Navalón sobrevive como Cupido entre la vieja guardia polanquista 

Antonio Navalón fue uno de los cincuenta invitados de la fastuosa tercera boda de Juan Luis Cebrián, treinta años mayor que la radiante novia. El lobbista valenciano afincado en Monterrey ejerció como Cupido de una pareja que interrumpió este fin de semana la tranquilidad de una lujosa urbanización de San Sebastián de los Reyes, en la que el ex capo de Prisa rehace su vida como alquilado de un chalé de Isabel Gemio.

No acudieron los invitados en la línea del autobús modificada por la calle cortada por la seguridad impuesta por el novio, que conoce la existencia del citado vehículo por fotografías. Todo es poco para la tranquilidad del periodista más influyente de la «España del Régimen del 78», ahora alicaído tras ser desalojado a gorrazos por arruinar y comprometer la línea editorial tradicional de Prisa en favor de sus rescatadores, la Moncloa de Soraya y el Ibex.

UNA DE MARIACHIS

Cuentan las buenas lenguas que Antonio Navalón presentó a Cebrián a una joven representante de una cadena televisiva mexicana, Mihaela Mihalcia, hoy diseñadora de unos trajes que se calza Kiko Rivera. La joven empresaria rumana ha servido de apoyo al ex presidente de Prisa, que todavía sangra de sus heridas profesionales tras caer del trono prisaico y de sus cicatrices personales tras su divorcio con Teresa Aranda, hoy reconfortada por los 30.000 mensuales que dicen que le pasa el ex director de El País.

Navalón
Juan Luis Cebrián junto a su nueva mujer en una recepción Real.

Cebrián, dispensador de carnés de demócratas, soportó rito ortodoxo, miró las seis sillas vacías de sus hijos y aplaudió a un grupo de mariachis, género musical que hizo las delicias de Navalón, miembro de una restringida camarilla que componen entre otros Javier Cremades, abogado y actual jefe de Juan Luis, y Massoud Zandi, repartidor de pasaportes hacia los Panamá Papers.

MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA

No corren buenos tiempos para Antonio Navalón, al que en junio El País le dejó de comprar artículos y videoblogs sobre la situación mexicana. El intermediario también se ha quedado compuesto y sin columna semanal en Reporte Índigo, influyente medio mexicano que en septiembre le enseñó la puerta de salida. La moción española y las elecciones mexicanas le cayeron de cruz a un lobbista que dejó de ser el hombre fuerte de Prisa en México en 2014, año en el que se convirtió en hombre fuerte de Prisa España tras mediar en la inyección de Roberto Alcántara de 100 millones de euros en el grupo fundado por Jesús de Polanco.

La moción española y las elecciones mexicanas le cayeron de cruz a Antonio Navalón. 

Cierto es que Navalón ha sufrido tiempos peores, véase cuando salvó el cuello en el Caso Banesto (Mario Conde no se lo perdona) o en la caída de Ruiz-Mateos. Pero no son buenos tiempos para este personaje, que en una entrevista se mostraba encantado de que lo llamasen «gran conseguidor», síntoma de su exhibicionismo. Su mejorable situación hará feliz a miles de millenials, que el año pasado compartieron con desagrado un artículo publicado en El País en el que el intermediario los acusaba de faltos de ideas, frívolos, superficiales e irresponsables.

SOBRADO DE IDEAS

Antonio Navalón anda sobrado de ideas, aunque éstas hoy en día no son digeridas por la nueva cúpula de Prisa. En el influyente grupo mediático corren buenos tiempos tras su reconciliación con Ferraz, por lo cual Pedro Sánchez ha dejado de ser «un insensato sin escrúpulos». El retorno de Daniel Gavela y el ascenso de Soledad Gallego Díaz bajo la supervisión de Manuel Mirat han sido muy bien recibidos a nivel interno, ya que este baile de sillones dejaba sin asiento a Cebrián, que se negaba ante Évole a estudiar sus contradicciones y ahora las asume de forma implícita al montar un festín propio de un nuevo rico.