La intolerancia ante lo intolerable socarra a The New York Times

Utilizaremos vuestras libertades para destruiros». Este texto de un panfleto oriental es el carbón que necesitan millones de racistas occidentales, en realidad clasistas occidentales, para exigir regulaciones involutivas en Europa y Estados Unidos.

¿Y la izquierda? Pues parte de ella anda pidiendo majaderías: censuras a cuadros del siglo XVII o comenzar a vestir hábitos para censurar ‘Lo que el viento se llevó’ por xenófoba o no sé qué film más por machista.

The New York Times está viviendo el debate sobre la libertad de expresión o sobre la tolerancia hacia los intolerantes con especial virulencia a nivel interno. Y es que su jefe de Opinión dimitió en junio tras permitir la publicación de un artículo en el que un senador ‘trumpista’ exigía movilizar el Ejército ante las protestas por el salvajismo policial contra las personas negras.

APRIETO PARA THE NEW YORK TIMES

El senador republicano invocó a una Ley de Insurreción aprobada hace más de dos siglos para aplacar a los manifestantes que protestaban porque el bueno de George Floyd murió por asfixia, en realidad por racismo, mientras estaba bajo la custodia policial.

El jefe de Opinión de The New York Times ni siquiera se había leído la pieza que salió publicada y dimitió. El editor del diario que es ‘la Biblia’ para la progresía mundial, asegura que los cambios que ha conllevado este cambio «marca un retroceso de la responsabilidad del Times de ayudar a las personas a comprender una variedad de voces en toda la amplitud del debate público».

«Ese papel es tan importante como siempre lo ha sido. Somos una nación polarizada cuya comprensión compartida del mundo se ha fracturado. El Times, y el periodismo en general, desempeña un papel esencial para dar sentido a este momento, luchando con la historia que nos ha traído aquí y ayudando al público a trazar un camino a seguir«, añadió.

POLARIZACIÓN

The New York Times se está granjeando muchos enemigos entre la derecha estadounidense, que se erige en defensora de las libertades cuando ellos son los máximos garantes de que las mismas no avancen.

La izquierda, con el doloroso recuerdo de la permisividad que logró Hitler en su ascenso al poder, también puede confundirse en estos momentos y apostar por un puritanismo censor que en muchas ocasiones no lo justifican ni las bravuconadas de Trump o Bolsonaro.

EL THE NEW YORK TIMES SE LEE EN ESPAÑA… CUANDO CONVIENE

Sea como fuere, el emblemático periódico ‘yankee’ sigue siendo ejemplar respecto a la cortesana prensa española. Y es que The New York Times al menos sí que parece haberse atrevido ante los escándalos monárquicos españoles que son silenciados por el papel autóctono, más pendiente de especular sin pruebas sobre la presunta ‘cara b’ de Podemos.

NYT decía hace dos años sobre la institución dinástica que «ni las tradiciones monárquicas ni la atención educativa que reciben los herederos garantizan que el cargo pase siempre a una persona con suficiente capacidad intelectual o moral. Lo contrario es más probable: que el trono sea ocupado, tarde o temprano, por alguien incompetente o corrupto”.

Algunos sectores españoles, según el diario, «ven las consultas como un ataque al corazón del Estado español. En realidad, harían bien en aceptar el envite: la monarquía necesita un referéndum para garantizar su continuidad a largo plazo y renovar su legitimidad democrática».

Y por ello invitaban a Zarzuela a «huir del hermetismo que promueve su entorno más conservador y reanudando el impulso reformista de sus comienzos, abrazando incluso la idea de que al final su futuro sea decidido en un referéndum». Un texto así no se lee en un diario de papel español desde hace noventa años…