Letizia y todas las veces que mostró su «mala milk»

Si sobre el físico de la Reina Letizia se han escrito ríos de tinta, no muchos menos se han volcado sobre su sonado temperamento. Una mujer fuerte con las ideas claras, perfeccionista, exquisita, rígida y con mano dura en las importantes cuestiones a las que haya que aplicársela.

«Es el Estado y está en estado», se llegó a escribir de ella cuando se quedó embarazada de su hija, la princesa de Asturias, Leonor de Borbón. Y precisamente a raíz de este estado, y valga la redundancia, de gestación surgió una desagradable anécdota donde Letizia trazó la línea definitiva, enseñó la patita y también los dientes

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El día que Letizia dijo «no»

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Mucha gente se pregunta dónde y cuándo empezó el inicio de la mala relación entre Letizia y su cuñada, la infanta Cristina. En juliio de 2005, cuando los príncipes de Asturias apenas llevaban un año y dos meses casados, se celebró en los jardines de Zarzuela el bautizo de la pequeña Irene Urdangarin.

La infanta Cristina, en aquel momento, preguntó a su hermano por la posibilidad de acoger en su casa, el Pabellón del Príncipe (a unos 500 metros de Zarzuela) a sus suegros, José Urdangarin y Claire Libaert. La respuesta de Letizia fue categórica. La entonces princesa de Asturias dijo un rotundo «no» alegando que se encontraba en los últimos meses de embarazo de Leonor y que no le apetecían visitas en casa. Leonor nació el 31 de octubre.