José Miguel Abril, el turolense que pone alma a las esculturas

Una pizca de corazón, un toque de inspiración y una buena ración de entrega. Esos son algunos de los ingredientes, que junto al cincel y el martillo, dan forma a las creaciones del escultor José Miguel Abril. Nacido en Alcañiz (Teruel) hace 45 años, este artista descubrió que quería dedicarse a la escultura a los 16 años y desde entonces no ha dejado de luchar para alcanzar su sueño.

Sus obras se han presentado en museos de París, Nueva York o Berlín, aunque el trabajo más importante para él se ha desarrollado en España. Abril ha formado parte del proyecto arquitectónico de la Sagrada Familia, ha inmortalizado la esencia Marc Márquez en el circuito de Moto GP aragonés y ha expuesto su arte en varios rincones de su Aragón natal. Ahora está a la espera de nuevas aventuras que le permitan entregarse en cuerpo y alma a su mayor pasión, la escultura.

¿Cómo se sintió cuando le propusieron realizar los premios Fundación Marqués de Oliva para la gala de MERCA2?

La verdad es que fue una grata sorpresa. Es siempre importante para un artista la publicidad. Uno cuando lanza un mensaje lo esencial es que sea recibido y a cuántas más personas llegue, mejor. Por eso yo creo que realizar estos premios, que tienen una gran repercusión, es importante y para mí fue un gran honor.

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Premios Fundación Marqués de Oliva para la gala de Merca2

¿Cómo planteó las figuras? ¿Cómo se le ocurrió darle esa forma?

La verdad es que tenía un bloque de alabastro azul, porque es una variedad menos conocida, pero es una piedra muy bonita, sobre todo por la luminosidad que tiene. Entonces me pareció buena idea usarlo. A la hora de realizar la escultura, el bloque de alabastro era muy grande para el tamaño del premio por lo que decidí partirlo en dos. El efecto de dividirlo me pareció muy interesante porque del mismo corazón de esa piedra surgieron dos elementos que iban a ir una parte del mundo distinta, pero que de alguna manera iban a estar conectados. Es algo poético.

El desarrollo de las dos piezas es algo muy subjetivo para mí. Aunque tenga algo preconcebido en la cabeza, me voy dejando llevar y lo voy elaborando a medida que avanza el proyecto. Cuando trabaja el subconsciente es cuando se ve el corazón libre del artista. Esta es la forma de trabajo que tengo. Es un reto entre el material y yo y lo hago de manera puramente intuitiva.

Su obra fue vista por gente muy importante dentro panorama político nacional e internacional. De hecho, los dos políticos que recibieron el galardón, el expresidente colombiano Álvaro Uribe y el candidato a la presidencia de Ecuador, Guillermo Lasso, tienen mucha relevancia a nivel internacional, especialmente en Latinoamérica. ¿Espera que su obra sea conocida allí también?

Sí, por supuesto. Todo influye. Además, aunque suelo trabajar más a nivel nacional, también he realizado varios trabajos en distintos países. Años atrás he participado en exposiciones y ferias en París, Holanda y Nueva York, entre otras.

¿Actualmente tiene prevista alguna exposición?

Me gustaría preparar entre este año y el que viene un nuevo proyecto. En España es complicado prepararlos cada año porque la escultura conlleva unos gastos más pesados porque necesita infraestructuras y logística, con espacios mayores para trabajar. El coste de las piezas, el embalaje y transporte también es elevado, por ello me gustaría hacer más exposiciones de las que hago. Y para eso es importante la publicidad para aumentar las ventas. La última que hice fue en el Museo de Huesca, una exposición individual que me propuso el Gobierno de Aragón.

En esta exposición, la del Museo de Huesca, además de esculturas también había pinturas realizadas por usted, ¿qué disciplina le apasiona más?

Cada una aporta cosas diferentes. Para mí la escultura es un pensamiento que lo puedes tocar. Son las tres dimensiones. El pensamiento del artista hecho realidad. La escultura es un proceso más pausado y meditado que la pintura que yo hago. El acto de pintar es mucho más espontáneo y te aporta ese desahogo del momento cuando quieres expresar y soltar tus deseos rápidamente. Pero igualmente cualquier medio artístico es importante para un artista y aportan algo los dos.

¿Qué trabajo sería un sueño para usted?

Me apasiona la escultura en grandes dimensiones. Quizás mi sueño sería poder realizar una exposición de grandes formatos y en una ciudad importante.

Precisamente de un gran formato es la escultura que realizaste para el campeón de Moto GP, Marc Márquez, ¿qué supuso para usted hacer un trabajo con tanta repercusión mediática?

Eso fue un trabajo super mediático porque salimos en todos los periódicos deportivos del mundo. La verdad es que fueron meses de mucho trabajo en el proyecto y tuvo mucha dificultad por su tamaño y por la integración de elementos propios del motorista. Pero tanto el proceso de trabajo, como la colocación que tuvo en el circuito y luego ya la inauguración lo recuerdo como una experiencia fabulosa.

Estás actualmente trabajando en tu ciudad, en Alcañiz, en la creación de tres figuras que sustituyen a tres gárgolas del siglo XIV, ¿cómo te sientes al ser reconocido en tu tierra y tener la misión de hacer un trabajo con tanta responsabilidad histórica?

Es muy importante. Hoy en día los artistas buscamos más las galerías, las ferias o los museos, etc., que son generalmente espacios muy bulliciosos, con mucha gente. Sin embargo, poder aportar algo en un edificio medieval, donde posiblemente no se hubiera retocado nada en más de 500 años y poder poner piezas tuyas, sustituyendo a otras que llevaban allí siglos es una oportunidad única que no tiene todo el mundo. Hay que ser muy respetuoso con el espacio en el que van a ser representadas, pero tienes que conseguir que el sitio gane con tus piezas. Era un reto importante y no es fácil hacerlo.

¿Cuándo supo que quería ser escultor?

Desde muy pequeño se me dio muy bien dibujar. De hecho, gané un concurso en Teruel y el premio era ir a la escuela de Artes y Oficios y recuerdo que cuando llegué allí, sin tener la edad, dibujaba al mismo nivel que el resto de estudiantes. Luego con 16 años aprendí el oficio de la cantería y conocí la piedra. Comenzar a tocar las tres dimensiones con lo que ya sabía de dibujar fue un encuentro bastante favorable. Pero no fue hasta un viaje a Roma cuando me di verdaderamente cuenta lo que era la escultura y ahí me cambió la perspectiva y me dije “yo quiero hacer esto”. A partir de entonces empecé a prepararme y todas esas inquietudes me hicieron investigar y desarrollar mi pasión. Ha sido todo de una manera autodidacta.

¿Cómo elige el material para realizar sus esculturas?

Muchas veces se hace por cercanía o comodidad, aunque depende del trabajo en cuestión. En el caso del alabastro es una piedra que se considera semipreciosa y casualmente en el área del bajo Aragón se extrae y comercializa el 80 % que hay en el mundo. Por ello, desde el primer momento, he tratado de adaptar la materia prima de la zona, con la belleza que contiene, a la escultura. De alguna manera ha sido una batalla personal el promocionar un material un poco desconocido en el sector de la escultura.

Pero otras veces el tipo de obra te condiciona la elección. Por ejemplo, hace un año el Gobierno de Aragón me encargó el busto del modisto Manuel Pertegaz porque se celebraba el centenario de su nacimiento y lógicamente ese trabajo tiene que hacerse en bronce.

¿Cuál es la pieza de la que más orgulloso se siente?

Eso es como si le dices a un padre a cuál de sus hijos quiere más. No sé, cada pieza se ha hecho en un momento en el que yo vivía unas cosas y cada una de ellas te recuerda a una etapa diferente. Quizá la pieza más espectacular y la que despierta el mayor interés de la gente es un toro de alabastro, que está hecha casi a tamaño real e impresiona verla en un material como este. Además, si tiene una buena iluminación gana muchísimo por las aguas que hace la piedra y parece que flota a pesar de que pesa muchos kilos. Siempre que hemos llevado la pieza a las exposiciones es con la que más se ha fotografiado la gente y es quizás a la que más cariño le guarde.

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Toro de alabastro, realizado por José Miguel Abril

¿Y la que más le ha costado hacer?

Precisamente esa pieza fue una de ellas. Aunque no ha habido ninguna que se me haya atascado. Eso sí, uno de los retos más complicados para un artista es por ejemplo, como en el caso del busto a Manuel Pertegaz, cuando tienes que realizar el retrato de una persona. Cualquier detalle te cambia la cara y en escultura esto se complica, porque además el primer cometido de un busto es que se parezca. Y es aún más reto hacerlo cuando no conoces personalmente al representado y tienes que estudiar su imagen, personalidad, etc. a través de fotografía. Este fue un reto importante y quizás donde he tenido más tensión trabajando.Finalmente todo salió muy bien.

¿Cómo se ve en el futuro?

Me gustaría que mi trabajo tuviera la salida por la que he estado luchando durante muchos años. Yo he conocido a muchos compañeros que han tirado la toalla por el camino porque es muy duro ser artista en este país. Yo tengo la suerte o la capacidad, por decirlo de alguna manera, de que mi trabajo alternativo me permita financiarme y que esté relacionado con el tema artístico y la piedra, ya que muchos de mis compañeros tenían empleos totalmente alejados de este mundo y finalmente se han acabado agotando y no han podido desarrollar sus trabajos.

Es una profesión difícil, pero cuando te salen encargos como el de MERCA2 a uno le da ánimo y fuerza para volver a afrontar todos los problemas que se te presentan y te dan ganas de continuar. Mi futuro espero que dentro de muy poco no necesite de ese trabajo alternativo para poder dedicarme en cuerpo y alma a mi obra. Eso es lo que más deseo.