La Infantería de Marina desplegará en Letonia: ¿Qué pinta España en el Báltico?

Los infantes de marina desplegarán en Letonia en mayo de 2019, dentro del grupo táctico del Enharced Foward Presence de la OTAN en la república báltica. Formarán parte del despliegue de la Alianza Atlántica frente a la posible amenaza rusa. La Infantería de Marina no es una habitual de las misiones internacionales de la Fuerzas Armadas, pero 300 de sus componentes constituirán la quinta rotación española de esta misión, según los planes del Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa. Estarán bajo mando del Ejército canadiense, dentro de una unidad de composición básicamente acorazada.

La presencia de España en el este de Europa responde a la lógica política que rige la Alianza Atlántica desde que comenzó el conflicto entre Ucrania y Rusia. Una buena parte de la OTAN vive bajo la pulsión de la amenaza rusa, mientras que algunos socios, como España, sienten más preocupación por el llamado Flanco Sur, la acción yihadista en el Sahel y norte de África.

Sin embargo, el exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Margallo, ha asegurado hace unos días que las Fuerzas Armadas están en el este de Europa como contraprestación diplomática al apoyo báltico en el conflicto catalán. Lo cierto es que, según explican fuentes de Defensa, si enviar tropas a Letonia es una acción diplomática (política de Defensa en términos exactos), más bien hay que leerla en clave OTAN. Fuentes militares del núcleo de decisión de Defensa en este campo aseguran que «lo que pueda servir de ayuda internacional en el asunto catalán sería, si acaso, un efecto secundario inesperado«.

La iniciativa nació con el ministro Morenés, que llegó a apostar por esta línea de trabajo en la Alianza hasta tal punto que España fue la primera “Punta de lanza de muy alta disponilidad” de la OTAN para un potencial ataque ruso. La Brigada ligera Aerotransportable (BRILAT), con cuartel general en Figueiredo (Pontevedra) fue la fuerza disuasoria de la OTAN en su unidad de muy rápida disponibilidad. El reto era ser capaz de estar operativos en pocos días en el corazón de las estepas polacas, donde debían tener capacidad de permanecer durante dos meses. La operación fue un éxito.

Pero el compromiso político nació en la Cumbre de Varsovia, en julio de 2016, cuando el “procés” catalán se miraba aún muy de lejos. Y fue el anterior JEMAD, el almirante general Fernando García Sánchez, quién más claro vio que había que hacer una apuesta de solidaridad con el resto de los socios. Una fuente de Defensa explica que “se trataba de demostrar que éramos solidarios con el flanco este, para cuando hiciera falta o pasaran determinadas cosas en el flanco sur, que es el que de verdad ocupa a España”. “Si algo dejó claro la Cumbre de Varsovia –explica la misma fuente– es que la Alianza tiene una orientación de 360 grados, y que el espíritu debe ser una suerte de ‘todos para uno, uno para todos’”.

De hecho, España es solo uno más de los países que aportan tropas, entre los que destacan Estados Unidos y Canadá que llevan el peso de la contribución. Aunque visto desde España parece exagerado o política ficción, lo cierto es que el este de Europa vive atemorizada ante la agresiva política de Putin. Lo que es temor en algunos países es directamente psicosis en las repúblicas bálticas, Polonia o Finlandia, los países fronterizos.

Y algo de eso hay. Unidades de caza del Ejército del Aire español hacen de policía aérea en los países bálticos con frecuencia, ya que estas naciones carecen de fuerza aérea, que suplen los socios de la OTAN. Allí son frecuentes los desafíos de aviones militares rusos, muchos en ruta a su base en el enclave de Kaliningrado.

Así las cosas la Alianza Atlántica ha vuelto a disponer de planes de guerra para la eventualidad de un conflicto con Rusia. No es que los rusos ayuden a templar el clima, ya que hacen continuas maniobras y movimientos de tropas sin avisar conforme disponen los convenios internacionales.

En este contexto en 2017 salió la primera unidad acorazada del Ejército español camino de una misión internacional, en Letonia. Se trata de seis carros de combate Leopardo, junto a vehículos de combate acorazados de infantería Pizarro y diversos elementos de apoyo, en total unos 300 militares. Se han integrado en una brigada bajo mando canadiense.

La peculiaridad del relevo por la Infantería de Marina –además de que es la más antigua del mundo, predecesores e inspiradores de los ‘marines’ americanos–, es que se trata de un cuerpo de infantería ligera expedicionaria, diseñada para atacar desde el mar en operaciones anfibias, solo dotada con un pequeño grupo de anticuados carros de combate M60. Su vehículo de trabajo son los transportes acorazados Piranha III –norteamericanos, con características 8X8–, pero con solo una pequeña unidad de reconocimiento dotada con torretas y cañones de 30 mm. Mucha menos potencia de fuego que un Leopardo, una de las grandes bestias de los campos de batalla.

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En la sede de la Brigada de Infantería de Marina (BRIMAR), en San Fernando (Cádiz) ha supuesto un importante estímulo entrar en esta rotación. Su característica anfibia y de inmediata disponibilidad ha jugado en su contra a la hora de las misiones internacionales, ya que siempre ha quedado en reserva para el Mando de Operaciones y han sido las unidades del Ejército de Tierra las que han compuesto la base de las agrupaciones que han ido a Afganistán, Irak, Líbano o las misiones africanas. No obstante, elementos especializados de la Infantería de Marina sí han estado en misiones. Durante muchos años sus controladores tácticos aéreos han sido básicos para gestionar el apoyo aéreo a unidades terrestres en escenarios de la máxima exigencia, como Afganistán.

Ademas, la Infantería de Marina vive una pequeña encrucijada, en la que parece que los designios de los almirantes del Estado Mayor de la Armada están más por convertirla en una fuerza especializada en operaciones especiales y de seguridad a bordo de buques de guerra, que una gran unidad terrestre de infantería de entidad brigada como es ahora mismo. Parte de sus medios están anticuados, como los carros de combate M60. Una aspiración de los mandos de la Infantería de Marina es reconvertir los excedentes de carros Leopardo para su uso anfibio o proyección desde el buque insignia de la Armada, el Juan Carlos I. En este contexto, entrar en la rotación de una misión de primera línea de la OTAN en un escenario complicado por sus características geográficas, climatológicas y políticas, es volver a la primera escena profesional.