La historia de ‘Patxi Nadie’: de la nada al cielo político

Dicen que así le llamaban sus enemigos, ‘Patxi Nadie’, y es verdad. Pero se equivocan los que atribuyen la especie a Federico Jiménez Losantos porque el ‘alias’ se lo colocaron, desde jovencito, sus conmilitones socialistas de la margen izquierda. Ya se sabe que no hay peores enemigos que los que tienes en casa y fueron los chicos listos de su partido los primeros en despreciarle porque comenzó a estudiar Ingeniería Industrial pero a los 28 años tuvo que dejar la carrera. O la carrera dejarle a él… que tanto da. Según parece solo fue capaz de aprobar dos asignaturas de primero. A Susana Díaz le critican que tardara diez años en cursar Derecho pero al menos terminó la licenciatura. En su curriculum oficial reza desde entonces un piadoso: ‘estudios de ingeniería’. ‘Oye, Patxi igual muy inteligente no es… pero listo como el hambre sí’, reconocen quienes en el partido ni le aman ni le odian.

Se dice que López y Díaz tienen un acuerdo para repartirse el cargo de secretario general y el de candidato a la presidencia

Nadie en su sano juicio hubiera apostado un duro -en el convulso final de la década de los setenta- por aquel chico que ya militaba en las juventudes socialistas, Francisco Javier López Álvarez, y cuyo único mérito era ser hijo de un sindicalista y socialista vasco histórico, ‘Curro’ López del Real. Gentes recias, de la margen izquierda del Nervión, cuna de los ‘pata negra’ del socialismo vasco. Idéntico origen, aunque solo se parecieran en esto, al del vástago de otro histórico, Nicolas Redondo Terreros, hijo del mítico líder de la UGT. A Nico Redondo, hijo, le acabaron marginando por entenderse bien políticamente con Jaime Mayor Oreja -eran tan avanzados ambos que se adelantaron en 20 años a la ‘gran coalición’. A Patxi, dicen sus detractores, no le echan del partido ni con agua caliente. Tal vez el haber sido durante sus primeros años de vida política un ser ‘transparente’, haya sido a la larga para él un seguro de vida.

Claves para hablar en público sin nervios

Y es que su vida, desde los 16 años, ha estado marcada por su pertenencia al PSE. Desde los 16 años en sus juventudes y desde los 18 en el PSOE. Patxi, no es el único, nunca trabajó en la empresa privada. Diputado autonómico desde 1991 y Lehendakari en 2009, sin haber ganado las elecciones, con la ayuda de los 13 diputados del PP del País Vasco de su entonces líder, Antonio Basagoiti. La misma jugada que hace meses, desde el equipo de Pedro Sánchez, se negó a aceptar.

Dicen que Basagoiti, niño rico y con estudios, era cruel en privado con él. Cuentan que trataba de ridiculizarle diciendo que Patxi tenía ‘la misma profundidad intelectual que Homer Simpson’. Tal vez, pero llegó mucho más lejos en política. Nada menos que a Lehendakari. El puesto que ya en 1986 otro socialista, Ramón Jáuregui, no se atrevió a aceptar, aunque por derecho le hubiera correspondido por haber ganado las elecciones -en escaños- al PNV. Jáuregui se  quedó como ‘Vicelehendakari’, cediendo el cetro a Ardanza en una época en la que la Lehendakaritza parecía que siempre debía ser para un nacionalista, al igual que la presidencia de la Generalitat para un convergente. Tiempos clásicos aquellos de entendimiento entre socialistas y nacionalistas vascos en Vitoria que luego tenían su paralelismo en Madrid.

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No deja de tener su gracia por todo ello que, a la luz de los años, a aquel ‘Patxi Nadie’ le cupiera el honor de convertirse en el primer Lehendakari no nacionalista de la historia. Como dejó dicho un cachondo, miembro -que lo fue- de la ejecutiva de su partido y vasco como él, «si Sabino Arana levantara la cabeza y viera que un siglo después tuvimos en Euskadi un Lehendakari apellidado López se volvería a morir». Tampoco es para tanto, cabe añadir. En Cataluña tuvieron como ‘President’ a uno de Córdoba (Montilla) al que había que doblar al castellano cuando venía a Madrid a las cumbres autonómicas del Senado. Con un par. El nacionalismo, ya no es lo que era.

De Lehendakari a Presidente del Congreso…

Pero a Patxi, Vitoria se le quedó pequeña. Y se vino a Madrid. Diputado en el Congreso desde 2016 y presidente de la Cámara Baja. ‘Curro’ hubiera estado orgulloso de su hijo. Y razones no le habrían faltado. Con tan modesto bagaje se había convertido en la tercera autoridad del Estado. Lo fue pocos meses, afortunadamente para él, porque como se sabe en junio hubo que volver a votar. Decimos afortunadamente porque, aunque dejó tardes memorables para recuerdo de crítica y público, quienes le quieran bien reconocerán que no fueron para sentirse orgullosos. El tuteo a Pablo Iglesias o las habituales broncas de algunas tardes en el hemiciclo, que no siempre fue capaz de contener, hicieron a muchos añorar los tiempos de José Bono o Federico Trillo. En la dirección del partido también se hizo un hueco porque el entonces líder, Pedro Sánchez, le metió en su Ejecutiva nada menos que como responsable de Acción Política. López fue, con Luena, Hernando y Meritxel, tal vez el más ‘pedrista’ entre los ‘pedristas’. Abanderó como nadie el ‘no es no’. Y dicen que lo pasó tal mal como el que más en aquel Comité ‘sangriento’ del 1 de octubre. Pero que también, a las pocas horas de la decapitación política del madrileño, comenzó a labrarse la pose de ‘hombre bueno’. De tercera vía. Del único capaz de integrar a los críticos con los nuevos y ‘susanistas’ amos del partido.

El cielo es el límite. ¿El hijo de ‘Curro’… Presidente del Gobierno?

Por ello a nadie le sorprendíó que fuera el primero en dar un paso al frente y presentarse a las primarias. Sánchez está, según parece, que echa las muelas con él. Y ha contado que le llamó solo unas horas antes de presentar su candidatura. López, que será muchas cosas pero en absoluto estúpido, reconoce que le falta aún una larga -y tal vez última- conversación con su exjefe político. De esas de a ‘calzón quitado’. Pero niega haberle traicionado. Y eso que fue quien le convenció para abandonar el escaño si quería volver a optar a la Secretaría General. En los últimos días hace campaña sin denuedo y repite si cesar algo en lo que tiene toda la razón: ‘Si nos seguimos gritando entre nosotros, nadie nos va a escuchar’.

Informaciones, más o menos reservadas, apuntan a que ya hay cerrado un pacto entre Susana y Patxi. López a la Secretaría general y Susana como candidata a la Presidencia del Gobierno. ¿O al revés? Da igual pero, de ser ello cierto, Pedro Sánchez estaría ya muerto políticamente ya para siempre. Y Mariano Rajoy tranquilo en Moncloa durante muchos años.