Luces y sombras en el cierre de las centrales térmicas de Naturgy

A finales de 2018 Naturgy solicitó el cierre de las centrales térmicas de Meirama (Galicia); Narcea (Asturias); y La Robla (Castilla y León). Anteriormente ya había hecho lo propio con Anllares (CyL), que ya está lista para su desmantelamiento. Ahora tiene que esperar los pertinentes informes para validar dichos cierres. Aunque llegarán, la normativa europea aprieta.

La compañía intenta que todo se resuelva de la mejor manera posible, aunque siempre queda la duda sobre si la gestión podría haber sido mejor. Básicamente porque como en todo conflicto laboral habrá bajas de empleados. En concreto, de manera directa, quedan en el aire 77 trabajadores en Meirama, 82 en Narcea y 80 en La Robla. Sin embargo, pueden estar tranquilos.

En esas luces y sombras sobre el proceso de cierre de centrales, hay una serie de cuestiones que, en principio, se pretenden resolver de forma muy positiva para los trabajadores. Así, Naturgy ha asegurado que habrá un porcentaje casi total de los trabajadores a los que afecta el cierre que serán reubicados. En este caso, fuentes conocedoras del proceso aseguran a MERCA2 que, efectivamente, la idea que ha transmitido la compañía es esta. De hecho, ya se puede comprobar en la central de Anllares que lo primero que se ha buscado ha sido la recolocación.

[td_block_11 custom_title=»» separator=»» post_ids=»102285″ limit=»1″ css=».vc_custom_1496993590403{border-top-width: 1px !important;border-right-width: 1px !important;border-bottom-width: 1px !important;border-left-width: 1px !important;padding-top: 5px !important;padding-right: 5px !important;padding-bottom: 5px !important;padding-left: 5px !important;border-left-color: #000000 !important;border-left-style: solid !important;border-right-color: #000000 !important;border-right-style: solid !important;border-top-color: #000000 !important;border-top-style: solid !important;border-bottom-color: #000000 !important;border-bottom-style: solid !important;border-radius: 4px !important;}» tdc_css=»»]

Las mismas fuentes señalan que la compañía también trabaja en planes de prejubilación o cese de actividad para los empleados más mayores. De esta forma, elimina una preocupación de encima a quienes por su edad pueden tener más problemas para reengancharse al entramado laboral. Mientras, una parte importante de trabajadores quedarán dentro de la propia empresa en las tareas de desmantelamiento de las centrales.

Junto con esta situación, Naturgy también se ha comprometido a una fuerte inversión en materia renovable. Esto supone, por lo tanto, que otra gran parte de trabajadores se podrá reincorporar a los nuevos desarrollos “verdes” de la compañía. Sobre todo en materia de eólica, donde tiene cerca de 700 MW disponibles de la última subasta listas para su instalación y desarrollo.

LAS SOMBRAS DE NATURGY

En este trayecto, lógicamente, también hay algunas aristas donde Naturgy podía haber hecho más. Así, fuentes conocedoras del proceso aseguran que la planificación podía ser mejorable. Y es hay tres factores que dejaban una gran evidencia de que esto pasaría.

1/ Anllares sentó un precedente sobre que las centrales térmicas que funcionan con carbón no tenían futuro; 2/ Asimismo, Bruselas exigía una serie de reformas para controlar la calidad de las emisiones contaminantes, esto suponía una gran inversión que nunca se llevó a cabo; y 3/ Con el fin de los pagos por capacidad a las centrales y el aumento de los costes por emisión de CO2, la rentabilidad de estas centrales cada vez era menor.

Por todo ello el cierre era algo irremediable. Por lo tanto, desde Naturgy deberían tener previsto hasta el último detalle en la recolocación de todos sus trabajadores. Aunque dicha recolocación puede conllevar cierta movilidad geográfica. Es decir, todo hace indicar que será imposible que en los mismos lugares donde se cierran las centrales se puedan implantar plantas eólicas, por ejemplo, dado que son zonas de poco viento. Así, pese a que gran parte del negocio renovable se desarrolla en el norte de España, muchos de los empleados de Naturgy deberán mudarse para readaptarse a sus nuevos puestos.

El último punto de sombra tiene que ver con las contratas. En este caso Naturgy no se compromete a hacerse cargo del empleo que se elimine -de lo cual no es responsable-, que se cuantifica en varias decenas. No obstante, la compañía intentará que sean estas contratas las que actúen en los trabajos de desmantelamiento. Pese a todo, estos trabajadores serán de los que más sufran.

Raúl Masa
Raúl Masa
Ex Coordinador de redacción y redactor de empresas y economía; especializado en telecomunicaciones, tecnología y energía.