Javier Hidalgo: el ‘enfant terrible’ liquida Air Europa para hacerse de oro

Lleva poco más de dos años al frente de Globalia y ya le ha dado la vuelta al grupo como un calcetín, llevando las finanzas del imperio familiar a una holgada situación y acometiendo una reestructuración –de negocio y directivos– que han impulsado la marca que fundó su padre. Justo ahora, cuando nadie esperaba grandes sorpresas para cerrar el año, Javier Hidalgo, el enfant terrible de la familia que vendió Pepephone por 158 millones de euros, ha vuelto a demostrar que tiene buen olfato para las operaciones corporativas. La venta de Air Europa por 1.000 millones de euros garantiza un futuro sin problemas para toda la familia, aunque supone desmembrar Globalia poniendo en riesgo su futuro.

Desde que volvió a la empresa familiar para ser el consejero delegado, Javier Hidalgo dejó claro que su estrategia pasaba por recuperar la senda del beneficio, modernizar la compañía y aumentar su peso en el capital del grupo. Escogió Air Europa y los hoteles de Be Live para que fueran la punta de lanza de la nueva Globalia, apostando por una creciente internacionalización y estableciendo alianzas estratégicas con otras aerolíneas, como Air France–KLM y Ryanair.

El trabajo dio sus frutos y en 2017 el grupo logró un beneficio neto de 17,8 millones de euros, que fue triplicado el ejercicio posterior, al cerrar con unas ganancias de 48,7 millones.

Muchos se preguntan hasta qué punto es viable Globalia sin la aportación de Air Europa aunque para conocer el futuro del grupo habrá que esperar al menos un año, porque existen muchas dudas sobre el veredicto de las autoridades de competencia. Para comprender esta incertidumbre basta un dato: IAG (empresa resultado de la unión de Iberia y British Airways) controlaría más del 75% de la cuota de mercado en los cinco mayores aeropuertos españoles si compra finalmente la aerolínea de la familia Hidalgo. 

Con esta operación, el CEO de Globalia ha demostrado que bajo esa pose de ejecutivo gamberro amante de las fiestas y de las bellas mujeres hay un directivo eficaz que sabe lo que quiere y el camino para conseguirlo. Su padre siempre ha supervisado las decisiones que tomaba el hijo pródigo pero en los últimos tiempos le deja hacer y deshacer casi a su antojo, porque sabe que tenía madera. De tal palo tal astilla, porque Juan José Hidalgo –Pepe para los amigos– ha sido un emprendedor como pocos en España, de esos que comienzan sin nada y acaban forjando un imperio para él y sus descendientes.

LA RUPTURA CON SU PADRE Y EL RETORNO DEL HIJO PRÓDIGO

Ya nadie se acuerda de los tiempos en los que padre e hijo apenas se dirigían la palabra. Y es que el fundador siempre ha tenido una relación complicada con su prole, Javier, Cristina y María José, a los que llegó a despedir por carta porque no le gustaba su actitud ni su falta de implicación profesional. Al final todo se quedó en una bajada de sueldo y un toque de atención. El actual CEO de Globalia vendió sus acciones a Abel Matutes, se embolsó 36 millones de euros, cruzó el charco y se fue a Miami a disfrutar de su fortuna.

El pelotazo de Pepehone y el acercamiento a su padre dio un giro de 180 grados a la situación de Javier Hidalgo, que recibió el respaldo indispensable para ser el consejero delegado, una figura que hasta septiembre de 2016 no existía en Globalia. Poco a poco el ejecutivo se centró en recuperar el terreno perdido y fue comprando paquetes accionariales de la empresa familiar, hasta lograr el 17% que ostenta en estos momentos. 

Así, a la chita callando, fue abandonando las portadas de la prensa rosa y protagonizando artículos en los periódicos salmón. Su relación con Sol González, ex pareja y madre de su hija Camila, es muy buena y pasan juntos fiestas familiares; como la tradicional Nochevieja que los Hidalgo organizan cada año y que en 2018 celebraron en Punta Cana, uno de los retiros preferidos del fundador salmantino de Globalia, para quien República Dominicana es una segunda patria.

DE EEUU A LAS TRIPAS DE LA EMPRESA FAMILIAR

Javier Hidalgo se formó en Estados Unidos, donde se licenció en Administración de Empresas por la Universidad de Pepperdine, una institución cristiana situada en California, en la zona de Malibú. Al terminar la carrera hizo un Máster Ejecutivo en UCLA y, al volver a España, su padre le situó en las tripas de la empresa familiar, donde ocupó diversos cargos hasta que llegó al puesto de director general. Era enero de 1999, todavía existían las torres gemelas en Nueva York, el euro acababa de nacer y los directivos del sector turístico no sabían que en pocos meses se enfrentarían a la mayor crisis de su historia.

Quienes trabajan a su lado saben que la gran facultad de Javier Hidalgo es la de saber compaginar como nadie el divertimento con el laboro. Como buen gestor de equipos establece las líneas generales de actuación y deja a los profesionales de cada ramo que ejecuten los detalles. Quizás por eso lo primero que hizo cuando llegó al sillón de CEO fue replantearse la estructura directiva y poner a gente de su confianza.

El encaje con sus hermanas nunca ha sido sencillo, como sucede en toda empresa familiar –y si no fíjense en el ejemplo de El Corte Inglés–, destacando dos puntos de fricción sobre el resto: la salida a Bolsa de la compañía y la lucha por el trono del fundador.

MOTOR, GOLF Y PÓKER, AFICIONES DE UN DIRECTIVO «GAMBERRO«

Durante su corta vida (no ha cumplido todavía los 50 años) ha recorrido medio mundo visitando numerosas playas exóticas –casi siempre acompañado– y ha llegado a cometer excentricidades como la de fletar un avión para ver torear a José Tomas en Nimes. Es muy amigo de Alfonso de Borbón y de su pareja Eugenia Silva, con los que compartió una nochevieja en Kenia tres meses después de haber sido nombrado consejero delegado.

Si finalmente se produce la venta de Air Europa Javier Hidalgo habrá matado dos pájaros de un solo tiro. Por un lado asegura el futuro de todo el clan por varias generaciones, al mismo tiempo que da carpetazo al principal elemento de conflicto con su hermana Cristina: la gestión de la aerolínea que hasta ahora ha sido el santo y seña del grupo. 

Todo parece indicar que podrían continuar las desinversiones, aunque hay voces que consideran viable a Globalia sin el negocio aéreo y que incluso apuntan a posibles alianzas con otros operadores de viajes. En todo caso, lo que parece innegable es que Javier Hidalgo es el amo en el cortijo. Y la verdad es que se lo ha ganado.