Las lesiones más frecuentes a la hora de practicar sexo

A la hora de practicar sexo, la mayoría de las veces no reparamos en las lesiones que eso nos puede provocar. Pero, más de uno y una después de tan grato encuentro se han acordado horas después, de resentidos que se quedaron. Si no quieres formar parte de la estadística, ahora más que nunca practica el sexo de forma segura.

Y no sólo para protegerte de las enfermedades de trasmisión sexual, sino para evitar lesiones en tu cuerpo. Algunas de ellas pueden ser serias, haciéndose crónicas o creando pequeñas molestias. Todas esas lesiones por otro lado son totalmente evitables. Haremos bien en conocer las lesiones más frecuentes a la hora de practicar sexo. Más que nada para que algo tan sano física y psicológicamente, no se convierta en una pesadilla para tu cuerpo.

Resbalones y caídas teniendo sexo

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Todos alguna vez hemos querido salir de la rutina cuando hacemos el amor. Y sin querer, evitando los juegos más osados, nos hemos decido por practicar sexo en la ducha. Grabe error, las urgencias suelen recibir un montón de gente con algo roto por culpa de esta ocurrencia. Y es que, los resbalones y caídas son algo habitual si nos metemos en la ducha con la atención distraída.

También puedes caerte y resbalarte en gran número de situaciones sexuales. Pero practicar sexo en la ducha es la más arriesgada. Para evitar eso, basta con asegurar la zona antes de que sea demasiado tarde. Evita tener cerca ningún jabón o champú en el suelo que vayáis a pisar. Y si usáis lubricantes asegúrate de que no vaya a parar al suelo tampoco. Estas simples medidas de prevención bastarán para que disfrutes del sexo. Así no tendrás malas consecuencias.

Quemaduras en la piel practicando sexo

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En calor de la batalla puedes pensar que mejor cambiar de lugar para seguir haciendo el amor. Que las mismas vistas tanto rato aburren. Coges y te vas con tu amor de la cama, al suelo, o del suelo al sofá. Allí todo está más áspero, la tela es más gruesa o lo que es peor el contacto directo con el suelo es muy abrasivo. Ahí es donde viene el peligro que puede provocarte lesiones.

Tu cerebro no puede sentir dos cosas a la vez, o placer o dolor, no todo junto. Por eso, lo más seguro que en ese terreno sin darte cuenta, se produzcan quemaduras por el roce repetitivo y consistente. En el primer momento te pasarán desapercibidas, para luego más tarde crearte verdadero dolor. Aparte de las quemaduras, la abrasión por el contacto con las superficies antes expuestas suelen provocar hinchazón y moretones.