El asesinato de Khashoggi tira por la ventana la moda de las ‘fake news’

El debate periodístico ha derivado en los últimos tiempos en monólogos interesados contra las ‘fake news’, mal viral para gobiernos como el de los Estados Unidos, que es un país experto en la injerencia internacional y que sin embargo se ha mostrado protestón por las noticias falsas que le perjudican.

La estrategia de la mentira es utilizada desde hace décadas por los grandes anunciantes del papel, pero ahora el nacimiento de los bulos han cambiado en algunas ocasiones de origen. Es por ello que muchos gobiernos han utilizado las ‘fake news’ para recortar libertades, aunque el asesinato de Jamal Khashoggi nos ha despertado del plácido sueño del bulo para mostrarnos la cara real del periodismo.

Una cara desagradable que pone sobre el tapete la falta de escrúpulos de algunos regímenes. En especial el de Arabia Saudí, cuyos servicios secretos presuntamente descuartizaron en el consulado de Estambul al periodista Jamal Khashoggi, muy crítico con la tiranía desde The Whashington Post.

EL GOBIERNO ESPAÑOL SE RETRAE CONTRA ARABIA SAUDÍ

La libertad de presa, por mucho que alguna iluminada diga lo contrario, lo soporta todo. Y la valentía de Khashoggi deja en evidencia la cobardía de muchos gobiernos, temerosos contra Arabia Saudí tras un incidente diplomático que ha removido el tablero internacional.

Khasshoggi
Jamal Khasshoggi, un periodista valiente contra un régimen despótico.

El Gobierno de Alemania ya ha dejado claro que no venderá armas a la tiranía, el Gobierno de España está «consternado», pero no da ningún paso por interés económico (de la mediación de la monarquía al alcalde populista de Cádiz), y hasta Donald Trump muestra una prudencia insólita.

Las reacciones han sido muy dispares, la mayoría inmorales, después de ser conscientes de que se haya denunciado que Khashoggi fue descuartizado por los servicios secretos árabes mientras escuchaban música, infamia que nada tiene que ver con la inocente pela a puñetazos que esgrimió Riad.

MEDIDAS PARA APLACAR LAS PROTESTAS POR EL ASESINATO DE KHASHOGGI

El rey Salman bin Abdulaziz ha destituido a Saud al-Qahtani, íntimo del príncipe heredero Bin Salman, y al subdirector de los servicios secretos del reino, Ahmed al-Assiri. Con estas medidas Arabia Saudí intenta aplacar las protestas internacionales.

El secretario general de Reporteros Sin Fronteras, Christophe Deloire, sin embargo pide mano dura: «Después de que se confirmara la muerte de Khashoggi, esperamos que se mantenga la presión internacional firme, permanente y fuerte contra Arabia Saudí para conocer la verdad sobre el asesinato». Porque cualquier alivio de presión es una licencia para matar al disidente.

ARABIA NO ES UNA EXCEPCIÓN

Reporteros Sin Fronteras desvela que a estas alturas de 2018 hay más crímenes contra periodistas que en todo 2017. Es evidente que en Brasil no llegarán al nivel insoportable de Arabia Saudí, pero el autoritarismo de Jair Bolsonaro pone en jaque la libertad de prensa.

Una de las periodistas más influyentes del país carioca, Miriam Leitao, ya ha pagado las consecuencias con una campaña de mentiras, insultos y amenazas que pretendía desacreditarla afirmando que fue detenida por robo a mano armada, cuando en realidad fue torturada por una dictadura ahora simpática para Bolsonaro.

En Venezuela el director de uno de los diarios más influyentes, Miguel Henrique de El Nacional, está en el exilio y hace unos días explicó en la Universidad de Navarra las dificultades de ejercer un periodismo libre bajo el Gobierno de Maduro.

«Después de que se confirmara la muerte de Khashoggi, esperamos que se mantenga la presión internacional firme, permanente y fuerte contra Arabia Saudí para conocer la verdad sobre el asesinato»

En España la libertad de prensa también está muchas veces condicionada y en los últimos tiempos en Catalunya ha habido dificultades para informar, tal y como denunció Reporteros Sin Fronteras, que puso sobre el tapete las zancadillas que sufrió La Sexta por parte de los hooligans del procés o la agresión a un cámara de Telemadrid en una manifestación unionista.

En Navarra Patxi Zamora, periodista y auxiliar de vuelo, ha perdido su empleo tras más de tres décadas en Iberia porque un alto mando de la Guardia Civil le situó en un entorno «especialmente peligroso», situación que le dejó sin posibilidad de seguir volando. Ahora, con el asunto en los tribunales, los problemas los tienen otros.