegaba la revolución digital, ya que supuso un gran ingreso de dinero con el que se ha ido desarrollando a mejor los objetos digitales y las comunicaciones cibernéticas. El problema es que esta revolución no solo creó dinero, también se convirtió en un proceso difícil de legislar, dejando así un vacío legal atractivo para los atacantes.

Aunque es difícil de creer, las redes sociales son una de las armas que más se utilizan. Se debe a la facilidad con la que se puede incidir en la opinión pública a través de ellas. Son productos informáticos masivos y con una proyección prácticamente global.

La gran preparación de los hackers desde su existencia ha sido otra de las cosas que más han puesto en jaque al mundo cibernético. Estas personas se han formado hasta conseguir introducirse, sin ser “vistos”, en las estructuras de grandes industrias y en las bases de los gobiernos. Al principio con la intención de robar información e incluso dinero, pero ahora su ambición va mucho más allá y es posible atentar contra una ciudad desde el sofá de casa.

Facebook es una de las redes sociales más afectada y, al mismo tiempo, la más utilizada para estos métodos conflictivos. Por esto su Director de Seguridad, Alex Stamos, ha declarado que necesitan que el área de seguridad siga creciendo porque la seguridad no solo se debe centrar en resolver fallas de tipo tecnológico, ahora ya no, es momento de funcionar con un rol activo que les permita prever y frenar los posibles ataques a los que están expuestos.

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Los ataques informáticos están en continuo crecimiento, ya en 2011 aumentaron un 93% con respecto a años anteriores, según Iniseg. Aunque en lo que llevamos de 2018 no se ha producido ningún tipo de golpe, el pasado 2017 fue un aténtico campo de minas. El 12 de mayo se produjo uno de los que tuvieron un mayor alcance. Afectó a empresas de gran reconocimiento como Renault, en incluso a particulares. Se llamó WannaCry y por suerte tuvo pequeños errores que los informáticos pudieron controlar y devolver el mundo cibernético a la normalidad.

Pero este no fue el único, justo un mes después apareció Petya. De nuevo se encontraron fallos que pudieron frenar en gran medida los propósitos que tenían los hacker que estaban a cargo de este atentado. Es más se llegó a hackear la campaña de Macron, quién en ese momento era candidato a la presidencia de Francia.

¿Cómo es posible que todo esto suceda? Posiblemente porque los hackers tienes grandes beneficios. Es muy difícil conocer quién está detrás de cada golpe, lo que asegura un anonimato “absoluto”. Es más, saben atacar porque los estados cuentan con estrategias defensivas pero no están a cargo de personas expertas en materia de defensa cibernética. Estos problemas para la sociedad son grandes puntos de apoyos para ellos.

¿Qué está sucediendo?

El pasado viernes 16, el Fiscal especial estadounidense, Robert Mueller reveló, según Bloomberg,  el procedimiento que se está llevando a cabo por parte de Rusia con la intención de debilitar la democracia, sirviéndose sobre todo, de las redes sociales.

Se ha comentado que están manipulando cuentas en grandes compañías de Twitter, Facebook y Paypal, medios que son muy difíciles de controlar.

El asesor de Seguridad Nacional, H.R. McMarter aseguró, el pasado sábado 17 en Múnich, que hablarán con Rusia cuando Moscú deje de realizar ataques de forma online. “Nos encantaría tener un ciberdiálogo cuando Rusia sea sincera” Dijo McMarter, según Bloomberg. Cree que esto puede suceder con proximidad, ya que cada vez es más fácil averiguar, mediante el rastreo, el origen de los golpes.

El hecho de que Internet ha creado las nuevas vulnerabilidades de las democracias es algo que se reconoce por los grandes dirigentes. Tanto es así que el presidente y director legal de Microsof, Brad Smith afirmó: “Necesitamos que los gobiernos se pongan en pie. Necesitamos que se implanten leyes claras y necesitamos principios legales internacionales”, según informa Bloomberg.

Se necesitan leyes con tanta urgencia que IBM, Siemens, Airbus y otras compañías financieras han firmado una carta para conseguir salvaguardar de los ataques a sistemas que controlan hogares, hospitales y fábricas, de la misma forma que se prohíben estos ataques en las guerras comunes.

Peligros de una guerra cibernética

El miedo y la ansiedad son dos de las consecuencias principales. Vivir con temor a que te roben datos bancarios o que descubran cual es la dirección de tu casa puede provocarte un nivel de nerviosismo difícil de superar, sobre todo en el momento en el que estalle una guerra cibernética real.

La nueva forma de combate no solo se basa en el espionaje, va mucho más allá, se puede llegar incluso a ocasionar daños físicos. El alcance es tan inmenso que puedes ser víctima aunque te encuentres a miles de kilómetros de distancia.

Además, la aparición de nuevos objetos electrónicos como los smartphones que parecen ordenadores y, el ya muy usado, “dron” pueden llegar a producir explosiones con mucha facilidad. Este nuevo aparato volador es capaz de introducirse en lugares restringidos a las personas y puede tanto grabar imágenes a las que no se pueden acceder  como trasladar pequeños objetos.

Leyes y defensa

Los sistemas de defensa son tan pobres que podría decirse que son casi inexistentes. Aún así en España existe el Centro Criptológico Nacional para la lucha contra los ataques cibernéticos, pero no es una herramienta fiable frente a una posible guerra.

La OTAN también ha intentado solucionar este vacío. Se preguntó si las leyes que se utilizan para una guerra común servirían para las guerras cibernéticas, de esta pregunta salió el Manual Tallinn. Además, en 2007 se firmó la Política de Ciberdefensa.

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Una de las cosas más importantes, es que se consideran que los ataques que puedan generar bajas civiles deberían ser prohibidos, de la misma forma que lo son los bombardeos a hospitales y escuelas.

Lo que toca ahora es afianzar nuestra defensa frente a los estallidos que se puedan suceder, porque la nueva forma de ataque está demasiado cerca para pararnos a pensar que es mejor o no. Definitivamente, lo único capaz de proteger nuestro estado sería la creación de un grupo de personas especializadas en la defensa cibernética en todos sus ámbitos.