Las salidas de tono de Pablo Motos con sus invitadas le pasan factura

¿Es la envidia el deporte nacional? Eso llevan sosteniendo algunos desde hace décadas, y Pablo Motos podría ser víctima de esta particular modalidad deportiva que no compite en las Olimpiadas. Pero el valenciano tiene parte de culpa en la campaña permanente que se ha desatado en las redes sociales contra su figura. Eso sí, algunos no valoran el impecable trabajo de Motos durante muchos años: olvidan el imaginativo ‘No somos nadie’ de M80, su labor de coordinación de guiones en ‘El club de la comedia’ cuando el stand-up comedy estaba en pañales en la industria del humor español, o las primeras temporadas de ‘El hormiguero’. 

Cuando este show nació, allá por el otoño de 2006, Motos señaló que pretendía que el programa oliera a ‘Los Simpson’: una serie que disfrutan en armonía adultos y adolescentes. Y lo consiguió: el show de Trancas y Barrancas se hizo un hueco en Cuatro gracias a la imaginación colectiva de un equipo que se entrega al límite. El programa comenzó con llamativos experimentos científicos, algunas secciones de humor alternativo y muchas ganas. Y primero se hizo un sitio en la sobremesa dominical y más adelante saltó al access prime-time también con suerte. Tras el desembarco de Mediaset en la cadena, Vasile, que admitía admirar al valenciano, no le renovó su contrato aduciendo razones de rentabilidad. Y Motos saltó así a Antena 3, primero con unas audiencias tímidas y más adelante con un resultado sobresaliente que hoy en día se mantiene. 

Pablo Motos lleva más de una década triunfando en ‘El hormiguero’

La receta parece sencilla, pero no lo es: el presentador ha logrado congregar a lo más granado del panorama nacional e internacional gracias a sus masajes, humor blanco y promociones de sus películas, discos y series. El plató se ha convertido en un lugar amable en la chillona televisión del Siglo XXI y eso le facilita lograr entrevistas que otros ni sueñan. Esta receta es aliñada por el animoso público y un ritmo eléctrico prescrito por Jorge Salvador, socio de Motos y creador de un clima similar al que se vive cada noche en Antena 3: el de ‘Crónicas Marcianas’. Pero los peajes que han tenido que pagar para convertir el show en un espacio «mainstream» adorado por los anunciantes, que se rifan colocar sus marcas en el programa, son varios. Y algunos razonados: las entrevistas son auténticos masajes, véase el paso de Isabel Pantoja por el programa, el humor es demasiado naif, hecho que en la profesión de la comedia tenga miradas despectivas al gazpacho que sirve cada noche, y además está Pablo Motos. 

Y Pablo, rápido, talentoso y garantía de éxito, ha cometido demasiados errores personales. Hecho siempre relacionado con su ego: quiere protagonizar todos los chistes, ganar todas las pruebas y ligarse a todos los monumentos que desfilan por su plató. Tanto se ha pasado en algunas preguntas picantes, amagos de besos y demás, véase la entrevista a las protagonistas de ‘Las chicas del cable’, que El Jueves abrió número caricaturizando al presentador cual babosa mientras la actriz de turno vomitaba a su lado. Esta parodia es síntoma de una campaña de la cual Motos no se pronuncia. Pero el valenciano cuenta con otros que le echan un capote, en especial su íntima amiga Nuria Roca, que lo defiende a capa y espada: «En esta sociedad cuando nos da por algo somos muy cansinos y ahora se ha iniciado una corriente que va por ahí (machismo) y se está llevando los palos Pablo. Hay que hablar de las desigualdades entre hombres y mujeres y del machismo real que existe, las diferencias salariales y profesionales, pero dejarnos de cosas más sensacionalistas como estas». ¿Sobra envidia o Motos se pasa de soberbio? Una mezcla de ambos pecados capitales podría ser la respuesta idónea.