Las ‘Kellys’ contra los hoteles: «Como tengas algo que ver con la asociación no te contratan»

En toda competición a contrarreloj existe un tiempo estimado y una serie de obstáculos que superar de la mejor forma posible y en menos tiempo. Así son las jornadas laborales diarias de las Kellys, las camareras de piso, que se encargan de la limpieza de las habitaciones en los hoteles. Un trabajo que se ha convertido en una suerte de competición contra el crono. Pero no este el único de sus problemas.

El Tribunal Supremo ha ratificado la condena a varios hoteles tinerfeños por discriminar salarialmente a sus camareras de piso. El salario base es el mismo para todos, pero los complementos son diferentes. A los camareros de sala, mayoritariamente hombres, les pagan 640 euros, y las camareras de piso, que son mujeres, tan solo 139 euros. Por ello el alto Tribunal ratifica al TSJC que detectó una clara brecha salarial de género.

Miriam Barros, la presidenta de la asociación de las Kellys a nivel nacional, se muestra satisfecha con la sentencia, asegura que era lo esperado y señala como uno de los principales problemas la brecha de género: “siempre hemos denunciado que los pactos son discriminatorios, porque lo que hacen es fijar sueldo muy bajo en el convenio y negociar los pluses de productividad con los comités de empresa”. En dichos comités no están representadas las camareras de piso, sino que están formados por cocineros, camareros recepcionistas, que mayoritariamente son hombres, que buscan tener mayores beneficios. “Nunca se acuerdan de nosotras”, sentencia.

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El siguiente paso según Barros es señalar y denunciar a todos los hoteles que tienen estos pactos discriminatorios en Tenerife, que continúan siendo muchos, “abogamos por un salario igual para todos, independientemente de si somos camareras de piso o de sala”, matiza.

La jornada laboral de estas mujeres no es fácil. Tienen contratos de ochos horas, de las cuales utilizan una para limpiar zonas comunes y tienen media hora para comer. Con el tiempo restante, aproximadamente seis horas y media, tienen que cumplir un parte de trabajo, de obligado cumplimiento, que exige la limpieza de entre 21 y 25 habitaciones, eso da una media de unos 10 minutos por habitación, de un cliente que está hospedado en el hotel, y alrededor de 45 minutos para la limpieza de una habitación que tiene que quedar lista para un cliente nuevo.

“Nunca hay un tiempo matemático establecido, depende de muchos factores, no sabes cómo va a estar una habitación cuando entras”. Uno de los elementos más determinantes es el tipo de turismo, Lanzarote es un destino de gente más mayor, y eso facilita la tarea de limpieza. En Las Palmas y en Tenerife hay más movimiento, el turismo es más joven y eso suele conllevar una mayor dificultad a la hora de cumplir con los tiempos reglamentarios. Para Barros existe una excesiva carga de trabajo que lleva consigo un problema de calidad: “lo que se está vendiendo está lejos de la realidad, pero no por nuestra culpa, es que no tenemos tiempo físico para hacerlo mejor”, asegura.

LOS PRINCIPALES OBJETIVOS DE LAS KELLYS

Entre sus reivindicaciones están en primer lugar, el reconocimiento de las enfermedades musculo-esqueléticas como consecuencia de la actividad laboral. De momento han conseguido que se reconozcas las patologías de la parte superior del brazo. En segundo lugar, la reducción de la edad de jubilación, ya que consideran que, con 25 años cotizados, 15 de ellos en este empleo, con más de 60 años las mujeres no pueden desempeñar bien su trabajo. Y, en tercer lugar, el incremento del número de inspectores de trabajo, algo que ya consiguieron cuando comenzaron a asociarse, y que es básico para que se cumplan sus exigencias.

Alrededor de 4000 mujeres en España componen la asociación de las Kellys, y el próximo jueves, 15 de noviembre, van a celebrar su primer congreso en Tenerife. Además, su labor en el mundo del activismo se ha plasmado en un documental que se presentará el próximo 27 de noviembre, en Madrid, y recogerán el premio Charter 100 en Gran Canaria, el 29 de este mes.

La asociación tiene muchos procesos judiciales abiertos, a pesar de que su activismo les cuesta muy caro ya que muchos hoteles se niegan a contratarlas. “Como tengas algo que ver con el colectivo de kellys ya no te contratan. A las mujeres que están externalizadas y tienen contratos por semanas o meses les rescinden los contratos si las ven en los medios”, asegura la presidenta de las Kellys en Tenerife.

Miriam Barros es una de las mujeres que decidió dar la cara, cansada de la situación en las que se encontraban, tanto ella como el resto de sus compañeras. La avalancha de denuncias y su perseverancia han propiciado cambios en los convenios y muchos pasos hacia delante. En sus más de 20 años en hostelería nunca vivió un trabajo tan duro como el que está desarrollando ahora. “Todos duros pero el de camarera de piso mucho más”. Gracias a mujeres como ella sus reivindicaciones han salido del ostracismo.